Derrota de Carlos Coello por un KO fulminante en el estadio Carranza

Muay thai

El francés Rolland se proclama campeón mundial tras noquear al gaditano con un codazo en el rostro.

Carlos Coello, ya algo recuperado del tremendo KO pero todavía sin ponerse de pie.
Carlos Coello, ya algo recuperado del tremendo KO pero todavía sin ponerse de pie. / Jesús Marín
Willy Doña

02 de agosto 2019 - 03:28

Cádiz/La noche histórica para el deporte gaditano en la que el estadio Ramón de Carranza se estrenaba como escenario de una velada del arte marcial denominado muay thai resultó amarga para los aproximadamente 800 aficionados que se dieron cita en las gradas habilitadas para ellos, casi todos ubicados en un Fondo Sur al que se hallaba pegado el ring.

Las expectativas de doble éxito que se habían creado durante los días anteriores, con los amantes de este deporte soñando con que tanto Carlos Coello como Desirée Rovira se hicieran con los títulos mundial masculino e internacional femenino del WBC, respectivamente, que se ponían en litigio, se diluyeron en el transcurso de la noche de ayer y la madrugada de hoy por culpa de las derrotas sufridas por ambos.

El combate estelar del programa, compuesto por nueve peleas, era el que como cierre del cartel, ya cumplida más de media hora del día 2 de agosto, afrontaron un Coello convertido en auténtico ídolo de sus paisanos por su condición de tricampeón universal y el francés Daren Rolland, un jovencito de 20 años situado un puesto por delante del gaditano en el ranking mundial.

La capitalina Desirée Rovira no aprovecha la ocasión de convertirse en campeona internacional al ser batida con claridad por la italiana Solinas

Rolland se presentaba en Cádiz con un balance de cuidado consistente en 39 victorias por solo siete reveses. No cabían confianzas y ya en el primer asalto se pudo comprobar que el adversario era muy peligroso, con movimientos sobre el cuadrilátero que presagiaban complicaciones.

El segundo round acabó acallando todas las voces de ánimo que intentaban empujar a Coello camino del que hubiera sido su cuarto cinturón de campeón mundial del peso pluma. Un intento de ataque del luchador local lo contrarrestó Rolland con un sorprendente giro completo de su cuerpo que no intuyó a tiempo el gaditano y que culminó con un codazo perfecto en el rostro de un Carlos Coello que se desplomó sobre la lona de manera fulminante.

Si decepcionante fue el KO, mucho peor se pasó todavía a lo largo de los minutos que el luchador de la capital gaditana permaneció tumbado en el cuadrilátero sin dar la impresión de reaccionar. Aparecieron los nervios pero, afortunadamente, fue recuperando la consciencia poco a poco. Aún estuvo sentado otro ratito en el ring hasta que se atrevió a levantarse y pudieron realizarse los actos posteriores al combate, incluida la imposición del preciado cinturón al nuevo campeón.

Esa fue la puntilla de la jornada ya que antes, en el quinto combate de los nueve previstos, la peso mosca capitalina Desirée Rovira había llorado a lágrima viva tanto a la espera de conocer el veredicto, sabedora de que la italiana Elisabetta Solinas la había superado de cabo a rabo, como cuando se hizo oficial el triunfo a los puntos de su rival por decisión unánime.

El chiclanero Sandro Martín, el otro profesional de la provincia presente en el cartel, fue declarado ganador por decisión dividida, polémico veredicto

La cruda realidad es que Solinas le dio una soberana lección a la anfitriona, empezando por un primer asalto que en lugar del habitual tanteo supuso un ataque sin cuartel de la transalpina, más baja y con menos envergadura que la española pero con una capacidad enorme para colocar un golpe de puño tras otro en la cara de Rovira, que finalizó muy castigada.

En el tercero de los cinco asaltos se atisbó la posibilidad de la remontada porque la gaditana aprendió a mantener alejada a la italiana con una sucesión de atinadas patadas, pero la esperanza se volatilizó al caer Desirée Rovira un par de veces en el cuarto. Solo cabía ya un milagro deportivo en forma de golpe mágico que no apareció.

Tres eran los profesionales de la provincia de Cádiz presentes en la velada. El trío lo completaba el chiclanero Sandro Martín, protagonista de la penúltima pelea del programa contra Gonzalo Tébar. Este llevó la iniciativa más tiempo pero el gaditano fue designado vencedor por decisión dividida ante el estupor de su contrincante, que no se lo creía. Polémica habemus y alegría desbordada entre el público a pesar de lo dudoso del veredicto.

Faltas de respeto desde la grada

El comportamiento de buena parte del público en la velada de muay thai del Ramón de Carranza dejó mucho que desear, sobre todo cuando sonaron los himnos de los países de los dos protagonistas del combate principal de la Cádiz Fight Night 2. Primero le tocó el turno a La Marsellesa, al que la gran mayoría considera el himno más bonito de todos los de las naciones del globo terráqueo. Pues cometiendo una falta de respeto inaceptable se pusieron a entonar una canción de los Brigadas Amarillas, el grupo ultra que ocupa la zona central del Fondo Sur en los partidos del Cádiz, sin dejar que Rolland pudiera escuchar apenas la bella música de su himno. Luego le tocó al propio himno español, abucheado por decenas y decenas de los presentes para asombro del resto. Casi a la vuelta de la esquina se halla ya el España-Malta de la fase de clasificación para la Eurocopa 2020 de fútbol, que se jugará en el propio Carranza. ¿Se montará otro deplorable espectáculo similar a ese pero con la televisión por medio? Y todo ello con el añadido del exagerado olor a porro adueñándose del aire con el que Carlos Coello, Desirée Rovira y demás protagonistas auténticos de la noche intentaban oxigenarse en pleno esfuerzo sobre el cuadrilátero. Esto es Cádiz...

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