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A las 10:13 horas de la mañana del lunes, el director del Colegio Maestro Manuel Aparcero recibió la llamada de Emergencias anunciando el alto riesgo de tsunami inminente. Antes de esta llamada de la Policía Local de Chipiona, el Instituto Nacional emitió la alerta pro tsunami transmitiéndolo con celeridad a Protección Civil Nacional y a Junta de Andalucía, quien daba dicho aviso a las autoridades de la localidad. Desde la llamada, se activó el protocolo que en menos de media hora llevaría a los alumnos desde el centro hasta La Lagunilla, frente a la antigua estación de tren, uno de los puntos establecidos como seguros en caso Tsunami.
Se trata de un simulacro, como se viene anunciando desde hace semanas, y del que los alumnos de la escuela son conocedores del protocolo de evacuación que iban a seguir a continuación.
Los chicos de la escuela, más de 250 alumnos, fueron trasladados con la urgencia y el ritmo adecuado a la situación hacia el patio, lugar más alejado del edificio. Este recorrido era ciertamente conocido por todos los escolares al ser habitual, al igual que en todos los centros educativos en este país, en los simulacros de incendios. Sobre las 10:17 horas, cuatro minutos después del sonido de la alarma, todos los alumnos se encontraban fuera de sus aulas y en el punto de encuentro antes de abandonar el colegio para iniciar la segunda fase de dicha prueba.
Desde el patio del colegio, todos los chicos y chicas del centro tenían la urgencia de llegar hasta la zona segura definida por las autoridades. Un recorrido hasta La Lagunilla que se estima en unos 20 minutos a pie, "a ritmo de una persona adulta", concretó Rafael García, director del colegio. Teniendo en cuenta que había que movilizar a 250 personas, más profesores y voluntarios, con niños de hasta 3 años (hasta los cinco acompañados de sus padres), la llegada del último niño se produjo a las 10:39 horas, 22 minutos después de la salida del centro.
Es decir, en menos de media hora, 26 minutos concretamente, se realizó la evacuación completa de todos los escolares del centro. García añadió que se trataba de "un recorrido novedoso para los alumnos pero que hicimos a un ritmo aceptable y sin pararnos ni un solo momento". El protocolo seguido por este centro se ha desarrollado en una primera fase que tendrá más continuidad en el futuro.
Toda esta actuación se enmarca como parte del proceso del proyecto piloto para convertirse en Tsunami Ready, proporcionada por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco y que se basa en 12 indicadores que logran mejorar las capacidades de la comunidad ante los tsunamis.
El ejercicio en cuestión tiene el nombre de NeamWave23 (las siglas NEAM corresponden a Nordeste Atlántico y Mediterráneo), siendo la continuación del programa NeamWave con precedentes cada dos años aproximadamente (2012, 2014, 2017, 2021), pero que no sería hasta 2017 cuando se incorporaría España.
El objetivo, según ha informado la organización del simulacro, es el de evaluar la capacidad de respuesta de los mecanismos nacionales, autonómicos y locales para la recepción y difusión de alertas por tsunami. Así lo ha hecho Chipiona, referencia en España, junto a las localidades de Larnaka (Chipre), Alejandría (Egipto), Marsaxlokk (Malta), El Jadida (Marruecos), Samos (Grecia), Büyükçekmece (Turquía), Cannes (Francia), y Minturno, Palmi, y Marzamemi (Italia).
El simulacro, según valoró el alcalde de Chipiona, Luis Mario Aparcero, se desarrolló con normalidad y sin incidencias. "Llevamos 3 años siendo el centro piloto de la NeamWave", indicó el regidor. La ejecución del ejercicio lleva semanas de preparación "realizando varias experiencias, mapas de inundaciones, calculado tiempos y mapas de evacuación". Ésta ha sido la primera de las fases, con un "balance positivo" pero con la certeza de "cubrir errores y defectos".
Comprar petos identificativos para los profesores y jefes de estudio de los colegios o que los alumnos más grandes acompañen a los más pequeños a falta de sus padres son algunas de las observaciones que Aparcero cree que tienen que estudiarse para próximas actuaciones. "El riesgo inminente lo marca la naturaleza. Lo estamos porque esta zona es el choque entre dos placas tectónicas. Se ha repetido en 1755, 1769, 1968 y 2003. Es posible que vuelva a ocurrir", avisó el alcalde.
De hecho, Chipiona se ofreció voluntaria para este proyecto que culmina toda una semana de homenajes y recuerdos por el maremoto de 1755 que se produjo en sus costas tras el terremoto que arrasó la ciudad de Lisboa. Ahora, toca analizar los datos y la coordinación de los 50 profesionales de Protección Civil, Policía Local, educadores, padres y voluntarios partícipes con el objetivo de establecer mecanismos de mejora.
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