Hauser: el profe de música que todos hubiéramos querido tener

El chelista croata conquista Sancti Petri en una noche de mucho humor donde el músico fue sepultado por los besos y abrazos del público

Hauser, este domingo en Concert Music Festival.
Hauser, este domingo en Concert Music Festival. / Lourdes de Vicente
Mila Alarcón

04 de agosto 2024 - 23:02

Muchos la comienzan, pero muy pocos consiguen graduarse. Hablamos de la Música, una de las carreras más elegidas pero que también registra grandes tasas de abadono. Según datos publicados por el Ministerio de Cultura y Deporte nueve de cada diez alumnos matriculados abandonarán en algún momento estos estudios. ¿Los motivos? La dificultad para compaginar, el escaso apoyo por parte de las instituciones o simplemente el desencanto al descubrir que el instrumento elegido cuando se tenía ocho años de edad ya no es tan guay como parecía. Apostamos lo que sea a que esto último no pasaría con Hauser, el músico que ayer por la noche revolucionó Concert Music Festival

Siempre divertido, y con un cierto toque de humor, las versiones del chelista croata hace de la música clásica una verdadera juerga, rompiendo ese aúrea elitistas y acercando el género a las masas, a un público que quizás en su vida hubiera cogido por su cuenta una partitura de Luigi Boccherini o Pau Casals, dos de los grandes violonchelistas de la historia. Con profesores como Hauser seguro que las clases de Música tendrían más seguidores. 

No exento de elegancia y sofisticiación (a la entrada del recinto se vieron modelitos y tacones a la altura de la alfombra roja) la noche se posicionó en el ránking como una de las más multitudinarias. Lo que comenzó con una sorprendente y larga cola de entrada, que fue discurriendo ordenadamente, terminó dentro del recinto con todas las localidades vendidas, tanto en grada como en pista. Se sabía que el croata tenía tirón en redes sociales, pero nadie presagiaba ese seguimiento por parte del público gaditano. Sin embargo, a pesar de la expectación, el ritmo de la noche era distinto a lo habitual, mucho más premioso que los conciertos multitudinarios que se acostumbra en Sancti Petri. Pero eso fue por poco tiempo. Hauser se encargó de elevar la cadencia. Y lo avisó. “Buenas noches a todos. Primero vamos a tocar canciones más clásicas, pero luego nos vamos a volver locos. No se queden dormidos”, saludaba tras inaugurar la noche con Emmanuel y Kiss the rain. Aún así, el repertorio clásico duró poco. Tras Albinoni Adaggio, Caruso y Shape of my heart la noche rompió con el tema principal de Juego de Tronos. Cientos de manos desenfundaron sus teléfonos móviles. Había llegado el momento de subir El Vídeo a las redes sociales. Y eso solo fue el principio. Con Piratas del Caribe, Let’s get Loud, Despacito, La isla bonita, Conga o Livin’ la Vida Loca (el que literalmente estaba livin’ encima del escenario era él) nunca más volvieron a sus bolsillos. 

A lo largo de la noche Hauser dejó grandes momentos para ser inmortalizados por sus groupies. Sí, sí. Tal y como se lee. Un chelista también puede tener a su fiel grupo de seguidoras que incluso llegaron a disputarse las toallas sudadas que el artista arrojó a la pista. Él hace lo que quiere, y sabe que puede. A pesar de sus travesuras (como tocar el chelo panza arriba tirado de espaldas sobre el escenario), nadie se lo va a tener en cuenta. Es como ese niño pillo, el gamberro de la clase, que sin maldad alguna termina ganándose el corazó de la profesora. Con esa cara de seductor, ¿quién podría decirle nada? Sin embargo, el momento culmen de la noche llegó casi al final, mientras Hauser interpretaba Waka-Waka. Tras un contacto continuo con el público, el chelista decidió bajar del escenario. Y parece ser que por su cara de agobio se arrepintió ya que nada más poner un pie en el patio de butacas el público -principalmente femenino- se avalanzó sobre él en una manta continua de besos y abrazos. Sin duda, una mala idea. 

Poco texto queda en esta crónica para numerar todas las anécdotas de la noche, como la interpretación del temaVolaré y Bamboleo donde cantó hasta el apuntador (literalmente). Lo que sí que es incuestionable es que todo se resume a una idea: con Hauser la música clásica es divertida. Es el profesor de música que todos hubiéramos querido tener. 

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