Chiclana merece su sitio

La media de edad en el municipio es de 40,9 años.
José María Román - Alcalde de Chiclana

05 de octubre 2024 - 07:00

El pueblo en que nací tenía 21.947 habitantes. Hoy, la ciudad en la que vivo cuenta con 91.475 de padrón municipal. En el mismo periodo, Cádiz ha pasado de 114.951 a 112.077 habitantes; El Puerto de Santa María, de 35.610 a 90.197; San Fernando, de 47.423 a 94.0762 habitantes. Puerto Real de 18.108 a 42.042.

Se le tiene mucho cariño a Chiclana, ese pueblo de gente afectuosa, cercana, trabajadora, pero de un tiempo para acá, tras la crisis del ladrillo, hay mucho amor y poca acción por parte de la administración que tiene la mayor parte de las competencias para la prestación de los servicios públicos.

Servicios sanitarios, educativos e infraestructuras han ido creciendo en estas localidades en favor de las grandes ciudades respecto a los pueblos pequeños, sin tener en cuenta que algunos dejaron hace tiempo de serlo. Y ese tratamiento, a pesar de la tozuda realidad que muestran los datos, se nos sigue aplicando en el último lustro, de modo que no se desarrollan nuevos equipamientos, a pesar del demostrado potencial que representa Chiclana.

Una realidad incontestable: la ciudad que más crece en la Bahía tiene menos institutos de secundaria y menos centros de salud que ciudades de la provincia que cuentan con mucha menos población.

La Bahía de Cádiz, ese espacio tan singular y mágico, acoge ciudades con mucha historia, que han sido bendecidas por las administraciones para albergar industrias principales.

Por contra, los chiclaneros y chiclaneras nos criamos aprendiendo a buscarnos la vida y teníamos a esos hombres de la bicicleta que iban a Cádiz a ganar el jornal o aquellos que limpiaban con granalla las cisternas de los grandes buques. Nunca nos cayó nada de arriba, del cielo. Todo ha sido trabajado, día a día y hora a hora. Un esfuerzo titánico que ha permitido, en los últimos 30 años, la transformación de este pueblo trabajador en ciudad pujante.

La administración local, con la implicación del tejido empresarial y social, ha construido una nueva Chiclana en este tiempo. Una ciudad más agradable, con plazas públicas para el encuentro que no existían, aparcamientos subterráneos y en superficie para sacar los vehículos del centro, nuevas carreteras con carriles bici, equipamientos culturales, instalaciones deportivas, con la adquisición municipal de espacios verdes como salinas y pinares y un desarrollo de un modelo turístico, que se ha convertido en motor de la economía local y provincial y en referente andaluz.

Hoy, la Bahía de Cádiz precisa de un nuevo plan de ordenación en cuanto a la demografía de sus ciudades y su desarrollo y servicios. La planificación debe hacerse en el contexto que estamos viviendo, no desde lo que la memoria y la tradición nos dice. De lo contrario, estaremos condenando y ordenando el futuro en contra de los movimientos poblacionales que se están produciendo e invirtiendo en supuestos espacios de oportunidad alejados de la realidad que las nuevas generaciones van plasmando en el día a día.

Mientras tanto, continuaremos en lucha, como dice esta letrilla...

‘Y un niño con una pala

quitando barro con ganas

a su madre le decía

no llores tú, madre mía

y arriba siempre Chiclana’.

 

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