El encaje de bolillos: Una herencia que entreteje pasado y presente en Chiclana

El taller busca transmitir esta práctica textil a las generaciones más jóvenes con el fin de promover y preservar esta tradición

Asimismo, ofrece la oportunidad de desarrollar habilidades manuales y estimular la mente de los participantes mediante el uso de bolillos

Chicana acoge una exhibición de encajetas de bolillos

Alumnas del Taller Encajeras Casa de la Cultura.
Alumnas del Taller Encajeras Casa de la Cultura. / Manuel Aragón Pina
Carla Gómez

30 de junio 2024 - 07:00

Chiclana, reconocida por su rica herencia cultural y artesanal, conserva una tradición ancestral: el encaje de bolillos. Esta práctica, que destaca por manifestar la habilidad y creatividad de sus habitantes, tiene varios siglos de antigüedad y continúa realizándose con pasión y dedicación. Cada lunes y martes, un grupo de mujeres se reúne en el Teatro Moderno de la localidad chiclanera, impartido por Cuaderno Amarillo, para mantener viva esta antigua técnica.

“A casi todas nosotras nos apasiona esta actividad, ya que es una costumbre que hemos heredado de nuestras familias. Recordamos haber aprendido de niñas a hacer punto, coser o bordar con nuestras madres y abuelas. Por ejemplo, cuando yo tenía 6 o 7 años, recuerdo cómo en la casa de mi abuela se reunían muchas mujeres de los alrededores en una gran habitación para hacer bolillos. Ahora, con 67 años, puedo apreciar el largo recorrido de esta tradición. Sin embargo, lamentablemente, hoy en día, muchos jóvenes ya no muestran interés en mantenerla viva”, comenta Mari Carmen Guerrero Moreno, una de las alumnas del taller de bolillos.

El origen del taller se debe a la profesora Ascensión Gómez, quien decidió fundar un espacio para hacer encaje de bolillos abierto a toda la comunidad. Aunque en Chiclana ya había varios talleres dedicados a esta actividad, la mayoría eran privados y no accesibles para todos debido a sus costos. Ascensión se comprometió a difundir la iniciativa y consiguió reunir a varios grupos de personas interesadas en aprender y practicar este arte tradicional.

Alumna haciendo un medio abanico de bolillo.
Alumna haciendo un medio abanico de bolillo. / Manuel Aragón Pina

Según cuenta la alumna Lutgarda Vaello Vaño: “Este taller debe su existencia y continuidad a la incansable labor de Asención, quien ha dedicado 27 años a fomentar y promover el encaje de bolillos en nuestra comunidad. Su pasión y dedicación son las razones principales por las que hoy contamos con un grupo consolidado que se reúne regularmente para impartir y aprender esta técnica”.

El taller comenzó su andadura en la calle Fierro, en una antigua Casa de la Cultura. Más tarde, se trasladó al edificio Brake, sede de las Casas de las Artes de Chiclana, donde permaneció casi dos años. Sin embargo, con el tiempo, se consideró que una ubicación más céntrica sería más conveniente, especialmente porque la mayoría de las participantes son personas mayores. Así, se decidió que el Teatro Moderno sería el lugar ideal. Este cambio no sólo facilitó el acceso al taller para todas las alumnas, sino que también atrajo a nuevas integrantes interesadas en aprender esta hermosa tradición artesanal.

“Gracias a la visión y esfuerzo de la profesora, el taller ha encontrado en el Teatro Moderno un hogar ideal, donde podemos seguir cultivando nuestra pasión por el encaje de bolillos y mantener viva una tradición que ha sido parte integral de Chiclana durante generaciones”, recalca Lutgarda Vaello.

Asimismo, este espacio ha tenido un impacto positivo en muchas personas, especialmente en aquellas que enfrentan dificultades debido a su edad, como el Alzheimer o el Parkinson. Este taller no sólo les brinda la oportunidad de desarrollar habilidades manuales al trabajar con los bolillos, sino que también estimula su mente al seguir patrones y evitar errores. “Para nosotras, estas sesiones son terapéuticas, pero también una oportunidad invaluable para socializar, compartir risas, disfrutar de un café y, por supuesto, divertirnos juntas”, afirma Mari Carmen Guerrero.

Alumnas del taller de bolillos junto a la profesora Ascensión Gómez.
Alumnas del taller de bolillos junto a la profesora Ascensión Gómez. / Manuel Aragón Pina

Si nos adentramos en la historia del encaje de bolillos, encontramos sus raíces en Europa, con una marcada influencia en Flandes, Italia y España desde el siglo XVI. En Chiclana, esta técnica llegó hace siglos y fue adoptada rápidamente por las mujeres locales. Inicialmente utilizado para embellecer trajes religiosos y prendas de la alta sociedad, el encaje de bolillos ha evolucionado hasta convertirse en una forma de expresión artística que adorna tanto prendas de uso diario como obras de arte. Es por ello que el bolillo demanda una destreza y precisión extraordinarias.

Según cuenta Mari Carmen “emplean una almohadilla especial, conocida como ‘mundillo’, junto con alfileres y bolillos de madera, para entrelazar hilos de algodón, lino o seda según intrincados patrones, dando vida a diseños delicados. Cada puntada requiere un meticuloso esfuerzo que puede extenderse durante horas o incluso días para completar una pequeña sección de la obra”.

“Este trabajo es laborioso y puede llevar meses completar una pieza, de hecho, un abanico de medio bolillo puede tardar en hacerse entre 4 o 5 meses. Por esta razón, nosotras no ponemos en venta nuestros trabajos porque se echa muchas horas para el poco coste que se obtiene, lo que hacemos es que solemos regalarlos”, comenta Lutgarda Vaello, una veterana artesana de Chiclana quien añade que “el encaje de bolillos es más que una afición; es una pasión. Enseñar a los jóvenes es esencial para mantener viva esta tradición”.

Debido al esfuerzo y la devoción de las participantes y las profesoras, el taller ha sido galardonado con numerosos trofeos y diplomas, como el diploma del V Encuentro Nacional de Bolillos Ciudad de Écija y el diploma del Taller de Encajeras en el V Encuentro Nacional de Bolillos de Chiclana , concedido por la Asociación de Mujeres ‘María Górriz’.

El papel que juega la comunidad chiclanera es vital para la preservación del encaje de bolillos. Asociaciones locales, como el Taller Encajeras Casa de la Cultura, organizan eventos para enseñar esta ardua técnica. Además, ferias y exposiciones permiten a las participantes mostrar su trabajo y mantener el interés en esta tradición.

En Chiclana, se han realizado dos encuentros de bolillos que reúnen a todos los talleres de la localidad y de pueblos cercanos, convirtiéndose en eventos de nivel nacional. Además, cada año, las participantes del taller organizan un encuentro en la plaza de Las Bodegas para exhibir sus trabajos y fomentar el interés en esta tradición. Estos eventos fomentan la apreciación y valorización del encaje de bolillos, así como el intercambio cultural y económico de la ciudad.

Dos alumnas haciendo varios diseños de encaje de bolillos.
Dos alumnas haciendo varios diseños de encaje de bolillos. / Manuel Aragón Pina

Por su parte, los vecinos de la localidad muestran un gran interés y apoyo hacia este tipo de talleres, valorando positivamente cualquier esfuerzo por promover y preservar las tradiciones locales. Los encuentros suelen atraer a numerosas personas, aunque la mayoría suelen ser de mayor edad; es raro ver a jóvenes interesados en estas actividades.

Nos encantaría ver más participación juvenil en esta tradición arraigada en nuestra ciudad, pero creemos que muchos de ellos carecen de la paciencia, concentración y dedicación necesarias. Están acostumbrados a actividades de gratificación instantánea, como la pintura o la fotografía, mientras que el encaje de bolillos requiere un compromiso a largo plazo. Valoramos la importancia de avanzar paso a paso y dedicar tiempo a cada tarea, principios que hemos aprendido desde nuestra infancia y que deseamos transmitir a las generaciones más jóvenes”, concluyen las alumnas del taller.

En Chiclana, el encaje de bolillos trasciende la categoría de mero entretenimiento para convertirse en una arraigada tradición que entrelaza el ayer con el hoy, manifestando la esencia y la idiosincrasia de la comunidad. Gracias al esmero de sus artífices y al respaldo de la comunidad, esta ancestral técnica perdura, erigiéndose como emblema de la invaluable herencia cultural de la localidad. La pasión y destreza plasmadas en cada puntada aseguran que el encaje de bolillos continúe siendo un tesoro de la artesanía española.

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