Black power blanco en México

Momentos en la historia de los Juegos

Historia del tercer hombre en el podio más icónico de una Olimpiadas: el de los 200 metros lisos de 1968

Peter Norman regresa del podio entre Smith y Carlos levantando sus guantes negros
Peter Norman regresa del podio entre Smith y Carlos levantando sus guantes negros
Pedro Ingelmo

28 de julio 2024 - 08:00

El actual récord australiano de los 200 metros lisos es de 20,06 segundos. Lo obtuvo un joven aprendiz de carnicero llamado Peter Norman en 1968 en las Olimpiadas de México. Ningún australiano ha vuelto a correr tan rápido esa distancia como Norman. Y lo hizo por delante y por detrás de dos gacelas norteamericanas. Suya era la plata. Sin embargo, en su país no se lo agradecieron. En la siguiente cita, la de Munich, Norman obtuvo la mínima con holgura, nada menos que la quinta marca mundial del año, pero no fue seleccionado. ¿Qué es lo que había hecho mal Peter Norman?

Lo explico por el final. El 3 de octubre de 2006 moría de un infarto y en la miseria Peter Norman a los 64 años. En su entierro se tocó la banda sonora de la película Carros de Fuego, que contaba la hazaña de los británicos Harold Abrams y Eric Ridell, un judío y un católico, en los Juegos Olímpicos de París de 1924. El féretro fue portado por Tommie Smith y John Carlos, dos hombres negros que en las Olimpiadas de México habían obtenido la medalla de oro y bronce en la prueba de 200 metros lisos.

Smith y Carlos portando el féretro de su amigo Peter Norman en Melbourne en 2006
Smith y Carlos portando el féretro de su amigo Peter Norman en Melbourne en 2006

Efectivamente, Peter Norman era el tercer hombre, el hombre blanco, en una de las fotos olímpicas más icónicas, aquella en la que dos estadounidenses afroamericanos levantaban el puño enguantado en negro. Una de las imágenes más potentes contra la segregación racial que se ha proyectado hasta nuestros días. Sólo seis meses antes, un 8 de abril del convulso 1968, había sido asesinado Martin Luther King, el líder negro que tuvo un sueño que casi 60 años aún no se acaba de cumplir.

Norman no fue un figurante en aquella foto, sino su escenógrafo. Antes del acto de entrega de medallas, los tres atletas que tenían que subir al podio esperaban en una sala del estadio olímpico a ser llamados. Smith y Carlos se habían colocado en el chándal una pegatina de la OPHR, Proyecto Olímpico para los derechos Humanos, una organización promovida por el activista negro y sociólogo Harry Edwards para denunciar en aquellos Juegos el racismo en el deporte. En un principio se había pensado en un boicot, que los afroamericanos no fueran a la cita, pero luego se pensó que era una forma de dar a conocer al mundo el estado de cosas. No sólo denunciaban la segregación en Estados Unidos, sino también el apartheid sudafricano. Norman estaba informado de este movimiento. Explicó a Smith y Carlos la situación en la que se encontraban en su país los aborígenes y les pidió una pegatina para lucirla con ellos. Un miembro afroamericano de la delegación estadounidense, perteneciente al equipo de remo, se la cedió.

Pero había más. Smith y Carlos le contaron que habían pensado subir al podio con unos guantes negros, pero el despistado de Carlos se los había dejado olvidados en la villa olímpica, te lo puedes creer, Peter. Norman les dijo que casi mejor, que sería más potente si cada uno levantaba un puño con un solo guante. Por eso en el momento crucial, en el podio, en el que Norman deja el protagonismo a sus compañeros sin realizar gesto alguno más allá de la pegatina del movimiento, Smith levanta el puño izquierdo y Carlos el derecho. Porque sólo tenían un par de guantes.

Nada más bajar del podio se comunicó a los tres atletas que estaban expulsados de la Villa Olímpica y se les exigió que abandonaran México en 48 horas. En los Juegos no se hacen manifestaciones políticas, les dijeron. Esa sentencia farisea. Como si los Juegos no fueran otra cosa que política.

Norman, el héroe de los 200 metros lisos, fue recibido como un apestado en la Australia blanca. Muchos años después, en el año 2000, Norman ni siquiera fue invitado, como el resto de los medallistas australianos, a los Juegos celebrados en Sidney. Habría que esperar a 2018 para que el Comité Olímpico Australiano le concediera la Orden del Mérito. Habían pasado doce años desde su muerte.

En el año 2023 el 70% de los australianos rechazó en un referéndum reconocer constitucionalmente al pueblo aborigen. Es uno de los pocos países ex coloniales del mundo que no reconoce los derechos de su población indígena. En Australia viven casi 800.000 aborígenes.

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