La Semana Santa que pudo haber sido en Chiclana
Prólogo de la Semana Mayor
Hoy, Domingo de Ramos, comienzan en Chiclana unas jornadas marcadas por la crisis sanitaria que volverán a dejar las calles huérfanas de procesiones y que tendrán a los templos como máximos protagonistas
Por segundo año consecutivo, la Semana Santa de Chiclana, como en el resto del país, llega marcada por la pandemia y condicionada en todas sus celebraciones por una crisis sanitaria que vuelve a privar a cofrades, devotos y público en general de las tradicionales salidas procesionales, una circunstancia que marcará además cualquier cita y encuentro que se lleve a cabo en torno a la principal fiesta para los cristianos y uno de las más importantes atractivos culturales y turísticos de Andalucía.
Pero, a pesar de ello, en esta ocasión al menos los responsables de las hermandades y cofradías de la ciudad y las autoridades civiles y religiosas han tenido margen de actuación para dar forma a un calendario de cultos, actividades y eventos que permitan, dentro de las actuales restricciones y medidas de seguridad, celebrar de la forma más digna posible estas importantes fechas para la ciudad.
Y con tal fin se han venido organizando diversas propuestas de forma conjunta por parte del Consejo Local de Hermandades, el Ayuntamiento, los diferentes templos y parroquias y las cofradías de la localidad, unas iniciativas de las que ya se han puesto en marcha algunas, como la exposición de imágenes cofrades en la Plaza Jesús Nazareno, el Pregón a cargo de Francisco José Salado, la exposición Siglos de Devoción, Patrimonio Artístico y Oculto de la Semana Santa de Chiclana, en la Casa de Cultura, la presentación del Recetario de la Semana Santa, realizado por los mayores de la ciudad en beneficio de la acción social, entre otras.
Asimismo, en la jornada de ayer, Sábado de Pasión, la ciudad acogió un evento inédito hasta ahora y motivado también por las tristes circunstancias derivadas de la actual pandemia, pero que dejó imágenes para la historia en los diferentes templos de la localidad, las Meditaciones de la Pasión de Cristo. Dicha iniciativa permitió a los cofrades y devotos realizar un recorrido por los diferentes templos de la ciudad para ser testigos de las composiciones realizadas por las cofradías con los misterios representados por cada una de ellas.
Y a partir de hoy, Domingo de Ramos, será cada corporación la que lleve a cabo los cultos y celebraciones que estime oportunas en el interior de sus sedes canónicas durante cada una de las jornadas en las que hubieran procesionado por las calles de Chiclana, si bien el único acto externo que celebrarán será la estación de penitencia por parte de las respectivas juntas de gobierno en la Iglesia Mayor Parroquial de San Juan Bautista.
Atrás quedará, al finalizar estos ocho días, una nueva ocasión perdida para disfrutar por las calles de Chiclana de la alegría y el bullicio infantil del cortejo de la Borriquita, de la austeridad de la joven Hermandad del Huerto con aires de La Banda, del imponente caminar de los pasos del Señor de la Piedra y la Virgen de Lágrimas y Esperanza, del esperado estreno del Cristo del Perdón en una jornada de Lunes Santo aún más grande, de la solemnidad de las mantillas en Afligidos y de las destacadas novedades que ya presenta el misterio del Señor del Amor desde Fuente Amarga. Tampoco se podrán presenciar las interminables filas de penitencia tras el Cristo de Medinaceli, ni la luz de los últimos rayos de sol en la cara del Nazareo al abandonar por unas horas a las Madres Agustinas, así como la sobriedad y el recogimiento del Cristo de la Salud bajando por Hormaza. Vera Cruz tampoco podrá hacer gala este año del nuevo estilo con el que su Junta de Gobierno está impregnando a la hermandad, ni cerrará la Soledad los desfiles de penitencia desde su capilla cercana al camposanto.
Pero, a buen seguro, los cofrades sí proyectarán en la imagen del Resucitado el próximo Domingo de Resurrección, aunque solo sea en el interior de la Iglesia Mayor, todas sus esperanzas y deseos de que el próximo año vuelvan dichas escenas a las calles de la ciudad. Hasta entonces, y como se han encargado de repetir en numerosas ocasiones tanto desde el Consejo de Hermandades, como desde el Ayuntamiento o el propio pregonero en su prólogo de la Semana Santa, solo queda este año adaptarse a lo que ha tocado vivir y prepararse para retornar con más fuerza si cabe.
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