La mala suerte condena al San Fernando (1-1)

Fútbol | Primera Federación

El equipo isleño ofrece ante el Málaga su mejor cara, tiene la victoria en el bolsillo con el gol de Yerai y cede un empate en el último minuto del encuentro, con un gol del portero visitante, que deja la permanencia en manos de un milagro

Pau Martínez se lleva las manos a la cara mientras los jugadores del Málaga celebran el empate.
Pau Martínez se lleva las manos a la cara mientras los jugadores del Málaga celebran el empate. / Carlos Guerrero

Si de un guion se tratase, no podría tener desenlace peor. Un equipo que pierde tantos puntos entre el minuto 85 y el descuento está condenado a tener pocas opciones de salvar la categoría. Y lo que ha ocurrido ante el Málaga (1-1) no es más que la radiografía de un temporada aciaga, donde la mala suerte se ha cebado con un equipo que, dicho sea de paso, no ha sabido dar la talla en momentos determinantes.

Ante el equipo malacitano no se consumó la tragedia del descenso, pero si se aplazó la agonía para un milagro, ese que consiste en ganar los dos partidos que le resta, principalmente el próximo sábado ante el Sanluqueño y esperar que el equipo de Sanlúcar no sume puntos en su último envite, en su visita a un Castellón ya ascendido. Esa es la única baza que le queda al cuadro azulino tras su empate en un partido que mereció, a todas luces, ganar.

La cosa hubiese variado en algo en caso de haber conseguido los tres puntos, porque eso obligaría al Sanluqueño, siempre soñando con la victoria en El Palmar, a tener que ganar en tierras castellonenses, pero de nuevo el fútbol, de nuevo la suerte, de nuevo la providencia, le fue esquiva a un San Fernando que, en esta ocasión sí, dio el do de pecho, que fue superior a su rival, al cual minimizó, sobre todo en la primera mitad, y que tuvo en las cuerdas para mandarlo a la lona.

Pero un gol en el cuatro de descuento, en el último suspiro del choque, de un portero rival que había subido a la desesperada y que, ante el asombro de todos, consiguió rematar un córner para mandar el cuero dentro de las mallas de un desconcertado Fuoli. Se había remado con rabia, con pundonor, poniéndolo todo, y al final cuando se estaba prácticamente en la orilla, el bote naufragó.

Así es el fútbol. Así es este bendito deporte. Y así hay que asumirlo. Porque en ocasiones, la balanza entre la algarabía, cae de tu lado, y en otras ocasiones en la del rival, que es cuando duele, lastima y deja ‘tocado’.

Los isleños fueron superiores al Málaga en la primera mitad. No dejaron al rival salir de su campo. Minimizaron a un rival del mismo modo que ya lo hicieran anteriormente con los equipos de arriba y merecieron, de sobra, marcharse con el marcador a su favor al término de los primeros cuarenta y cinco minutos de juego.

Los isleños además de no dejar que el equipo malacitano no pasase, prácticamente, del centro del campo, gozaron de tres grandes oportunidades en el primer periodo, pero ni Dani Molina, en el 10’, ni José Carlos, en el 32’ y de nuevo José Carlos, en el 35, estuvieron afortunados en los metros finales.

En este periodo, los isleños presionaban bien al rival, tenían la pelota y profundizaban con comodidad, teniendo especial relevancia un Ángel Sánchez que mostró lo mejor de sí, acompañado de Cristian Herrera, Pau Martínez y un incombustible Aquino.

En la segunda parte, de alguna forma, cambiaron las tornas y se pasó del dominio absoluto de los isleños, al alterne en las ocasiones de gol. Los malacitanos mejoraron ostensiblemente tras su paso por el vestuario y la entrada de Genaro y Antoñito les dio mucha más profundidad, creando, ahora sí, ocasiones de gol.

Por eso, la segunda mitad fue un toma y daca continuo, que encandiló al respetable. Así, si recién comenzada la segunda mitad Cristian Herrera se topó con Alfaro, en el 54’ fue Fuoli el que realizó una gran parada a tiro de Antoñito. Si en el 56’ y en el 57, Alfonso Herrero era protagonista por atajar sendos disparos de Cristian Herrera y Pau Martínez en un centro, en el 59’ un disparo de Dioni se iba fuera por poco y en el 60’ era Aquino el que enviaba alto un remate de cabeza, su especialidad.

Fuoli se empleaba de nuevo con acierto en el 76’ a disparo otra vez de Dioni, Cristian Herrera disparaba a las manos de Alfonso Herrero en el 77’ como replica y Genaro en el 79’ disparaba desviado.

Entonces llegó la jugada del gol, en el 82’. Biabiany persiguió lo impensable y sacó rédito de ello. El balón rechazado por Alfonso Herrero cayó en los pies de un canterano, Yerai, que sueña el año que viene con jugar con su equipo en Primera Federación e introdujo el cuero dentro de los tres palos para deleite de 'su' afición que coreó el famoso 'sí se puede'.

Todo parecía encarrilado e, incluso, Biabiany pudo ampliar en el 85’ la diferencia, para llegar al fatídico momento del descuento, ese que afrontan los isleños desde hace muchas jornadas con especial temor. El fútbol volvió a ser injusto. El fútbol volvió a darle la espalda al San Fernando y el fútbol pone al equipo isleño al filo del precipicio. Sólo un milagro puede salvarlo.

Ficha técnica

San Fernando CD (1): Fuoli, David Ramos (Lillo Castellano, 83’), Farrando, José Carlos, Luis Ruiz, Fullana (Unai Naveira, 79’), Dani Molina (Masogo, 72’), Pau Martínez, Cristian Herrera (Yerai, 79’), Ángel Sánchez (Biabiany, 72’) y Aquino.

Málaga CF (1): Alfonso Herrero, Gabilondo, Juande (Larrubia, 67’), Moussa (Murillo, 26’), Víctor García, Dani Rodríguez (Antoñito, 46’), Manu Molina (Genaro, 46’), Dani Lorenzo (Juanpe, 75’), Roberto Fernández y Dioni.

Árbitro: Expósito Jaramillo (andaluz). Amonestó por parte del San Fernando a Ángel Sánchez (45’), mientras que parte malacitana vieron la amarilla Roberto Fernández (40’) y Dani Lorenzo (62’).

Goles: 1-0 (82’) Yerai. 1-1 (94’) Alfonso Herrero.

Incidencias: 4.086 espectadores en las gradas del Iberoamericano de Bahía Sur, según fuentes del club, unos 1.200 llegados desde Málaga. Se guardó un minuto de silencio antes del comienzo del encuentro por el fallecimiento de una joven en accidente de motos en los pasados días. Terreno de juego en buenas condiciones.

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