Balón de oxígeno para el San Fernando ante el Badajoz (2-1)

San Fernando/¿Cómo se puede cambiar tanto de una semana a otra? ¿Cómo se pueden mostrar, en el transcurso de solamente siete días, dos caras tan distintas? ¿Cómo lo negro, en 90 minutos de juego, se vuelve gris o casi blanco? Son las preguntas que se hacen los aficionados azulinos tras la victoria que el San Fernando cosechó ante un Badajoz que, sobre el papel, tiene suficientes argumentos para hacer mucho más de lo que le dejó hacer el equipo isleño en su enfrentamiento.

El conjunto de La Isla coge un balón de oxígeno a costa de unos pacenses que se mostraron timoratos ante el mejor juego de los azulinos, que no dieron opciones a su rival salvo en el tiempo de descuento, porque el sino del conjunto local no es otro que el de sufrir y, de paso, hacer sufrir a los suyos.

Con esta victoria, los isleños ven mucho más cerquita la salvación, de hecho solamente se ponen a un punto del rival al que tienen que mirar, el Algeciras. Igualmente, el triunfo ante los suyos, ese que no se producía desde el pasado 6 de noviembre, da moral y ánimos a un plantel que, después de lo ocurrido en San Sebastián de los Reyes, temía que una nueva derrota lo avocaría a los infiernos del descenso. Tras el partido ante el Badajoz, lo que era muy pero que muy negro ahora ya tiene otro color.

Pablo Alfaro se vio en cierta medida obligado a cambiar lo que había ofrecido desde su llegada al banquillo azulino. Las bajas de Perales, Rafa Páez y Biabiany cambiaban por completo el esquema. Sabedor de que las bandas del equipo extremeño entrañaban tremenda complejidad, optó por poner dos laterales naturales, Lanchi en la derecha y Luis Ruiz en la izquierda, dejando como centrales a Farrando y a José Carlos. Por delante, lo de siempre: David Ramos para destruir y Dani Molina para construir. El cambio vendría en las bandas porque si Gabri Martínez a pierna cambiada era fijo en la izquierda, en la derecha se intercambiaban la posición de medio punta con la de extremo Dani Aquino e Ilyas Chaira, y eso le salió a las mil maravillas porque entre los tres se encargaron, y mucho, de llevar el peligro. En la punta de ataque, el técnico maño se decantó por darle la titularidad al recién llegado Gabarre, y el delantero centro no defraudó.

Con esto maniataron al Badajoz, que vio como en el casi primer acercamiento isleño la balanza se decantaba de su lado. El partido aciago de Juanmi García, que provocó las manos del penalti y fue expulsado en el 33 por doble amarilla y una entrada descomunal a Gabarre, hizo que Dani Aquino pusiese por delante a los suyos y que el partido se viese desde otra perspectiva.

Tras el tanto inicial es bien cierto que el Badajoz se estiró, pero no es menos verdad que el San Fernando supo controlar en todo momento el encuentro, que se sintió hasta cómodo en el terreno de juego y que apenas se inquietó, salvo un tiro cruzado de Calderón el portal del debutante Fassi. El mexicano fue un espectador más en la primera parte, que se saldó con escasas oportunidades de gol.

Pero tras el descanso llegó el desenfreno. Ya en el 50’ los isleños dejaron a las claras que no iban a llegar a la recta final del choque con el agua al cuello y una galopada, de las mil que realizó, de Gabri Martínez terminó con una cesión a Aquino, cuyo disparo se fue un cerca del palo de un desconcertado Kike Royo. En el 64’ se pudo sentenciar el choque, pero ya el run-run del mal endémico que azota a los isleños salió a relucir. Ilyas Chaira, tras un pase magistral de Aquino, se plantó en solitario ante el cancerbero pacense, cuyo cuerpo desvió el disparo del extremo isleño.

Tanto fue el cántaro a la fuente que se terminó por romper y fue el propio Ilyas Chaira el que engatilló un disparo en una posición algo escorada para establecer el dos a cero que llevaba la tranquilidad a la parroquia isleña.

Pero quedaban algo más de 20 minutos y no todo iba a ser tan fácil. En el 76’ Aquino hizo temblar la portería del Badajoz en una falta que lanzó para que el balón fuese repelido por la cruceta y en el 83’ fue Juanmi Callejón el que disparó sin peligro a las manos de Kike Royo.

El Badajoz tuvo, en el 85’, la ocasión de meterse en el partido y un mano a mano de Francis Ferrón ante la desesperada salida de Fassi terminó con una vaselina que se fue fuera. El partido era tan frenético que en el 87 Cebeiro, en una jugada personal, estuvo a punto de hacer el tercero, pero éste no llegó y tocaba sufrir porque en el primer minuto del descuento de seis que había dado el colegiado, Adilson se marcó una jugada personal para que los cinco minutos finales fueran un verdadero infierno.

El tiempo transcurrió con lentitud, pero los isleños pusieron la dosis de veteranía para que no pasase nada, para que no peligrase una victoria que se le negaba por espacio de cuatro meses, para que se sumasen tres puntos que son, verdaderamente, un balón de oxígeno para un equipo que saca la cabeza de las profundidades.