Una deuda con la historia
El presente 2014 es un año clave y singular para la Iglesia Mayor de San Juan Bautista, al cumplirse el bicentenario de su apertura al culto
Las torres de la Basílica del Pilar de Zaragoza se comenzaron a levantar en 1715, pero no sería hasta mediados del siglo XX cuando se completara la obra con la construcción de las dos que miran a la ribera del Ebro; una terminada en 1959 y la otra en 1961.
Ejemplos similares a nivel nacional tenemos varios entre los que resaltamos la conclusión de la Catedral de Madrid de Nuestra Señora de la Almudena, o el aún abierto y en el que se trabaja de la Catedral de la Sagrada Familia de Barcelona, cuya conclusión está prevista para el año 2016.
Pero si nos referimos a un ámbito más cercano, como es el local y comarcal, también encontramos por la misma época casos de edificios que, aunque sus obras comenzaron allá en los siglos XVIII-XIX, éstas no se terminarían hasta bien entrado el siglo XX, o bien permanecen aún inconclusas. Es el caso por ejemplo del convento de San Agustín, en pleno centro histórico de Cádiz, que se comenzó a construir en 1617, pero no sería hasta 1949 cuando se completó al iniciarse las obras de su torre-campanario con un presupuesto de sólo 137.971,49 pesetas. Objetivo que se culminó en 1951 cuando se concluyó aquella obra, ofreciendo el aspecto que presenta en la actualidad.
Casos similares se dieron en el antiguo Hospicio (Valcárcel), en las obras de las seis crujías que poseía hacía 1960, sólo se conservó la frontal y su patio. El ejemplo más reciente ha sido la "rehabilitación" de la Cárcel Real, que fuera un proyecto del arquitecto Torcuato Benjumeda fechado en 1794, pero que no llegó a tener fachada ni crujía posterior por el lado del mar. En las obras de resanado a la que se le sometió en la década de los 90, sólo quedó sobre una tercera parte del total, quedando sólo la crujía central y parte de la lateral; además de completarse se le levantó el piso superior que constaba en los planos originales.
La inconclusión de edificios históricos casi siempre responde a motivos de crisis y por motivos económicos, caso en Cádiz llamativo es el tema de la "linterna de la Catedral"; ningún edificio de esta índole se ha levando en una década, sino que ha sido su extremada pasividad de actuaciones en el paso del tiempo la que lo ha enriquecido al ir recibiendo y adaptándose a nuevos estilos y aportaciones artísticas.
Pero si tenemos un ejemplo aún más llamativo en nuestra comarca es el de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de Chiclana de la Frontera, cuya "inconclusión" responde también a situaciones políticas e históricas. Su proyecto original fechado en 1776 fue del arquitecto Torcuato Cayón de la Vega, pero al fallecer éste en 1783 se hizo de las obras su discípulo Torcuato Benjumeda, quien logró sacar adelante lo principal del templo entre 1791 y 1797. Pero un paréntesis económico hizo que llegase en este estado a la Guerra de Independencia (1810-12) y sitio de Cádiz, siendo empleada como cuartel francés. Por entonces no sólo fue expoliado su interior de los materiales que acumulaba para completarla, sino que además no se pudo completar el proyecto, quedando pendiente de levantar sus dos torres campanarios, la cúpula y la linterna. Con los años de penurias que siguieron a duras penas se pudo consagrar el templo "incompleto" el 24 de junio de 1814; falleciendo finalmente Benjumeda en 1836 sin ver terminada su obra.
Desde entonces su terminación ha sido una "vieja aspiración de numerosos chiclaneros" y fechas conmemorativas para hacer efectivos estos deseos no han faltado (dígase la Batalla de Chiclana o el Bicentenario de la Constitución; la retirada de las tropas francesas, etc.).
La que nosotros proponemos es la del presente año, cuando se celebra el Bicentenario de su Consagración Solemne (año 2014). El proyecto de conclusión en esta ocasión ha corrido a cargo del arquitecto José María Esteban González, elaborado al margen de su dedicación oficial, logrando tenerlo concluido ya a finales del 2008. Iniciativa que había surgido con anterioridad siendo alcalde José María Román, realizándose un convenio con otras instituciones (Obispado-Bicentenario-Universidad).
Es cuando se comienza una dura batalla burocrática que culmina cuando consigue la viabilidad técnica y conceptual en función de la ley vigente de Patrimonio Andaluz, según informe favorable en ese año. Ahora que es el momento y se plantea activar definitivamente aquel proyecto, esperemos que el camino andado no haya sido en vanos y por fin se llegue a su conclusión, en un año tan señalado. Pensemos que podemos estar ante el mejor templo neoclásico dentro del ámbito comarcal y regional.
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