Pablo Sánchez, la leyenda de los 45 goles con el filial

El mediapunta fue el líder del Cádiz B que ascendió a Tercera hace ocho años, pero aquel excelente registro no resultó entonces suficiente para subir al primer equipo

A la izquierda, Pablo alza sus manos ante la vieja Tribuna tras el 10-0 del Cádiz B al Egabrense en 2004; a la derecha, en su reciente presentación.
A la izquierda, Pablo alza sus manos ante la vieja Tribuna tras el 10-0 del Cádiz B al Egabrense en 2004; a la derecha, en su reciente presentación.
F.j. Díaz / Cádiz

05 de agosto 2012 - 05:02

La de Pablo Sánchez Alberto es una de esas historias de canteranos que un día recibieron el desprecio del club en forma de falta de confianza y que se vieron forzados a buscar el futuro lejos de su equipo. Al menos, el mediapunta gaditano ha tenido la oportunidad de regresar; ocho años después, pero vuelve a casa. La lectura es que en Cádiz se perdió la oportunidad de tener al jugador durante ese tiempo. Entre directores deportivos y entrenadores se aplazó ese sueño.

Pablo Sánchez dijo adiós con 21 años -aunque su marcha definitiva fue con 23, cuando Oli prefirió a Miguel Ángel- después de una trayectoria impecable en el fútbol base del Cádiz. A sus condiciones como promesa se le unía una madurez impropia de un chico joven. Estudios y fútbol siempre al mismo nivel. Apretó fuerte desde cadete, si bien en juveniles explota y en el filial se gana con creces ese cartel de promesa de oro. La temporada 2003-2004 le relanza y entra en las quinielas para firmar por el filial de algunos de los grandes de España. Aquella campaña consigue 45 goles con el Cádiz B -entre fase regular y liguilla-, que logra el ascenso a Tercera. Fueron "goles de Regional Preferente", que se encargaron de ensalzar sus detractores, aunque, "¿quién es capaz marcar 45?", replicaban sus partidarios. Además, esa misma temporada jugó cuatro encuentros con el primer equipo -de la mano de Jose González- y anotó un gol contra el Almería.

El verano de 2004 lo empezó con el sueño de poder quedarse, aunque el fichaje de Espárrago cerraba la puerta a la cantera y, por lo tanto, a él. El técnico uruguayo prefirió a jugadores como Alfredo Lobeiras Fredi, con 30 años y sin compromiso con el proyecto. A partir de ese momento, Pablo comenzó una cesión en el Sevilla B que se prolongó hasta 2006. Regresó para hacer la pretemporada a las órdenes de Oli, que finalmente se decantó por un Miguel Ángel que apenas jugó en partido oficial. La segunda salida por la puerta de atrás le dolió de manera profunda y de nuevo encontró en el Sevilla el cariño que le negaba el club de sus amores.

En el filial hispalense jugó 38 encuentros y marcó cuatro goles que fueron claves para el ascenso a Segunda A, y en esa categoría repitió el número de participaciones y aumentó a cinco los tantos anotados. Su edad, 25 años, y el hecho de estar en un filial obligaba a buscar otro camino cuando empezaba a consagrarse en el fútbol profesional, objetivo que alcanzó de forma definitiva en Las Palmas (38 partidos y seis goles) en solo una campaña, y en las tres siguientes en el Recreativo de Huelva, donde ha dejado el listón muy alto.

Desde el pasado 30 de junio media Segunda A seguía la pista de este mediapunta que estuvo a punto de recalar en el Murcia. A pesar de no ascender, el Cádiz siempre estuvo ahí para Pablo. La definición de un proyecto por parte de los nuevos propietarios hizo posible el milagro de volver. Pablo se siente identificado con lo que Gaucci y Manzano se traen entre manos. La promesa desechada hasta en dos ocasiones, hace ocho y seis años, regresa como fichaje estrella, como el capitán de una nave que lleva demasiado tiempo en las aguas pantanosas de la Segunda División B. Resulta curioso que en las ocho campañas entre el primer adiós y el retorno actual Pablo no haya alcanzado en total los 45 goles de la 2003-2004. O esa cantidad inferior ha sido ahora suficiente o la nueva dirección del club entiende el fútbol base de otra manera.

Pablo Sánchez ya no es el joven que marcaba en todas las porterías de la provincia, pero sigue derrochando respeto hasta para celebrar goles. En el recuerdo de los fieles seguidores del filial amarillo está fresco su ejemplar comportamiento cuando tras el 10-0 al Egabrense en la fase de ascenso a Tercera (2003-2004), encuentro en el que marcó cuatro tantos, fue el primero en animar al portero rival cuando concluyó aquel partido. Fue un 17 de mayo de 2004. Hace ocho años.

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