Mariza, intemporal

Supo a poco. Muy poco. Apenas hubo tiempo de fantasear cuando hubo que despertar del sueño. El público, hipnotizado, se resistía a dejar escapar la magia del momento, la pujanza de su voz y la dulzura de Mariza, la fadista portuguesa que el lunes se estrenó por todo lo alto en Concert Music Festival. Dicen que los bueno y breve dos veces bueno; sin embargo, este refrán no se cumple con ella. En el caso de Mariza lo breve y bueno se multiplica exponencialmente al infinito.

Quizás no fuera un concierto multitudinario; tampoco el más esperado, pero nada de eso importó en absoluto, convirtiéndose esta velada en una de las más mágicas e “intimistas” de todo el festival. “Muy buenas noches. Muchas gracias por venir a verme y recibirnos”, saludaba elegantemente la portuguesa en un perfecto “portuñol” tras presentarse con Estranha Forma de Vida. Las primeras impresiones siempre cuentan, y Mariza dio la mejor posible. 

Y aquí comenzó un viaje sin retorno, donde el público quedó atrapado entre los hilos de varias historias: el origen mozambiqueño de la artista (nacida en la portuuesa colonia de Moputo), la historia de sus padres (que emigraron a Lisboa), el barrio de Mouraria, cuna del fado (donde la cantante se crió en la taberna familiar) o sus primeras veces sobre un escenario. Todas ellas fueron contadas a pie de escenario, en pleno patio de butacas, de tú a tú, de frente a frente y mirando a los ojos, como se cuentan los secretos más íntimos. Mientras, entre confesión y confesión, la artista ilustraba el momento con temas como Há palavras, Meu Fado Meu o Shuva, donde la cantante consiguióparar el tiempo tirando de garganta y prescindiendo de micrófono. ¿Un fado cantado a pleno pulmón y tan cerca del artista? Sin duda, un privilegio que muy pocos pueden tener. Igualmente, la portuguesa quiso tener también otros detalles con el público, como la presentación de Amar-te, un tema inédito incluído en su próximo disco, que se titulará Amor. 

Finalmente, hubo que regresar al escenario y a la realidad. La noche tocaba su fin. Nadie parecía haberse dado cuenta, pero en sus muñecas la manilla del minutero ya había dado una vuelta completa al reloj.Llegó el momento de Senhor Vinho (brindis incluído con una infusión de té), Verde Limão y Rosa Branca. Por un momento, tras los saludos oportunos, Mariza desaparecieó del escenario. Pero el público no re resignó. De nuevo tuvo que salir y terminar de poner el toque final con Ó gente da minha terra.  

“La vida me ha traído hasta aquí. Ha sido un camino muy feliz Hace 25 años no había redes sociales. Yo quiero ser la cantante portuguesa mas seguida del mundo, como Cristiano Ronaldo”, bromeaba. Pero de eso nada Mariza. Donde esté la mejor embajadora actual del fado que se quite cualquiera que vaya tras un balón.