Grethel Delgado: “Con este libro encontré la manera de describir qué es el exilio para mí”
La escritora cubana recibirá el viernes en Chiclana el II Premio Internacional de Poesía Mehdi Hajji por ‘Melancolía South Beach’
Asegura que se presentó “al conocer que este premio nació de la ternura y que es un acto de amor en sí”
La obra ‘Melancolía South Beach’, de Grethel Delgado, logra el II Premio Internacional de Poesía ‘Mehdi Hajji’ en Chiclana

El Centro del Vino y la Sal acoge el próximo viernes la entrega del II Premio Internacional de Poesía Mehdi Hajji, que ha recaído en la autora Grethel Delgado (La Habana, Cuba), por su obra ‘Melancolía South Beach’.
Esta escritora, actriz, dramaturga y periodista -trabaja en el Diario de las Américas- cuenta con una extensa obra literaria merecedora de otros importantes reconocimientos.
Grethel Delgado también mantiene una relación muy especial con España: formó parte de la decimosegunda promoción de jóvenes creadores de la prestigiosa Fundación Antonio Gala.
Pregunta.–El viernes recibe el II Premio Internacional de Poesía ‘Mehdi Hajji’, ¿qué le llevó a presentarse?
Respuesta.–Estaré en la entrega del premio, y es un sueño hecho realidad, no solo haberlo ganado, sino conocer Chiclana de la Frontera. Cuando buscaba un certamen literario al que enviar mi libro de poemas me topé con ese nombre peculiar, Mehdi, y quise saber más sobre esa especie de enigma que puede ser un nombre. Conocer que este premio nació de la ternura, y que es un acto de amor en sí —a la palabra, al corazón limpio— me hizo tomar la decisión. Sospechaba que, si enviaba mi libro a este concurso, lo iban a tratar con cariño. Que estuviera en Andalucía fue otro punto a favor, pues me encanta esa tierra, es donde más en familia me he sentido fuera de mi tierra natal.
P.–¿Cómo recibió la noticia de que era la ganadora?
R.–Vi en el teléfono una llamada perdida de España. Poco después, recibí un mensaje por WhatsApp y era Miguel Saucedo, de la Fundación Vipren. Fue el 26 de noviembre a las 4.53 de la tarde. Me temblaban las manos cuando me llamó otra vez para darme la noticia. Tuve que sentarme, literalmente, para escucharlo. Era un manojo de nervios y alegría, una alegría contenida, tímida. Miguel ha sido encantador, es de esas personas con las que hablas y de algún modo sientes que las has conocido antes. Él y Jesús me han acompañado durante estos meses de edición del libro y aplaudo la labor que realizan.
P.–Háblenos de ‘Melancolía South Beach’.
R.–Este libro nació junto al mar (Miami) y recordando otro mar (La Habana). Comencé a escribirlo en 2021 en una “habitación de escritores” o Writer’s Room en el Betsy Hotel de South Beach, como parte de una beca literaria de una semana, en un proyecto hermoso que organiza Deborah Briggs, hija del poeta Hyam Plutzik.
En honor a este poeta, cada año esa mínima habitación recibe a creadores que inician, continúan o terminan un proyecto, con el anacronismo de una ruidosa South Beach de turistas y bikinis, y un lobby donde cada noche tocan blues y jazz, como si el tiempo retrocediera una vez que entras al hotel construido en 1942. A unos pasos está el mar. Mirando esas olas comenzó a tomar forma en mi cabeza este libro. Nació de ese ritmo de lengua azul que levanta pecho para deshacerse en espuma y arena revuelta, una y otra vez, siempre lo mismo, o eso parece.
La memoria, para mí, es una repetición de las palabras. Y a esas palabras me aferré para escribir estos poemas, que salían habaneros y miamenses según lo querían. Con este libro encontré la manera de describir qué es el exilio para mí, que no es vivir en dos sitios al mismo tiempo, sino esconderme entre palabras.
P.–Gabriel Celaya definió la poesía como “un arma cargada de futuro”, ¿qué significa para usted la poesía?
–La poesía es mi país. Otros géneros me han permitido escribir hacia afuera, pero la poesía es un viaje al interior.
R.En ese rincón íntimo, blindado, siento la esencia de algo parecido a mí. Nunca he sabido definir la poesía, se me deshace si empiezo a describirla.
P.–Fue residente en la Fundación Gala en el programa para jóvenes creadores. ¿Qué tal la experiencia?
R.–Tuve la dicha de convivir con Antonio Gala en un antiguo convento donde, en la noche, en el patio de novicias, se deslizaban sombras y ficciones. Antonio nos abrazó como un buen padre, nos hizo reír, nos tiró de las orejas. Aún recuerdo el sonido de la campana para ir al refectorio, y aquella vez en que me acercaba a Antonio y este le comentó en un susurro a alguien “ahí viene la cubana”. Qué gracia tenía para decirlo todo.
A veces me veo desandando aquellos pasillos en la madrugada, o en la biblioteca, leyendo en un silencio conventual, que es más rotundo que el sepulcral. Allí fui feliz, escribí, tuve tiempo para pensar.
Qué regalo el tiempo. Antonio nos regaló el tiempo, y con esa bendición quién no escribe, quién no va a pintar o a hilar melodías. Nunca olvidaré las “fecundaciones cruzadas”, sobre todo en las que estaba Antonio con su comentario afilado y el bastón a mano. Fue, sin dudas, un escritor muy generoso, con sus lectores, y con nosotros, sus hijos.
P.¿Cómo se ve desde Florida el panorama poético y literario español?
R.–Es un referente para Florida, donde muchos escritores defendemos la literatura escrita en español, con editoriales independientes y eventos que nutren ese sector, como el programa de autores iberoamericanos en la Feria del Libro de Miami. El volumen de publicación en España es, claramente, enorme, y consumo mucha literatura de editoriales españolas. Cuando voy a España visito las librerías de Diego Marín, Agapea, y Casa del Libro. Por supuesto, regreso cargada de libros.
P.–¿Qué planes tiene para su visita a Chiclana, a la provincia de Cádiz?
R.–Me hace ilusión conocer Chiclana, caminar por sus calles, abrazar a Miguel, Jesús, a todos. Quiero ver la plaza de San Juan Bautista, la Iglesia Mayor. Y claro, tengo pendiente visitar el malecón de Cádiz, el Paseo de Canalejas, que tanto comparan con el habanero. Este viaje es muy especial también, porque voy acompañada de mi madre.
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