Croquet: deporte, juego y la fantasía federativa
Ignacio J. Gutiérrez-Trueba, presidente del Español de Cádiz, analiza la situación del croquet a nivel nacional
Hace poco, la prensa deportiva anunciaba que el croquet ha sido reconocido como modalidad deportiva en España. Así, con grandes titulares, nos hacen creer que el croquet ha dado un paso hacia el reconocimiento oficial. ¿Motivo de celebración? Tal vez, si te conformas con las migajas que caen del banquete administrativo español. Porque la verdad es que ese "reconocimiento" no tiene nada que ver con los méritos del croquet, ni con el esfuerzo de sus jugadores. No. Lo que tenemos aquí es un simple tecnicismo jurídico: el silencio administrativo. Un recoveco de la burocracia que, en lugar de premiar el esfuerzo, recompensa la incompetencia de los que no resuelven los papeles a tiempo.
¿Y qué significa esto? Que el Consejo Superior de Deportes (CSD), aunque terminó respondiendo, lo hizo fuera de plazo. Y en su informe indicaba que el croquet no cumplía con los requisitos exigidos por la ley para ser reconocido como modalidad deportiva oficial. Pero ya era demasiado tarde. El tribunal, atado de manos por la lentitud del CSD, tuvo que reconocer el croquet por defecto. Porque así funciona el silencio administrativo positivo en España: si no te pronuncias en tres meses, se aprueba lo que sea. Y cuando digo "lo que sea", podría haber sido el "lanzamiento de hueso de aceituna" o el "eslalón de caracoles". Así de surrealista es el sistema.
Pero aquí viene lo verdaderamente escandaloso. Porque no solo estamos hablando de un tecnicismo ridículo, sino de un grupo de personajes que han aprovechado esta mala gestión para montarse su propio circo: la autodenominada Federación Española de Croquet (FEC). Unos cuantos amigos y familiares que un buen día decidieron que iban a ser los dueños y señores del croquet en España. Cuatro amiguetes y nueve familiares, si lo queremos decir de forma más clara. ¿Tienen clubes organizados detrás? No. ¿Tienen una estructura real que sostenga su federación? Tampoco. Pero eso no les ha impedido colocar su bandera en el croquet español, excluyendo a todo aquel que no comulgue con su visión excluyente y reducida del deporte.
Lo que estos "señores" de la FEC han montado no es una federación. Es un chiringuito. Y lo más ridículo es que ni siquiera aceptan a clubes deportivos legalmente reconocidos por las autoridades competentes. Ahí está la clave. Se autoproclaman los guardianes del croquet en España, pero lo hacen desde un castillo de naipes. Su federación es una fachada, creada para controlar, no para promover el deporte.
Y aquí me detengo en la ley. La Ley 39/2022, del Deporte, y el Real Decreto 1835/1991 son claros: para gestionar una modalidad deportiva oficial se requiere una estructura representativa y legitimidad, algo que la FEC, como simple asociación civil, no tiene. Hasta ahora, estos personajes han accionado con aires de grandeza, excluyendo y controlando a su antojo, creyendo que eran los dueños del croquet en España.
Pero el giro irónico es que, con el reconocimiento oficial del croquet como deporte, han perdido su control. Lo que veían como su gran triunfo ha sido, en realidad, su derrota. Al ser una modalidad oficial, la FEC ya no tiene el derecho de gestionar este deporte. Se les escapa de las manos. La ley es clara: la FEC no puede seguir actuando como si fuera la federación legítima. Sin embargo, seguramente seguirán pretendiendo ser los amos de un deporte que, por ley, ya no les pertenece.
En resumen, lo que la FEC ha conseguido es quedarse fuera de juego, atrapados en su propia trampa burocrática.
Desde el club ESPAÑOL DE CÁDIZ, fuimos los primeros en solicitar el reconocimiento del croquet como modalidad deportiva, tanto a nivel autonómico como nacional. En nuestro caso, nos encontramos con la misma situación: el Consejo Superior de Deportes no contestó a tiempo. ¿Qué hicimos? Decidimos no seguir adelante. Porque creemos que el croquet merece más. Merece ser reconocido como deporte por cumplir con los requisitos legales, no por la puerta trasera del silencio administrativo. Queremos que el croquet crezca, pero lo haga de forma honesta, con una estructura real, y no con un falso reconocimiento que solo beneficia a unos cuantos oportunistas.
La FEC ha jugado sus cartas, pero su mano está marcada. Han vendido humo, han manipulado y han aprovechado la falta de respuesta de las autoridades para colarse por la ventana. Mientras tanto, el verdadero croquet, el de los clubes, el de los jugadores que entrenan, compiten y trabajan por este deporte, sigue siendo ignorado y excluido.
En resumen, no se trata de si el croquet es un deporte o no. Porque lo es. Pero su reconocimiento oficial debe ser real, no un simple truco burocrático. El croquet crecerá en España, pero no gracias a la FEC, sino a pesar de ella . Y cuando eso suceda, los que realmente amamos este deporte estaremos ahí para celebrarlo.
Ignacio J. GUTIÉRREZ-TRUEBA GARCÍA
Abogado - Presidente del Español de Cádiz Croquet, Club Deportivo
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