El reto de reverdecer viejos laureles
Elecciones municipales en Cádiz
Tras varios años apartados de la política Aparcero (Chipiona), Liaño (Rota) y Prats (Sanlúcar) regresan en estas elecciones liderando unas candidaturas independientes sin miedo al fracaso y con la ilusión de un principiante
Chipiona/Si cualquiera de los tres mirara hacia atrás vería una estela de 20 largos años de dedicación a la política y a sus pueblos. Porque los tres son políticos, sí, pero son sobre todo municipalistas y unos apasionados de las ciudades en las que se criaron, en las que residen y de las que fueron concejales –alguno hasta alcalde– durante varios lustros. Luis Mario Aparcero (Chipiona), Juan Antonio Liaño (Rota) y Antonio Prats (Sanlúcar) tienen varias cosas en común como, por ejemplo, que los tres llevaban varios años alejados de la política activa, que los tres abandonaron recientemente los partidos políticos a los que dedicaron buena parte de sus vidas, que los tres ocuparon cargos públicos en la Diputación o en la Junta además de en sus ayuntamientos, que los tres saben qué es gobernar pero también qué es estar en la oposición y que los tres se presentan ahora como candidatos a alcaldes en sus ciudades liderando las listas electorales de tres partidos independientes de nueva creación.
Para saber qué les mueve a regresar al ruedo político, este periódico ha logrado reunirlos esta misma semana. Y para entrevistar a tres políticos con solera, qué mejor que organizar ese encuentro en un lugar con solera. Por eso el Museo del Moscatel de Chipiona se erigió en el punto de encuentro y en el escenario de una charla amistosa de tres políticos que son casi vecinos y que, curiosamente, prefieren mucho más mirar hacia adelante que hacia atrás.
“¿Por qué vuelvo? Pues es muy fácil. Porque no me gusta como está mi pueblo”. La frase de Aparcero, contundente, lo resume todo. Y su reflexión es compartida al dedillo por sus compañeros de tertulia. Después, claro, vienen las cuestiones personales. Y el ex regidor chipionero explica que lleva casi 20 años fuera de la política, que durante mucho tiempo fue director de un colegio público, que ya está jubilado y que ha llegado a un “acuerdo” con la familia para intentar ser útil a su pueblo. “Y desde Unidos por Chipiona, donde llevamos un año y medio trabajando, nos vemos capacitados para resolver algunos de los graves problemas que sigue teniendo esta ciudad, como los de transporte, limpieza, empleo, pobreza...”.
Antonio Prats asiente y, con su desparpajo de siempre, da una visión aún más personal. “Yo ya soy pensionista, y a mucha honra. Pero no quiero pasar el tiempo jugando al tute. Yo quiero trabajar, tengo ilusión, no me considero mayor y quiero que Sanlúcar avance. Y como veo que mi ciudad está muerta, porque no ha avanzado nada en estos años de gobierno del PSOE y de Ciudadanos, pues por eso me presento. Hoy Sanlúcar es una ciudad sucia, que está abandonada, que es la primera en tasa de paro de toda España y que tiene unas impuestos altísimos. Y yo creo que mi ciudad tiene futuro porque tiene muchos recursos”.
Pocos ganan a pragmático a Juan Antonio Liaño. Por eso es tajante cuando explica su vuelta al ruedo político cuatro años después. “Yo siempre he tenido un proyecto para Rota. Lo que pasó fue que mi partido, que era el PP, rechazó ese proyecto y ahora intentaré desarrollarlo a través de esta aventura que se llama Vamos con Rota. La tarea no es fácil, porque es muy complicado intentar llegar a la gente cuando no hay una marca detrás. Pero a ilusión no nos gana nadie. Y como me considero un animal político, porque la política no es mi forma de vida sino mi pasión, pues por eso estoy aquí”.
Liaño es el único de los tres que aún sigue en activo –es funcionario–, es el único que no ha llegado aún a los 60 años de edad y es el único también que aún no es abuelo. Pero, al igual que sus compañeros de tertulia, también reclama que su ciudad necesita un cambio urgente “porque Rota se ha estancado mucho en los últimos cuatro años”. “El actual alcalde no tiene un proyecto para mi ciudad, sólo sabe improvisar y prometer cosas que luego no cumple. Y frente a ello yo vendo un municipalismo sensato y con vocación de servicio público”, apostilla quien fuera durante muchos años delegado municipal de Hacienda en el Ayuntamiento roteño.
Luis Mario Aparcero
"Regreso en parte para lavar mi imagen pero sobre todo lo hago porque mi proyecto de ciudad está inacabado”
La charla deriva hacia los objetivos a corto plazo de cada uno de estos tres alcaldables. Pero antes de eso hay tiempo para que cada uno barra un poco más para su casa y siga incidiendo en los puntos negros que entienden que hay en la gestión de sus respectivos gobiernos municipales. En este contexto Aparcero enumera “la veintena de proyectos que están parados en Chipiona” como el vivero de empresas, el camping municipal que sigue cerrado, el Museo Rocío Jurado, el cine, los pocos ingresos que genera Costa Ballena o el escaso desarrollo del Plan General de Urbanismo.
Y Prats enseña una montaña de papeles para recordar la “multitud” de convenios firmados entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sanlúcar que siguen sin ser realidad. “Algunos de ellos datan de 2003 ó 2004”, precisa mientras hace referencia al puerto deportivo aún inexistente, al desarrollo de varios planes parciales, a la construcción de viviendas, y a la depuradora o el nuevo paseo marítimo que siguen en el cajón de los olvidos.
Y Liaño, como buen roteño, se ve obligado a recordar la hipoteca que tiene su municipio con la Base Naval “que sigue sin pagar licencia de obras y sin convenio de servidumbre”. Pero añade también que la Junta “continúa sin pagar nada de IBI por el puerto deportivo de Rota” y que su ciudad sigue sin poder disfrutar de ese entorno medioambiental único que es La Forestal “que sigue abandonada”.
Y todo ello sin que ninguno de los tres olvide la importancia de una comarca “que es un paraíso para los turistas pero que sigue sin generar la riqueza y el empleo que debería”, según comenta Prats. Al hilo el alcaldable de Libres promete construir en Sanlúcar cuatro hoteles “porque no es de recibo que en mi ciudad haya sólo 500 camas cuando en Rota hay más de 2.000”.
En este contexto comarcal Aparcero también hace sus aportaciones y plantea la llegada del tren procedente de Jerez, o multiplicar las comunicaciones marítimas con Cádiz, Sevilla y Huelva, o unir esfuerzos y potencial para el desarrollo del sector de la flor cortada y los invernaderos o para aportar soluciones a los problemas de regadío que siempre acucian a esta zona.
Otro denominador común que surge entre Aparcero, Liaño y Prats: ninguno tiene miedo al fracaso ante lo que puede pasar el día 26. Y en cierto modo es lógico que sea así porque quien nada tiene, nada puede perder. Lo deja claro Antonio Prats: “Yo no tengo nada que perder pero Sanlúcar, sí. Porque Sanlúcar tiene ahora una oportunidad para prosperar y para dejar de estar pendiente de tantos planes de exclusión social o de planes de empleo. Sanlúcar tiene que vivir del trabajo de su gente y no de la caridad de las administraciones”.
Juan Antonio Liaño
"Yo siempre he tenido un proyecto para Rota. Lo que pasó fue que mi partido, que era el PP, lo rechazó”
Liaño va en Rota a lo máximo, a por la victoria, pero también reconoce que el objetivo principal es lograr representación y que poder ser llave de gobierno no es una quimera “en un mapa político que está tan segregado”.
Y Aparcero tampoco se queda corto. “Salgo a ganar y creo que le voy a quitar votos a todos los partidos porque creo que los ciudadanos me consideran un buen gestor y porque saben que no me llevé nada cuando fui alcalde”, reflexiona quien ganó cinco elecciones municipales consecutivas en Chipiona, que estuvo 12 años en la Alcaldía divididos en tres etapas y que a día de hoy sigue siendo el único político de la provincia que sufrió dos mociones de censura.
Hablar de Luis Mario Aparcero es hablar obligatoriamente del caso Sanlúcar, aquel intento de soborno de hace 20 años a un concejal del PP para intentar evitar una moción de censura en el Ayuntamiento sanluqueño. El asunto también salpicó al entonces regidor de Chipiona, que fue inhabilitado durante un año y medio por un delito de cohecho. Hoy, después de dos décadas, Aparcero sigue defendiendo su inocencia. “El PSOE me abandonó después de que me metieran en un tinglado sin yo comerlo ni beberlo”. Y añade: “En parte vuelvo porque quiero lavar mi imagen, pero sobre todo lo que busco es completar mi proyecto para Chipiona que dejé inacabado”.
Antonio Prats
"Sanlúcar tiene que vivir del trabajo de su gente y no solamente de la caridad de las administraciones”
Los tribunales también fueron crueles con Prats, porque el caso Ramel –el secuestro en el Ayuntamiento del alcalde del PP para que se cumpliera un acuerdo político en materia de limpieza– también le deparó un año de inhabilitación. Cumplida la pena, el que fuera durante décadas referente del andalucismo en Sanlúcar y en parte de la provincia de Cádiz habla de aquel episodio con orgullo. “No me arrepiento de nada porque aquella movilización permitió rescatar la gestión de la limpieza, que antes llevaba una empresa privada que era un desastre. Y hoy hay tres empresas públicas que tienen más de 300 trabajadores y que ha permitido ahorrar miles de millones de euros al Ayuntamiento”, subraya.
Los tribunales de Justicia también cercaron a Liaño, en concreto por el caso Uniformes. Pero él, a diferencia de Aparcero y Prats, sí terminó siendo absuelto. Aún así, es el más contundente de los tres. Y tras recordar el sufrimiento anímico y el desgaste personal, político y hasta económico que padeció “porque se jugó con mi imagen y con mi honor”, Liaño dispara con balas hacia un doble objetivo. Así, por un lado acusa al PSOE roteño de “haber llegado al gobierno mediante la judicialización de la vida política local”. Pero también envía un recado nítido al PP: “Mi partido no me ayudó. Me echó a los leones, como en el circo romano. Si me hubiera hundido hasta hubiera sido muchísimo mejor para ellos. Y digo esto con todo el dolor de mi corazón porque yo defendí siempre las siglas del PP a muerte. Yo no soy un cabreado de la política pero sí estoy muy dolido con el que era mi partido. Y esta es la verdad”, se sincera con cierta emoción en sus palabras.
Las candidaturas de Unidos por Chipiona, Vamos con Rota y Libres están repletas de gente joven. Y en sus reuniones, coinciden sus tres líderes, curiosamente no se habla de política sino de sus ciudades, de sus problemas y de sus posibles soluciones. Y para ello, dicen, es fundamental un alcalde que sepa pelearse con las administraciones superiores, sean del color que sean.
Esto último es al menos lo que piensan estos tres candidatos que al comparar a los gestores de hoy con los de antes, ven diferencias bastante nítidas. Liaño, por ejemplo, dice que los alcaldes que hay hoy en la provincia son “de un perfil medio-bajo”, Prats dice que el regidor de Sanlúcar (el socialista Víctor Mora) “es famoso porque nunca ha peleado nada ni ante la Junta, ni ante el Gobierno” y Aparcero echa en falta más gestión en todas las administraciones, también en los ayuntamientos. “Antes había mucha inversión, se hacían muchas cosas, y ahora nuestros políticos venden la entrega de dos walkie-talkies a Protección Civil, o la inauguración del alumbrado público en una calle, o chorradas así”.
Y salen nombres propios. Y Aparcero elogia la figura de José Antonio Gómez Periñán, y Prats no se olvida de Francisco Menacho. Y salen a la palestra alcaldes que pelearon mucho por sus ciudades como Teófila Martínez, Hernán Díaz o, sobre todo, el ex alcalde de Rota Felipe Benítez. “Es que yo iba a la Diputación con Felipe Benítez y él sacaba más para su pueblo pese a ser del PP que muchos alcaldes que éramos del PSOE”, rememora con cierta envidia Luis Mario Aparcero.
Y la charla continúa. Y se habla de empleo, y de participación ciudadana, y de vivienda, y de urbanismo, y de la influencia en los pueblos de una crisis que se resiste a irse del todo. Y un cuadro de una jovencísima Rocío Jurado es testigo mudo de la pasión con la que hablan estos tres animales políticos que buscan reverdecer viejos laureles. Lo curioso es que afrontan este reto con poca nostalgia por lo que hicieron pero con mucha ilusión por lo que aún les queda por hacer... si las urnas lo permiten, claro.
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