Anemoia contra viento y marea

A pesar de sus 84 años, y de las fuertes rachas de viento, el cantante galés demostró estar en perfecta forma

Búscate en las imágenes del concierto de Tom Jones en Concert Music Festival de Chiclana

Tom Jones en Concert Music Festival de Chiclana
Tom Jones en Concert Music Festival de Chiclana / Miguel Gómez
Mila Alarcón

29 de julio 2024 - 13:30

Recorre las calles y mentideros una amarga sensación, un mal endémico, amenazante, que aflije especialmente a los jóvenes: la anemoia. Este término, relativamente reciente, hace referencia a la nostalgia sentida por algo que nunca ha sido vivido. Y el concierto de Tom Jones en Chiclana no ayudó mucho a los que sufren este mal. Durante hora y media -no exenta de contratiempos- el tigre de gales hizo un repaso por toda su discografía repleta de otras época pretéritas, doradas, repletas de fiestas en Las Vegas con Elvis Presley, colaboraciones con Prince y anécdotas con Bob Dylan o Woody Allen. ¡Quién las hubiera vivido!

Más que un concierto Tom Jones dio una lección de vida, demostrando que bajo el sol no hay nada nuevo. Not Dark Yet, What’s New Pussycat?, One More Cup of Coffee. Por muy modernos que algunos se crean otros antes que ellos ya viajaron, fueron guapos y apuestos (el que tuvo, retuvo), se enamoraron (It’s unusual), soñaron con la fama (Popstar), bailaron, vacilaron y -aunque cueste creerlo- incluso practicaron sedujeron a otros y tuvieron sus escarceos (Sex boom, You Can leave you hat on). Ellos fueron los verdaderos que abrieron camino. Los que hemos llegado detrás sólo hemos seguido sus pasos.

La noche comenzaba un tanto desagradable y es que el Levante no acompañaba. Imposible llegar bien peinado al recinto de Concert Music Festival. Tarde de mal negocio para las peluquerías y para Jones, quien no pudo tener un bautismo gaditano más típico. Cádiz Full Experience. Rachas de hasta 40 Km/h hicieron retrasar un espectáculo donde la organización tuvo que tomar medidas cautelares como la recolocación de las pantallas del escenario o bajar de altura la parrilla de focos. Eso sí: ya podían unirse cielo y tierra que los gaditanos no se iban de allí sin ver a su ídolo. Finalmente, a las 23:00 horas, un tímido y cano Tom Jones aparecía sobre el escenario, sin (aparentemente) ninguna pretensión. Dicen que “la buena planta, al sol y al agua”, pero quedó demostrado que él, minimamente, tiene que ser un roble, aguantando el tirón como sólo él y su voz saben. Por muy estrella de la canción que se sea, no debe ser nada agradable cantar justo debajo de varios focos mecidos fuertemente por el viento. “Buenas noches Cádiz”, saludaba en un perfecto castellano tras I’m Growing Old . Y ese esfuerzo y riesgo - fueron de agradecer. Él ya lo tiene todo ganado. Él lo tiene ya todo demostrado. Pero su perpetuo torrente de voz, que aún alcanza con soltura altos y bajos, dejó claro que no lo tiene todo cantado. Aún el tigre puede rugir. 

La cosa iba como la seda, el viento parecía que se estaba comportando, hasta Talking Reality Television Blues , justo en la mitad del concierto, cuando Tom Jones anunciaba que iban a tomarse un pequeño descanso. Justo después un representante del festival salía al escenario anunciando que el espectáculo se reanudaría cuando amainara el viento. Acto seguido las apps de previsión meteorológicas tuvieron un pico de visitas. Y todos cruzamos los dedos porque los pronósticos no daban mejoría hasta las 05:00 a.m. Pero nada de eso se cumplió. Veinte minutos más tarde, arropado por los aplausos y el despiste de alguno que otro que estaba desperdigado por el recinto, Tom Jones regresaba con Delilah.

Aunque con algunos saltos en el setlist, el concierto finalmente llegó a buen puerto. "Os quiero, Dios os bendiga", saludaba Jones antes de su marcha. A pesar de los años, el tigre aún saca las garras.

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