Un ascenso... de categoría
cádiz c.f.
El equipo de Javi Gracia puso en Irún el colofón a una temporada histórica y casi inmaculada · La dirección deportiva, el entrenador y los jugadores, al margen de la afición, claves del objetivo cumplido
Una estrategia para enmarcar. La jugada del único gol que el Cádiz ha anotado en la eliminatoria de ascenso contra el Real Unión, el anotado por Mariano Toedtli en el minuto 10 del partido de ida disputado en el Ramón de Carranza, es el espejo y el fruto de todo el trabajo realizado por los amarillos esta temporada.
Estrategia. Falta no lejos del área. Balón corto de Carlos Caballero a Dani Fragoso. Balón largo del catalán a Enrique. Centro preciso del extremeño a Toedtli. Y gol del argentino. Para enmarcar.
Estrategia. Con los dos pies en Segunda División B y sólo la esperanza en la división de plata, Antonio Muñoz tuvo que recurrir a un sheriff para poner orden en un Ramón de Carranza que en los últimos tiempos, y especialmente ante el Sevilla Atlético, había dejado de ser un fortín. El sheriff elegido por Muñoz fue Julio Peguero, que dejaba su Recreativo de Huelva del alma no para hacer nuevos amigos, sino para cumplir una misión sin justificar los medios. El onubense delegó parte de su misión en Javi Gracia, un joven técnico navarro lleno de ilusión por el mundo del fútbol que había llevado al Pontevedra a dos fases de ascenso que acabaron sin premio. Gracia delegó su nueva misión en una plantilla conformada por hombres y no nombres: por jugadores "implicados". Y la implicación acabó en ascenso, un ascenso... de categoría, firmado tras una temporada casi inmaculada e histórica. Para enmarcar.
Las claves del objetivo cumplido empiezan y acaban en la afición, que en Irún dio un ejemplo que llegó a emocionar, pero pasan directamente por la presidencia del club, la dirección deportiva, el entrenador y todos los jugadores: los que han sido profesionales dentro y fuera del campo y los que sólo han tenido la oportunidad de serlo fuera. Con el ascenso en el bolsillo, con el Cádiz de nuevo en el fútbol profesional, es hora de reconocer la campaña hecha por un bloque mezcla de veteranía y juventud que ha dado la cara de principio a fin y que ha mostrado al escudo de un club casi centenario todo el respeto que se le negó la temporada pasada.
Pronto se olvidó el descenso, aunque el cadismo anduvo moribundo por las calles y plazas cercanas al estadio en los primeros compases de campaña. Con la plantilla conformada, a expensas del mercado de invierno, el equipo dirigido con mano derecha y con mano izquierda por Gracia fue sorprendiendo a propios y a extraños jornada tras jornada. Fútbol de toque, juego ofensivo... el navarro se ganaba el respeto de todo el cadismo poniendo la guinda a su trabajo con un vestuario unido del que no salía una palabra malsonante ni un mal gesto.
A base de trabajo y confianza, el Cádiz se encaramó en lo más alto y pulió errores hasta encontrar el equilibrio perfecto en la fase de ascenso. Un gol a favor, ninguno en contra. Y para Segunda. Objetivo cumplido. Los amarillos nunca se bajaron del liderato. Y eso que llegaron a mantener diferencias con el segundo como para echarse una siesta. Pero nunca se cerraron los dos ojos. Desdeñó con criterio la Copa Federación y sólo el Jaén y el Poli Ejido lograron toserle un poco. También el Conquense, una espina que quedó clavada. Se dio la cara en los partidos claves. Y eso dice mucho de este Cádiz, un equipo en el que han brillado futbolistas en el inicio liguero y en el que han brillado futbolistas, los mismos y otros, en el mejor de los desenlaces.
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