Emotivo adiós de un símbolo del cadismo

cádiz c.f.

Armando se despide entre lágrimas de la afición y del club · El guardameta puso fin a una década entregado al amarillo

Armando, acompañado por Antonio Muñoz y Federico González.
Armando, acompañado por Antonio Muñoz y Federico González.
Francisco José Jiménez / Cádiz

31 de enero 2008 - 05:02

La tarde de ayer estuvo marcada por los sentimientos encontrados. Por un lado, se despedía oficialmente Armando, un jugador que ha marcado una época en el club amarillo y que ha dejado a su paso una ristra de amigos y admiradores. Esto no era plato de gusto para los que lo aprecian. Sin embargo, por otro lado había que valorar que se marcha al Athletic de Bilbao, con lo que cumple el sueño de su vida. Alegrías y tristezas por igual.

La confirmación de la noticia avanzada por este periódico llegó en la noche del martes y ayer se produjo un acto oficial en el club al que estaban invitados también varios colectivos de peñistas, que rindieron su particular homenaje al cancerbero, que aparecía en la sala de prensa con evidentes rasgos de estar a punto de romper a llorar. Las lágrimas saltaron cuando el presidente del club, Antonio Muñoz, tomó la palabra y ensalzó la figura del vasco como introducción a su despedida.

"Es una despedida triste, sobre todo cuando se marcha un símbolo de toda una década. Armando llegó en invierno de 1998 y se va en 2007. Nos ha dado mucho en estos diez años y hemos vivido momentos difíciles y también lindos. Cuando nos volvimos a hacer cargo del club (2000-01) Armando participó como capitán en las reuniones y ayudó mucho al acuerdo final. Fue un pilar importante en los ascensos de categoría que hemos tenido. Hemos tenido que frenar su marcha en otras ocasiones y esta vez era difícil convencerle, porque sabíamos que era una faena. Todos entendemos que ésta es la ilusión de su vida, porque va a jugar en el equipo de su vida y en el más representativo del País Vasco".

El jugador agradeció las palabras elogiosas del dirigente y, tragando saliva en más de una ocasión para contener la emoción, se despidió del cadismo: "Aunque es para estar contento, llevo varios días pasándolo mal, porque a todos los deportistas les llega el momento de abandonar un sitio en el que está muy a gusto, como es mi caso ahora. Le he pedido a mis compañeros que no vengan a mi despedida, porque lo estoy pasando mal. Tengo que estar agradecido al club porque se ha portado muy bien conmigo, he sentido su cariño en estos últimos diez años y me he sentido querido y arropado. Sobre la afición, desde que llegué me ha tratado con cariño a mí y a mi familia".

No quiso olvidarse de la cantidad de compañeros que ha tenido en su dilatada estancia en el equipo amarillo y destacó a "Zafra, Israel, Benito, Fleurquin, De Quintana, Paz, César y también a un recién llegado como es Gustavo López, que me ha dado mucho en poco tiempo". Recordó que ha pasado "temporadas difíciles y otras muy buenas". Fue sincero al reconocer que la presente campaña "estaba siendo complicada y gracias al calor que he recibido no he bajado los brazos y eso me ha posibilitado fichar por el Bilbao". En la misma línea agregó que "llegué como un crío y me voy como una persona madura. He logrado dos ascensos, he sido Zamora de Segunda y he vestido de amarillo en más de 270 ocasiones". Una jornada agridulce.

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