El vuelo solitario de Paul Thin que marcó historia en Concert Music Festival

El joven artista granadino que se ganó el cariño del público durante su paso por Operación Triunfo, ofreció su primer concierto en solitario en Chiclana tras la gira que lo consagró como uno de los talentos más prometedores de la música urbana en España

'Una Tarde Cualquiera' que nunca olvidaremos

Estopa y el tren del flashback: 25 años de rumbas y emociones en una noche inolvidable

Paul Thin, este domingo en Concert Music Festival
Paul Thin, este domingo en Concert Music Festival / Germán Mesa
Carla Gómez

12 de agosto 2024 - 00:16

Chiclana/Es probable que ningún artista pueda borrar de su memoria la sensación única de su primera vez sobre un escenario. Aunque Paul Thin ya ha tenido varios de esos instantes mágicos, ninguno de ellos podrá equipararse a la experiencia vivida la pasada noche en Concert Music Festival. Fue allí donde, por primera vez, el artista se enfrentó al público en solitario, alejándose de la sombra protectora de la gira de Operación Triunfo. A lo largo de su trayectoria, el joven granadino siempre había contado con el apoyo incondicional de sus compañeros de la academia de OT2023, quienes lo acompañaron en cada paso. Sin embargo, anoche fue diferente; Paul decidió desplegar sus alas y emprender el vuelo por sí mismo. Lo hizo con la seguridad y la destreza de quien lleva años dominando el arte, mostrando una entereza que sólo se encuentra en los artistas verdaderamente consagrados. ¿Acaso la noche de ayer quedará grabada en la historia? Sólo el paso del tiempo lo dirá, pero lo que es seguro es que este fue un hito decisivo en su carrera, tal como él mismo lo expresó: "Chiclana, sois mi punto de partida de todo lo que se viene a partir de hoy". Una cosa está clara: Paul Thin ha llegado para quedarse, y de eso no hay duda alguna.

El espectáculo comenzó con una explosión de euforia cuando un robot apareció en la pantalla gigante situada detrás del escenario, una figura que aludía al concepto de sus canciones, una metáfora quizás, de un Paul que navega entre lo humano y lo tecnológico, lo emocional y lo frío, lo personal y lo universal. A medida que las luces se encendían y los primeros acordes resonaban, los gritos de la multitud se alzaron como un rugido ensordecedor, marcando el inicio de una noche mágica. Los bailarines aparecieron en escena, moviéndose con precisión mecánica, casi como si fueran una extensión de ese robot que dominaba la pantalla. La coreografía, perfectamente sincronizada, complementaba la potente voz de Paul, quien se adentró en la canción La Camarera con una energía que electrizó al público.

Sin embargo, el clímax de la noche llegó cuando Paul optó por interpretar Brisa a capela, despojando la canción de todo artificio y dejando que su voz resonara sola, poderosa y pura. Los asistentes se unieron a él en un canto colectivo, creando una atmósfera que trascendía lo terrenal, una especie de ritual sonoro que envolvía el escenario en un manto de sentimientos a flor de piel. Este concierto, su primer gran show en solitario desde la gira de OT, se convirtió en una especie de rito de paso para Paul. Entre la multitud, se alzaban corazones azules de papel, un símbolo que evocaba el amor y la lealtad de sus seguidores, una especie de comunión entre el artista y su público. El azul, el color de la calma, la confianza, pero también de la profundidad emocional, parecía ser el color perfecto para representar lo que Paul ha significado para tantos.

“¡¿Cómo está mi familia?! ¡Buenas noches! Qué increíble, muchísimas gracias por estar aquí", exclamó Paul con una voz cargada de emoción. "Ha pasado tanto tiempo, y este es mi primer show en solitario… pero lo mejor aún está por venir". Sus palabras, llenas de humildad y gratitud, marcaron el inicio de uno de los momentos más íntimos de la noche: su interpretación de Me quedaré, una canción del dúo Estopa que el granadino hizo completamente suya. Con una profundidad emocional que caló hondo, Paul transformó la pieza en algo único, mientras el público, envuelto en la magia del momento, se dejaba llevar al compás de la música, en una sincronía natural que sólo ocurre en las veladas más inolvidables.

El ritmo del concierto nunca decayó. El repertorio continuó con Lola, una canción impregnada de aires flamencos, el público se transformó en un improvisado tablao, donde las palmas y los gritos de "olé" resonaban en perfecta armonía con el compás de la música. Era imposible no dejarse llevar por la pasión y la intensidad de un Paul que se entregaba sin reservas, compartiendo cada nota, cada palabra, con un público que parecía no querer dejarlo ir.

Y cuando los gritos de su nombre comenzaron a llenar el aire, como si con cada uno de ellos quisieran detener el tiempo, Paul aprovechó para presentar a su equipo, mostrando un sincero agradecimiento hacia aquellos que lo acompañan en esta travesía musical. "Quería presentaros a este equipo maravilloso, un aplauso para ellos", dijo, mientras el público rompía en aplausos. Fue en ese momento que alguien desde la audiencia le lanzó la bandera del orgullo bisexual, un gesto que el cantante recibió con una sonrisa, como un símbolo más de la diversidad y la inclusividad que lo rodea.

El clímax del concierto llegó con la canción Dónde, donde la energía se desbordó de tal manera que la gente comenzó a saltar, mientras los bailarines iluminaban a Paul con las linternas de sus móviles, casi como si lo estuvieran venerando, como si él fuera una especie de deidad moderna, brillando en la penumbra.

El broche de oro de la velada lo puso Alondra, su más reciente single, que resonó como un auténtico manifiesto de su evolución artística. No se trata de una simple canción en su repertorio, sino de un reflejo del sendero que Paul ha elegido transitar, donde lo urbano se funde con lo íntimo y lo moderno se entrelaza con lo eterno. "Muchísimas gracias por estar aquí conmigo. Adiós Andalucía", fueron las palabras con las que Paul se despidió, mientras el público, incansable, continuaba coreando su nombre. Pero el artista granadino, conmovido por el afecto palpable de sus seguidores, no pudo resistir la tentación de prolongar ese instante mágico; tras finalizar el concierto, descendió del escenario para capturar el momento en algunas fotos, dejando a sus fans un último gesto de agradecimiento, sellando la velada con un toque de cercanía inolvidable.

La noche de ayer fue, sin duda, un punto de inflexión en la carrera de Paul Thin. Con una mezcla de tecnología futurista, emociones a flor de piel y una conexión inigualable con su público, el artista demostró que tiene la capacidad y el carisma necesarios para conquistar los escenarios más grandes. Lo que está por venir es un misterio, pero si algo quedó claro es que Paul Thin está preparado para enfrentarlo con la misma determinación con la que se subió anoche al escenario de Concert Music Festival.

stats