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Juan José Cabillas: “Siento que soy un saxofonista con alma de guitarrista”

Este joven chiclanero se alzó en octubre del pasado año con el prestigioso trofeo del Festival Internacional de Jazz Johnny Raduccanu

El chiclanero Juan José Cabillas se alza con el trofeo del XI Festival Internacional de Jazz Johnny Răduccanu

Este artista encontró en el saxo “el medio perfecto para expresarme y ser yo mismo”.
Este artista encontró en el saxo “el medio perfecto para expresarme y ser yo mismo”.

El octubre pasado, el chiclanero Juan José Cabillas (1998) se alzaba con el prestigioso trofeo del Festival Internacional de Jazz Johnny Raduccanu, un premio que viene a reafirmar la prolija carrera de este joven saxofonista, compositor y luthier, que ya ha actuado en escenarios tan interesantes como el Festival de Jazz de San Sebastián, el Círculo de Bellas Artes de Madrid o Bird’s Eye Jazzclub, en Suiza, país donde reside actualmente.

Pregunta.–Con siete años cogiste por primera vez un saxo… ¿De dónde surge esa predilección por este instrumento y el jazz?

Respuesta.–La música siempre estuvo presente en mi vida gracias a mis padres. Mi padre es guitarrista, y recuerdo que en casa siempre sonaban discos, especialmente de Steve Vai. Al principio, quería tocar la trompeta, pero él me insistió en que probara el saxofón. Se convirtió en mi instrumento favorito, el medio perfecto para expresarme y ser yo mismo.

La música de jazz llegó más tarde a mi vida (cuando tenía 14 años), y fue gracias a mi profesor y gran músico Pedro Cortejosa. Desde que tenía siete años, me ha guiado en los caminos del saxofón y del jazz y ha sido una influencia crucial.

Recuerdo cuando me enseñó el disco ‘Charlie Parker with Strings’. No podía parar de escucharlo. Estaba absolutamente fascinado por aquella maravilla. Fue un punto de inflexión en mi vida musical y marcó el inicio de mi pasión por el jazz.

Pedro, además, es como “casa” musicalmente hablando. Siempre que vuelvo procuro hacerle una visita para recordar mi camino y reconectar con esa base que me ha permitido crecer como músico. Es un reencuentro que me llena de inspiración y gratitud.

P.–Tras pasar por el conservatorio Manuel de Falla, te trasladas al prestigioso Centro Superior de Música del País Vasco. ¿Cómo fue la experiencia?

R.–La experiencia en San Sebastián fue increíble, un sueño hecho realidad. En Musikene, encontré un entorno donde pude explorar mi pasión por el jazz de manera más profunda. El primer año fue especialmente motivador: me despertaba a las siete para ser el primero en llegar al aula de estudio, practicaba todos los días y estaba totalmente “envenenado” con la música y la emoción. Conocí a grandes maestros y compañeros que me ayudaron no solo a perfeccionar mi técnica, sino también a encontrar mi identidad como músico, a buscar mi sonido y entenderme mejor a través de la música.

P.–Desde San Sebastián a Suiza para ampliar estudios y te has quedado. ¿A qué te dedicas en Basilea?

R.–Actualmente, estoy inmerso en varias actividades relacionadas con la música. Por un lado, estoy finalizando mi segundo máster en pedagogía en la FHNW JazzCampus, donde también estoy involucrado en proyectos de composición e interpretación. Además, doy clases privadas de saxofón, flauta y piano, y ofrezco talleres y masterclasses tanto presenciales como online.

Por otro lado, estoy trabajando con la RKK (la Iglesia Católica Romana de Basilea) como maestro de capilla. En este puesto, dirijo el coro y me encargo de arreglar la música para los servicios, una tarea que me resulta muy gratificante y que me ha permitido explorar otra faceta de mi carrera musical.

Imagen de su actuación en Rumanía.
Imagen de su actuación en Rumanía.

P.–A tu trabajo como compositor e intérprete se une una interesante faceta como luthier.

R.–Mi interés por la luthería surge porque siempre he sido muy “manitas”. Desde pequeño me ha gustado arreglar cosas antiguas, desmontarlas y volverlas a montar. Pero fue más evidente cuando empecé a vivir solo y no podía permitirme comprar cosas nuevas o llevar mi saxofón a reparar tan seguido como debía.

Cuando me mudé a Suiza, descubrí a un luthier maravilloso, Vincent Liaudet, gracias a su canal de YouTube. Sus vídeos despertaron algo en mí, y a los pocos meses decidí apuntarme a un curso con él. Fue una experiencia fantástica, enfocada en aprender a solucionar cualquier problema que un saxofón pudiera tener.

La luthería es un mundo inmenso, en el que estoy entrando poco a poco, pero ya me ha aportado muchísimo. Además, me ayuda a trabajar la paciencia, algo que valoro mucho para mi desarrollo personal.

P.–’Eating the spiral’ es tu último álbum, donde mezclas jazz y clásica.

R.’Eating the Spiral’ es un disco muy especial para mí, ya que es la primera vez que siento que esta música es completamente mía. Estoy muy orgulloso del resultado. Y no hubiera sido posible sin mis compañeros y buenos amigos Juan Oliveira y Noé Secula.

El disco, mezcla jazz y clásica, está inspirado en la obra de Salvador Dalí y quisimos plasmar esa sensación de surrealismo en las composiciones. El álbum tiene una mezcla de improvisación, texturas ricas y un diálogo constante entre el cuarteto de cuerdas y el cuarteto de jazz.

P.–¿Cuentas con algún trabajo en el que estén presentes tus orígenes?

R.–Creo que mis orígenes siempre están plasmados en mi música de una forma u otra. Últimamente, he estado escuchando mucho a Paco de Lucía, un artista cuya música he llegado admirar profundamente. Hasta tal punto que me he propuesto una meta en mi carrera: ¡quiero tocar el saxofón como Paco tocaba la guitarra! Y volviendo a la primera pregunta, creo que esto es algo que siempre había estado buscando, algo que estaba en mi esencia desde pequeño.

Crecí escuchando a guitarristas como ya he dicho, empezando por mi padre. He llegado a darme cuenta de que soy un saxofonista con alma de guitarrista, y quizá por eso ahora estoy estudiando mucho flamenco e incorporándolo a mi música.

De hecho, he comenzado a tocar con un grupo de flamenco liderado por el gran pianista Yuri Storione. En este proyecto interpretamos temas de Paco de Lucía, como “Antonia”, junto con composiciones de Yuri y standards de jazz adaptados al flamenco. Pero, definitivamente, siento que mi próximo proyecto estará centrado en mis orígenes, mi tierra y mi gente.

Concierto en The Bird's Eye Jazz Club, en Basilea.
Concierto en The Bird's Eye Jazz Club, en Basilea.

P.–¿Qué tienes en mente para 2025?

R.En 2025 quiero lanzar una escuela de música online, enfocada en ofrecer clases personalizadas y masterclasses para estudiantes de todo el mundo. También estoy trabajando en un nuevo álbum y espero continuar con mi podcast ‘Behind Every Note’, entrevistando a músicos con historias y anécdotas fascinantes.

P.–¿Para cuándo un concierto en Chiclana?

R.–Ojalá sea pronto. Me encantaría volver a tocar allí, ya sea con ‘Eating the Spiral’ o con algún proyecto más pequeño. Chiclana siempre será mi hogar, y compartir mi música en mi tierra es algo que me llena profundamente.

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