Sembrando futuro: historias de resiliencia de jóvenes migrantes en Chiclana

La Fundación Esperanza en Acción se alza como un refugio de apoyo que ofrece alojamiento y ayuda a aquellos que buscan nuevas oportunidades

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Dos jóvenes migrantes preparando la caja de verduras destinadas a los socios de la Fundación
Dos jóvenes migrantes preparando las cajas de verduras destinadas a los socios de la Fundación / D.C.

En un mundo definido por la migración masiva y las crisis humanitarias, numerosos jóvenes se hallan en condiciones de vulnerabilidad social, confrontando desafíos en su afán por encontrar nuevas oportunidades y mejorar su calidad de vida. Como destaca José González Díaz, fundador y promotor de la Fundación Esperanza en Acción de Chiclana, "la mayoría de estos jóvenes procedentes de Marruecos y países subsaharianos se enfrentan a diversos obstáculos, que van desde la adaptación a un nuevo estilo de vida y cultura, hasta la incertidumbre constante que experimentan al no poder iniciar su actividad laboral durante al menos dos años. Asimismo, la barrera idiomática también se erige como un reto considerable".

Estos jóvenes, a menudo invisibles para la sociedad, quedan atrapados en un limbo legal y social que amenaza su bienestar. Es por ello que la Fundación Esperanza en Acción, ubicada en el entorno rural de Chiclana, se alza como un torreón de apoyo para estos. Con su dedicación y compromiso, esta entidad ha establecido un refugio vital que ofrece alojamiento y esperanza a aquellos que buscan un nuevo comienzo lejos de sus hogares.

José González y Rocío Martínez junto a usuarios y voluntarios de la Fundación
José González y Rocío Martínez junto a usuarios y voluntarios de la Fundación / D.C.

“Nuestra labor proporciona un beneficio incalculable a los jóvenes que enfrentan la angustia de vivir en las calles. Al ingresar en nuestro refugio, encuentran un lugar donde se satisfacen sus necesidades básicas. Nos hemos dedicado intensamente a brindarles un ambiente que simule una familia, así como una red de apoyo donde puedan sanar las heridas del pasado y encontrar consuelo en las experiencias difíciles que han atravesado”, comenta el fundador de la organización, quien añade que “queremos infundirles la idea de que aún en medio de las adversidades, existen personas bondadosas y un futuro lleno de posibilidades”.

La Fundación nace en septiembre de 2019 de la mano de José González y su esposa, Rocío Martínez, acompañados de 15 voluntarios y más de 120 familias asociadas. “La semilla de nuestra iniciativa germinó cuando mi esposa y yo nos planteamos ser familia de acogida para niños cuya tutela había sido retirada por la Junta de Andalucía, ofreciéndoles un hogar temporal. Al profundizar en esta problemática, nos dimos cuenta de la existencia de otra realidad: la de jóvenes migrantes, conocidos como MENAS, que enfrentan situaciones de vulnerabilidad social. Fue entonces cuando decidimos transformar nuestra idea de ser una familia de acogida en un proyecto capaz de brindar ayuda a este colectivo”, declara el promotor.

Voluntario y jóvenes pasando el día en las instalaciones de la Fundación
Voluntario y jóvenes pasando el día en las instalaciones de la Fundación / D.C.

Con el objetivo de crecer como ONG y llegar a un mayor número de personas, han desarrollado un modelo original e innovador conocido como ‘La Petite’ basado en el principio "dar y recibir". Se trata de una iniciativa social que utiliza la agricultura ecológica como herramienta de apoyo, centrándose en cuatro áreas fundamentales: solidaridad, salud, sostenibilidad y educación. José González explica que “la apuesta por la agricultura les permite producir una caja de verduras que regalan a sus colaboradores, promoviendo así la idea de circularidad que refleja sus valores de cuidado del medio ambiente y la alimentación saludable”, resaltando que “ gracias a estos talleres los jóvenes pueden establecer lazos sociales que promueven la inclusión, la colaboración y la participación activa de todos los involucrados”.

Asimismo, implican activamente a los jóvenes migrantes en el sostenimiento y construcción del propio proyecto, en consonancia con el eslogan ‘La esperanza eres tú’. “Creemos que uno de los principales problemas que enfrentan las personas es la escasa valoración personal. Desde nuestro punto de vista, la falta de implicación no se debe a la falta de solidaridad de las personas, sino más bien a la creencia errónea que siempre habrá alguien más dispuesto a tomar la iniciativa en su lugar, evadiendo así su responsabilidad. Es fundamental que las personas comprendan que su contribución puede marcar la diferencia para aquellos que enfrentan dificultades. Por lo que, cualquiera que tenga interés en ayudar, les guste el entorno rural y comparta nuestros valores de sostenibilidad y vida saludable, es bienvenido a nuestra fundación”, comenta José González.

Cajas de verduras ecológicas cultivadas en el huerto de la entidad
Cajas de verduras ecológicas cultivadas en el huerto de la entidad / D.C.

De cara a 2025, la Fundación tiene la intención de establecer un espacio gastronómico que utilice productos de la huerta local, permitiendo generar empleo en el sector de la hostelería. Además, buscan expandir las plazas de alojamiento mediante la creación de un albergue con capacidad para al menos 20 personas.

Finalmente, José González expresa su gratitud por la participación activa del Ayuntamiento de Chiclana, así como por la colaboración de los Servicios Sociales y la Delegación de Educación en todas las actividades desarrolladas a lo largo de los años.

Detrás de cada puerta del refugio hay una historia de coraje y resiliencia. Desde jóvenes que huyen de la violencia y la persecución en sus países de origen hasta aquellos que buscan oportunidades de empleo y educación, cada residente encuentra en la Fundación Esperanza en Acción un lugar donde pueden comenzar de nuevo y perseguir sus sueños con esperanza renovada.

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