La ciudad amable se abre paso en Chiclana
Chiclana
Chiclana ya tiene delimitada su Zona de Bajas Emisiones, que comprende 27.000 metros cuadrados del casco histórico. El municipio se encamina a un nuevo modelo de movilidad
“La estación de autobuses y el carril bici del río Iro serán una realidad a lo largo del otoño”
Chiclana limitará la circulación de vehículos en una Zona de Bajas Emisiones
La carretera del Molino Viejo pasará a convertirse en una avenida urbana
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada diez personas respiran aire altamente contaminado. De hecho, la Agencia Europea de Medio Ambiente calcula que más de 20.000 muertes prematuras al año en España se deben a la mala calidad de este y señala como principal responsable el modelo de movilidad y transporte en el entorno urbano.
Para reducir esta contaminación asociada al tránsito de vehículos, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética de 2021 contempla la creación durante 2023 de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en todas las localidades españolas con más de 50.000 habitantes.
Por supuesto, Chiclana no es una excepción. Con más de 89.000 habitantes, es una de las 149 ciudades del país que han de adaptar su movilidad a esta nueva legalidad. Para ello, su Ayuntamiento ha destinado a la primera fase de esta iniciativa 4,6 millones de euros, de los que 1,2 son de aportación municipal y 3,4 proceden del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y los fondos Next Generation de la Unión Europea.
Y cuando faltan menos de tres meses para que finalice el plazo, la ciudad tiene todo preparado para la implantación de esta ZBE. Sin embargo, el planteamiento de su Ayuntamiento no solo se ha circunscrito a establecer este espacio, como está ocurriendo en otras localidades. Chiclana ha ido más allá. Ha puesto en marcha un ambicioso proyecto, con el que aspira a convertirse muy pronto en una ciudad amable, más saludable, eficiente, sostenible y justa.
En definitiva, el Consistorio trabaja en todo un nuevo modelo de movilidad, que incluye infraestructuras que favorecen el transporte público, la construcción de nuevos aparcamientos, la puesta en marcha de un sinfín de medidas para favorecer el uso de transportes alternativos al coche, como la bicicleta, y fomentar la peatonalización. Esto sucede en un momento muy relevante de la historia de Chiclana, cuando está experimentando un aumento de población irrefrenable, que la sitúa como la ciudad que más crece de la provincia de Cádiz. “Chiclana que era un pueblo de 20.000 habitantes cuando yo nací, hoy es una ciudad de 90.000 personas empadronadas y una población media asistida de 140.000”, así reflejaba este fenómeno poblacional su alcalde, José María Román, en una reciente entrevista publicada en este periódico.
El primer paso para la entrada en funcionamiento de esta Zona de Bajas Emisiones ya se ha dado. Su espacio está dibujado y comprende un amplio entorno del centro histórico: desde la calle San Antonio (norte) hasta la calle Agustín Blázquez (sur) y desde la calle San Félix (oeste) hasta la calle Convento (este), abarcando de este modo gran parte de El Lugar y una pequeña fracción de La Banda, que linda con la Alameda del Río.
Para regularla, el Ayuntamiento prevé aprobar antes de que acabe el año una ordenanza al respecto. Ese texto es clave, por cuanto es el que fijará la letra pequeña para determinar su ‘modus operandi’. De tal manera que, posiblemente, contemple su control y gestión, incluido el acceso, circulación y estacionamiento de vehículos conforme a la clasificación contaminante de los mismos, una clasificación que viene dada por la Dirección General de Tráfico (DGT). Desde el propio Consistorio se apunta que esta “será lo más flexible posible dentro del cumplimiento de la normativa”.
Además, la ZBE viene acompañada de una serie de medios para impulsar su cumplimiento. Así y, en paralelo a la norma, se trabaja en la instalación de equipos de control, unos trabajos que comenzaron en abril de 2023 y está previsto que finalicen a principios de 2024.
Esta actuación incluye, entre otras, la colocación de 56 cámaras de control de tráfico con lectura de matrículas. Un buen número de ellas irá destinado a vigilar la entrada y salida de vehículos en el espacio delimitado del centro histórico y otro estará en los accesos más importantes al municipio: Avenida del Mueble, Carretera de Medina, Las Lagunas, Polígono de Pelagatos, Carretera de la Loma, Avenida de los Descubrimientos y en las carreteras del Molino Viejo, La Barrosa (Los Gallos) y Sancti Petri.
Esta operación también dispondrá de tres estaciones para medir la calidad del aire, que irán acompañadas de paneles con mensajes sobre el estado de este, y pasos de peatones iluminados, tanto en el pavimento como en señales verticales, algunos de los cuales ya están funcionando. El Ayuntamiento también ha adquirido un equipamiento hardware para el centro de control de la Policía Local y un software para la gestión y control del sistema. El plan también recoge la creación de una web y una APP para mantener informada a la ciudadanía.
Independientemente de las restricciones para circular por esta supermanzana de 27.000 metros cuadrados y los distintos sistemas de vigilancia, la hoja de ruta diseñada para esta primera fase de la ZBE también contiene, en concordancia con el nuevo modelo de movilidad que se está ejecutando,cambios en la modalidad del transporte y un reacondicionamiento de calles y avenidas, con las que se aumenta la peatonalización, amplían las aceras y calma la velocidad de la circulación en la ciudad.
En este sentido, ya se encuentra finalizada la reurbanización de la calle Fierro, una actuación, financiada por la Unión Europea, que ha permitido mejorar el estado de esta céntrica vía de Chiclana y su incorporación a la plataforma única que conforma su centro histórico. Asimismo, se facilita el tránsito de peatones y conductores por una calle incluida en el primer anillo de tráfico rodado alrededor de la zona peatonal.
En el mismo estado se halla la reurbanización del tramo sur de la nueva avenida del Molino Viejo, que contó con un presupuesto de 335.000 euros y que se ciñó a la parte que discurre entre la rotonda del Consorcio y la rotonda del camino del Sotillo, en Aldea del Coto. Esta ha supuesto una importante mejora en una vía de conexión esencial entre el centro de Chiclana y la zona de la costa.
A punto de culminar está el intercambiador de transportes Río Iro que, con 1,2 millones de euros con cargo a los fondos Next Generation, consiste en la edificación de una gran marquesina que engloba todo el espacio de paradas de autobuses y venta de billetes. Albergará seis dársenas y una parada de taxis para diez vehículos.
Junto a este, el Ayuntamiento programa reurbanizar la zona de aparcamientos en la misma calle Paciano del Barco, con capacidad para unos 120 vehículos. Esta obra tiene un coste de 300.000 euros y se llevará a cabo gracias al ahorro generado en las licitaciones de las además intervenciones.
Este conjunto de infraestructuras se completa con la construcción de una pasarela ciclopeatonal sobre el río Iro. En concreto, se situará entre las calles Ribera del Río y la Avenida de los Reyes Católicos, frente a la nueva torre mirador del Cerro del Castillo. Su financiación se eleva a 1,5 millones de euros y se realiza con cargo al proyecto Zona de Bajas Emisiones. Actualmente, posee el estudio de condicionantes hidráulicos y su inicio está pendiente del visto bueno de la Junta de Andalucía.
Estas son las actuaciones comprendidas en la fase 1 de la ZBE. Queda no solo una segunda fase, sino también un buen número de proyectos -algunos están ya acabados, como la Alameda del Río- para esta gran planificación e intervención urbana, que cambiará por completo la movilidad del municipio.
Con todo ello, la ciudad se postula voluntariamente para alejarse de la insalubre contaminación y servir de ejemplo de sostenibilidad en la provincia de Cádiz. Aún queda camino por recorrer. Pero, sin duda, el modelo de ciudad amable se abre paso en Chiclana.
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