Estopa y el tren del flashback: 25 años de rumbas y emociones en una noche inolvidable
Los hermanos Muñoz hicieron historia en Concert Music Festival con un arrollador espectáculo en el que presentaron su nuevo álbum, 'Estopía', e interpretaron los grandes éxitos de sus 25 años de trayectoria musical
La música que no muere: Los Chichos sellan su capítulo final con una noche de rumbas y recuerdos eternos
Lola Índigo, un 'an1mal' en el escenario que arrasa con su actuación en Concert Music Festival
Anoche, la brisa gaditana se vio envuelta en un hechizo que solo dos alquimistas musicales podían conjurar. Estopa, en su emblemática Gira 25 años, trajo a Chiclana algo más que un concierto: un viaje en el tiempo, un reencuentro con una juventud que se niega a apagarse, a pesar del paso del tiempo. Sus melodías, que fueron el trasfondo de los primeros amores, desengaños y noches de desenfreno de toda una generación en los años 2000, siguen resonando con fuerza hoy en día. Han transcurrido 25 años, y aún logran que sus seguidores entonen sus letras a todo pulmón, no sólo con sus amigos, sino también con sus padres, quienes se parten la camisa como Camarón, les falta el aliento, la fuerza y la pasta y que hay un calorro que les arropa. Como su música.
La expectación en Sancti Petri estaba cargada de esa tensión deliciosa que precede a los momentos inolvidables y, no era para menos. Las luces de la tarde comenzaban a ceder el paso a la noche, envolviendo el lugar en un aura de magia y anticipación. Cada rincón del festival vibraba con la energía de cientos de corazones palpitantes, unidos por el deseo común de vivir una velada única, donde las voces inconfundibles de Estopa, con su estilo inigualable y letras que cuentan la vida misma, prometían convertir el escenario en un templo de emociones compartidas.
Las entradas, que habían volado casi tan rápido como los años desde que los hermanos Muñoz irrumpieron en la escena musical, eran ahora el pasaporte a una noche mágica. Y, por supuesto, no defraudaron. Desde el primer acorde de Tu calorro, la atmósfera se cargó de esa magia inconfundible que solo Estopa sabe crear. Basta oír las primeras palabras, "Fui a la orilla del río y vi que estabas muy sola", para que el recinto estalle en una ola de emoción que se mantiene viva durante más de dos horas de concierto. Entre abrazos, saltos y gritos, es casi imposible encontrar a alguien que no se rinda a la pasión que despiertan esas letras que resuenan con la misma fuerza de antaño; son fragmentos de vida, destellos de amores y desencantos, encapsulados en canciones que se cantan, se viven y se sienten con el mismo sentimiento con la que fueron creadas.
El público, apiñado como sardinas en conserva, no era meramente un espectador, sino un ferviente cómplice. Cada estrofa y cada acorde desataban en la multitud un torrente de recuerdos. No existía separación entre el escenario y la audiencia; todos se fundían en un único ritmo compartido. No sólo contaron con el cálido respaldo del público, sino también con la presencia de notables compañeros sobre el escenario. Chonchi Heredia, corista de algunas de sus canciones más memorables, se unió a ellos en esta ocasión especial, convirtiéndose en una presencia vital durante la interpretación de El run run. Igualmente, el maestro Dani Martín no pudo faltar para interpretar Fuente de energía junto a los hermanos, provocando el delirio entre los asistentes, quienes se esforzaban por sobrellevar el calor sofocante.
Las rumbas, una tras otra, nos arrastraron en un torbellino de nostalgia, desde Cacho a cacho hasta El día que tú te marches, cuyas palabras tomaban un significado especial bajo el cielo andaluz. Porque en Cádiz, como bien dijo David Muñoz, todo suena diferente, y Estopa lo sabe. Se percibía el amor genuino del dúo por esta tierra, un cariño que fue devuelto con creces por los asistentes. “Sabéis que los que no somos de Cádiz, valoramos mucho este lugar. Sois súper afortunados de vivir en la mejor provincia del puto mundo”, afirmó David Muñoz.
Pero Estopa no se conforma con vivir de glorias pasadas. Su último disco, Estopía, también tuvo su espacio en el repertorio, demostrando que siguen siendo los mismos, pero con una madurez que solo otorgan los años y las cervezas compartidas entre amigos. “Nos vamos a permitir el lujo de tocar una canción de este álbum y se la dedicamos a toda la gente que se sienta Sola”. Y qué decir de ese momento en el que, con una frescura tan natural como ensayada, se sientan en sillas de aluminio, brindando con el público como si de la terraza de un bar se tratase. Así es Estopa: cercanos, auténticos, eternos.
Los Muñoz no solo cantaron, sino que también nos recordaron de dónde vienen, rindiendo homenaje a Los Chichos y, cómo no, al inigualable Mágico González. La conexión con Cádiz se sentía en cada palabra, en cada nota, y la dedicación de Demonio fue la guinda del pastel.
Cuando José Muñoz bromeó con la idea de subir al tren del flashback, más que una broma, fue una invitación a revivir la época dorada de Estopa, una época que, lejos de quedar atrás, sigue viva entre su público. “Os invitamos a subir al tren del flashback y viajar a 1999. Los menores de 25 no lo hagan no vaya a ser que colapse”, bromeó entre risas José Muñoz. Durante más de dos horas, el tiempo se detuvo, y el concierto se convirtió en una celebración de la música, la amistad y la vida misma.
Al final, cuando la última nota se desvaneció en el aire cálido de la noche, solo quedaba el agradecimiento. “Gracias a todos por haber compartido este rato con nosotros. Gracias Cádiz de corazón”. Estopa se despidió de Chiclana con la promesa de volver, porque, como ellos mismos dijeron, Cádiz es lo mejor del mundo.
En una era donde todo parece efímero, donde lo que hoy es tendencia mañana es olvido, Estopa nos recordó que algunas cosas son eternas. Su música, su energía, su autenticidad son parte imborrable de nuestra historia musical. Y aunque pasen 25 años más, siempre habrá una razón para volver a vibrar con su música, para reencontrarse con esa juventud que, gracias a ellos, nunca se apagará. Estopa no es sólo un grupo, es una chispa que, con cada acorde, nos vuelve a hacer sentir vivos. Y anoche, en Chiclana, todos volvimos a vivirlo.
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