María Parra cuenta la Pasión desde una acera de Chiclana
Fue un anuncio vivo, cargado de amor, de referencias personales, de vivencias en la calle y con un profundo mensaje cristiano
Pregón de la Semana Santa de Chiclana 2025: "Nunca imaginé que podían proponerme ser pregonera"
María Parra Periñán, primera mujer chiclanera en pregonar la Semana Santa
Chiclana disfrutó hoy de un esplendoroso Domingo de Pasión, gracias en gran parte al Pregón de la Semana Santa 2025 que pronunció magistralmente María Parra Periñán en el escenario del Teatro Moderno, donde estuvo acompañada por una recreación del paso procesional del Cristo de la Piedra.
Tal y como adelantó, ‘La Pasión desde una acera de Chiclana’ fue un anuncio vivo, cargado de amor, de referencias personales, de vivencias en la calle y con un profundo mensaje cristiano, que conmovió a los asistentes, entre los que se encontraban miembros de las hermandades y cofradías, grupos parroquiales, familiares y una nutrida representación del Ayuntamiento de Chiclana, encabezada por su alcalde, José María Román.
Presentada por la primera teniente de alcalde y amiga personal de la pregonera, Ana González, la disertación de María Parra comenzó con un prólogo, en el que una madre y un hijo mantienen un diálogo en los días previos a la Semana Santa, para a modo de presentación, hacer referencia a su vinculación con las Madres Agustina Recoleta y recordar una canción que cantó solo una vez, precisamente, en la consagración de la madre superiora, nombrada recientemente presidenta de la congregación a nivel nacional.
Su estribillo decía: “Déjalo todo y ven conmigo, carga tu cruz ven junto a mí, yo te elegí por ser tú misma, sé mi evangelio, pongo mis frases en tu voz. Confío en ti”.
Y haciendo un símil, la pregonera proclamó: “Y dicen que Dios no habla. Pues que no se diga más, yo también confío en Ti, naveguemos juntos este mar. Capitán de nuestras almas, ven que te cedo el timón, marca el rumbo de este barco y naveguemos tú y yo”.
Fue entonces cuando pasó a hacer un breve recorrido por su vida, nombró a su madre, quien “colocó mi primer escapulario para que velara mis sueños. Ella fue quien me enseñó las primeras oraciones infantiles que mis labios recitaron y ella quien decidió, apoyada y ayudada por mi padre, mi educación cristiana”. También evocó sus años en el colegio de las Hermanas de la Cruz, donde empezaron sus vivencias de fe, y rememoró su paso por los grupos de La Salle, donde descubrió verdaderamente lo que es la pasión, muerte y resurrección de Jesús y a Jesús de Nazaret.
Con la llegada de sus hijos, “ellos me van acercando a la que siempre he considerado mi hermandad, la Hermandad de Humildad y Paciencia, la que ha sabido abrirme las puertas sin llamar cuando más lo he necesitado y la comunidad de fe en la que mis hijos crecen y viven como cristianos. Tanto mis hijos como mi hermandad forman parte de los escalones que hoy me traen hasta este atril”, dijo.
Estas primeras palabras sirvieron de preámbulo a un nuevo apartado dedicado a la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Haciendo referencia al pasaje bíblico en el que Jesús entra a Jerusalén, María Parra introdujo a la Hermandad de la Borriquita, para tratar la relación que tanto esta como la propia pregonera mantienen con los niños. A la vez que hizo un repaso a sus principales características, parándose detenidamente en cómo las madres van alrededor del cortejo cuidando de estos y como hay otros pequeños que carecen de estas atenciones.
“Yo he visto niños que añoran ojos con tanta dulzura, que no entienden lo que ven, porque a él nadie le ayuda. Niños que son diferentes, normalmente el que no gusta, con trato desagradable, niño al que nadie educa. Aquel que, si va a la escuela, da la mañana al maestro, para que en cuanto éste pueda lo mande a su casa de nuevo. Niños que se sienten solos por su mal comportamiento, pero al que mientras le riñen, al menos hablan con ellos. Es difícil de entender, pero son gritos de ayuda, a veces sin saber pa qué, pero ayuda, por Dios, ayuda”, manifestó.
Y llegó el momento de la Hermandad de la Oración en el Huerto, donde María Parra aprovechó para referirse a esa nueva imagen que va a procesionar por primera vez. “Siendo Tú el recién llegado, queda más que demostrado que La Banda está contigo, que eres uno más del barrio. Que los besos que te han dado se ven en tu pie gastado, que lucirás este año por las calles de tu barrio. Que se abran las ventanas, abramos todas las puertas, que el Señor de la Paz contagie la calma que nos despierta”. También hizo la pregonera alusión a la importancia de la oración.
La Hermandad del Amor fue la excusa perfecta para hablar de amor, para hacer hincapié en la importancia de este en una cofradía y de poner en práctica todo lo que Jesús enseñó sobre él.
También citó varios momentos de la salida profesional, que para ella resultan especiales. “Que ya sale de Bodega y entra en Obispo Rancés, se ordenan cuatro ciriales que le anteceden a Él. La gente se arremolina y no lo dejan andar, todos nos hacemos uno y lo sentimos amar. Vente hermano aquí a la acera, que Cristóbal va a llamar, con su corazón bordado de un oro muy especial”.
La siguiente parada estuvo dedicada al Medinaceli, sobre el que destacó la gran devoción y la penitencia que le acompaña. “Muchos cofrades no entienden un cortejo como el nuestro, sin túnica ni capirotes y caras al descubierto. Es cierto que no es lucido, tampoco tiene que serlo, pero no he visto en mi vida corazones que sean más ciertos”, afirmó, para concluir: “Jesús de Medinaceli eres Tú el afortunado, pues el amor de este pueblo con creces te lo has ganado”.
Prosiguió María Parra con el Nazareno y aquí prestó especial atención a la figura de Simón de Cirene, para plantear la importancia que ha de tener ayudar para el cristiano. “Que hay que vivir ayudando y mirando a los demás, pues mañana serás tú quien ocupe su lugar y agradecerás entonces esos ojos y su mirar, que te ayuden con tu cruz, para poder caminar. Que la humildad de Jesús se ve en su peregrinar, siendo Él quien fue en la vida y ahora dejarse ayudar. Por eso mi Nazareno se engrandece mucho más procesionando cada año con su Cirineo detrás”.
Llegó el turno de Afligido y fue el momento de hablar de tradición, de casapuertas llenas, de balcones engalanados y de mujeres con mantillas. “Muchos recuerdos hay detrás, que ese día te acompañan, muchos rezos y oraciones que caminan por Chiclana”, dijo, para posteriormente hacer mención al incendio que sufrió la Virgen titular: “Ejemplo de fraternidad, el que entonces dio Chiclana, todos nos hicimos uno, rezábamos para que ella procesionara. Y el milagro sucedió y la vimos en la calle”.
Con gran emoción vivió la pregonera el capítulo dedicado a Humildad y Paciencia, donde estableció un sentido diálogo con el Cristo, para finalizar con un mensaje dedicado al mundo cofrade: “Que no me importa Señor, si estás sentado en tu piedra o arrodillado en tu olivo. Si vas clavado en la cruz, yacente, andando o cautivo. Si caminas Nazareno, en sentencia o a lomos de un borriquillo. Que aquí solo importas Tú y sin Ti, to esto pierde el sentido”.
Los niños volvieron a ser protagonistas de esta disertación en la parte dedicada al Perdón, al evocar el origen de esta hermandad: “Y desde el Mayorazgo fueron los niños quienes nos enseñaron, que un juego se puede hacer realidad, que lo que se trabaja se puede lograr, que cuando uno sueña y persiste lo puede vivir”, para más tarde añadir: “Ante el pecado hay que mostrarse compasivo, si tras este hay un sufriente pecador que implora perdón por el pecado cometido. Que no es fácil liberarse del dolor, cuando éste te derrumba hasta el delirio. Pero Dios desde la cruz nos perdonó y no hay más gordo pecado cometido, que el nuestro por clavarlo en esa cruz, desde la que imploró perdón pa su asesino”.
Llegó el momento de abordar la muerte, donde María Parra estuvo magníficamente acompañada por parte de la banda Jesús Despojado de San Fernando, que interpretó ‘Requiem’ y ‘Virgen de la Salud’. Después de disertar sobre los sentimientos que nos embargan, la rabia que se siente cuando un ser querido se va, mencionó al Cristo de la Salud y la solemnidad de su procesión, su recogimiento, su cortejo solemne en oración de madrugada.
Sobre el Santo Cristo, hizo referencia a la antigüedad de la imagen, que ha visto pasar años de historia de Chiclana. “Guardián de las tradiciones, confidente de mi gente, mexicano indiscutible, afincado aquí pa quererte”, afirmó.
Y, por último, el Santo Entierro: “Increíble pero cierto, que en un sepulcro quedó. Los sagrarios quedan vacíos, que sensación de dolor. Se va desmontando todo, la Semana terminó y el corazón del cofrade ya añora otra procesión. Algunos inician la cuenta para empezar otra vez. Otro año”, dicen muchos, pero nos queda la fe, que el final nunca es la muerte, tranquilo, confía en Él”.
Tras ello, María Parra dio paso a un fragmento dedicado a la Madre de Dios, cuyo acompañamiento musical estuvo a cargo de la Banda Municipal. “Siempre que puedo, asumo con gran honor el compromiso de enseñar a rezar a los niños frente a Ella y con el corazón”, reveló y nombró a las diferentes Vírgenes que procesionan en la Semana Santa chiclanera, sin olvidar las de Gloria y a la patrona de Chiclana, la Virgen de Los Remedios.
Por último, bajo los sones de ‘Siempre la Esperanza’, la pregonera apuntó que este año 2025, Año Santo Jubilar, es el año de la Esperanza, para terminar diciendo: “La Esperanza de que esto no acaba en la muerte no, escucha atento mi hermano, que Jesús nos lo enseñó, que tras el dolor injusto y el sufrimiento de la pasión, de ese dolor que provoca la traición de quien lo entregó, ese dolor que sintió cuando el pueblo lo sentenció, tras sentir tu mismo infierno, tras resistir tu pasión, nos trajo la Buena Nueva del Cristo que lo vivió y es que el final de todo llega, pero no con la muerte no, porque Él venció a la muerte y al final Resucitó”.
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