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El Mediterráneo en bicicleta: de Cádiz a Atenas, 6.000 kilómetros de desafíos y autodescubrimiento

Germán Teca, inmerso en la aventura del Eurovelo 8, confiesa que "fue su incansable espíritu viajero y una profunda curiosidad por explorar territorios desconocidos lo que le llevó a embarcarse en esta travesía"

Asimismo, confiesa que "este viaje ha sido una profunda transformación, tanto mental como emocional. Siempre tuve miedo de mostrarme tal como soy, pero ahora he aprendido que no hay nada de malo en ser auténtico"

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Germán Teca por los canales del Senna, cerca de Montpellier / D.C.
Carla Gómez

21 de septiembre 2024 - 06:00

Germán Teca, un joven chiclanero, ha optado por embarcarse en una aventura que lo llevará más allá de sus experiencias previas como mochilero. Esta vez, no viaja a pie ni en tren, sino montado en una vieja bicicleta del 2009, desgastada por el tiempo pero preparada para un reto enorme: cubrir 6.000 kilómetros a lo largo de la ruta Eurovelo 8, desde Cádiz hasta Atenas.

En este momento, Germán se encuentra en Italia, habiendo recorrido ya más de 3.000 kilómetros, lo que representa la mitad de su travesía. Su motivación para continuar va más allá del desafío físico; se nutre de una conexión más profunda con el camino y consigo mismo,explorando no sólo el paisaje que lo rodea, sino también su propio ser.

"Lo que me inspiró a esta aventura fue mi incesante espíritu viajero y una profunda curiosidad por explorar territorios desconocidos", confiesa Germán, quien reconoce que hasta ahora la bicicleta no había sido su medio habitual. "Este es mi primer viaje en bicicleta; antes siempre había recorrido el mundo como mochilero, viajando por Latinoamérica y Asia". Sin embargo, algo cambió al ver un reportaje de Álvaro Neil, el famoso 'BiciClown'. "Me fascinó su forma de viajar y pensé que era hora de dejar la mochila a un lado y lanzarme a la carretera sobre dos ruedas", recuerda.

Germán Teca en los canales del Senna / D.C.

Durante su travesía, Germán ha recurrido a plataformas como Couchsurfing y Warmshowers, redes que brindan a cicloturistas la posibilidad de alojarse en albergues. “Este viaje es una prueba de resistencia física, pero también es una ventana abierta para conectar con quienes habitan los lugares que atravieso", reflexiona. "Lo que realmente queda en mi memoria es la gente que conozco. Eso es lo que yo llamo viajar de verdad. Los hoteles pueden ofrecer descanso, pero lo que me apasiona es crear lazos con quienes me reciben", añade el deportista. Sin embargo, ha habido noches en que el suelo de un arrozal en Italia o la arena de una playa bajo las estrellas se han convertido en su lecho, acompañado únicamente de su saco de dormir y una simple esterilla.

Este modo de viajar le ha revelado la calidez de la hospitalidad humana, el abrazo de diferentes culturas, y cómo cada encuentro casual, cada conversación, cada comida compartida, cada historia contada, ha añadido un matiz único a su travesía. Para Germán, son estas conexiones las que verdaderamente dan sentido al acto de viajar.

Como en cualquier viaje, los obstáculos y desafíos han sido constantes, desde contratiempos mecánicos hasta pruebas personales.“Uno de los momentos más memorables fue cuando se me rompió la cadena de la bicicleta. No sabía cómo arreglarla, así que tuve que llamar por videollamada al señor que me la vendió y hacer de mecánico por un día”, cuenta entre risas. “Debo decir que ningún problema me ha desviado de mi objetivo”, asegura.

Germán Teca en el Museo de Enzo Ferrari en Modena / D.C.

En el aspecto físico, la aventura ha dejado su huella. Germán ha perdido 11 kilos desde que comenzó, algo que atribuye al esfuerzo constante y a una dieta dictada por las necesidades de su cuerpo. “Como mucha pasta y arroz, es la comida que necesito para mantener el ritmo”, explica. A pesar de estas transformaciones, se siente fuerte y saludable, y cada kilómetro recorrido refuerza su confianza en sí mismo.

Más allá del desafío físico, esta travesía está forjando una metamorfosis en Germán a nivel personal. Como actor, ha batallado durante años con el miedo escénico, un eco doloroso del bullying que sufrió en su juventud. Sin embargo, este viaje le ofrece una oportunidad singular para liberarse de esos temores y revelarse al mundo. “Este viaje me ha transformado en el ámbito mental y emocional. Siempre temí mostrarme, pero ahora siento que contribuyo a la comunidad y que no hay nada de malo en ser uno mismo”, confiesa.

Documentar su aventura en redes sociales se ha convertido en una forma de terapia, un camino de empoderamiento que le permite confrontar y superar sus inseguridades. A través de este proceso, ha descubierto una nueva manera de conectar con los demás y, al mismo tiempo, ha encontrado una voz más auténtica en su interior.

“Me asombra el eco que mis viajes y aventuras han tenido en los demás. Muchos jóvenes de Cádiz me han escrito, contándome que mi historia les ha inspirado a tomar la bicicleta y explorar la provincia. Ese apoyo me impulsa a seguir compartiendo mi experiencia”, relata Germán con gratitud.

Germán Teca cerca de Montpellier, ciudad del sur de Francia / D.C.

Para aquellos que anhelan emprender un desafío similar, su consejo es directo y claro: “Marquen la fecha y compren el billete. Establezcan un día y una hora para su hazaña, porque a menudo la vida se desliza entre los dedos sin que hagamos lo que realmente deseamos”. Él mismo solía aplazar sus sueños hasta que un día decidió que era el momento de actuar. “Solía hablar mucho y hacer poco, hasta que me cansé de esa rutina y empecé a fijar fechas para mis aventuras. Así fue como realmente comencé a vivir”, confiesa.

Este consejo sencillo, pero poderoso, ha sido la clave para que Germán transforme sus deseos en realidades. Ya tiene en mente nuevos retos para el futuro, y aunque no ha revelado detalles, está seguro de que seguirá explorando el mundo sobre dos ruedas.

A medida que Germán continúa su camino hacia Atenas, cada pedalada lo acerca no sólo a su destino final, sino también a una versión más auténtica y segura de sí mismo. La Eurovelo 8, que en un principio parecía un reto físico, se ha convertido en un viaje de transformación personal. Un viaje que, más allá de los kilómetros recorridos, le ha permitido reconectar consigo mismo, superar miedos y descubrir nuevas formas de vivir y viajar. Este es el verdadero viaje de Germán, un viaje hacia el autodescubrimiento y la autenticidad.

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