¿Plagio olímpico?

Posible plagio de la candidatura de París.
Miguel J. Verdugo - Periodista

06 de agosto 2024 - 13:26

La historia de los Juegos Olímpicos no sólo está llena de gestas e imágenes épicas que forman parte de la memoria colectiva del deporte, sobreviviendo al paso del tiempo y convirtiéndose en iconos míticos. Otras “imágenes”, como los logos oficiales, acaban sumidas en la polémica y no precisamente por su dimensión deportiva, sino por haber nacido para hacerse reconocibles en todo el mundo, sin que, en algunos casos, sus autores hayan tenido en cuenta que no sólo tienen que ser originales, sino también parecerlo, como la honradez de la mujer del César. Es ahí donde los emblemas olímpicos han estado salpicados por la sospecha y, llegado el caso, el escándalo.

Los juegos de París 2024, hasta ahora, no habían ocasionado especial revuelo en cuanto a la originalidad de su logotipo, pese a las mofas y memes de los que pueda haber sido objeto en las redes sociales. Aún así, una vez más, surgen fundadas sospechas de que la inspiración del creador ha dado paso a una peculiar reinterpretación de lo que ya existía o -siendo un poco más explícitos- a la burda copia de lo que internet nos ofrece.

Según los autores de la agencia Royalties-Ecobranding, el logotipo representa simbólicamente una medalla de oro, la antorcha olímpica y la República Francesa, personificada en unos labios de mujer como un giño femenino en honor a la tierra de la Marsellesa. A todo ello se suma una tipografía Art Deco, inspirada en la representativa del metro de París. No obstante, la fuerza en la que se basa la capacidad de retentiva -a la que cualquier logo aspira- se circunscribe íntegramente a la silueta de la llama, con la que se simboliza la antorcha.

Y he aquí el quid de la cuestión. Basta plantear un simple reto: buscar en internet logotipos relacionados con el gas, dada la relación de la antorcha olímpica con posibles representaciones del uso común que le damos a este combustible, como es la obtención de una llama. Sorprendentemente surge ante nuestros ojos un interesante hallazgo. La página vecteezy.com ofrece en su galería de imágenes un vector que permite vislumbrar una imagen casi calcada de la silueta de la llama olímpica utilizada en el logo de Paris 2024 ¿casualidad o causalidad?

Sorprendentemente, para la completa transición del vector gratuito (al alcance de cualquiera en internet) a logo olímpico, basta con la inclusión de un vértice en el lado inferior derecho de la llama interna, un ligero desplazamiento del vértice izquierdo hacia la zona inferior, convertir la llama externa en un círculo, incluirle los labios, y ¡voilà!, como dirían nuestros vecinos franceses. ¿De verdad los autores del logo parisino han conseguido de una manera azarosa un nivel de coincidencia tan sorprendente?

Como mucho cinco minutos de arduo trabajo de diseño. ¿Plagio o inspiración? Las opiniones pueden ser diversas, pero, cuanto menos, un símbolo como el que representa, nada más y nada menos, que a unos juegos olímpicos debería quedar fuera de toda duda, y no es el caso.

No obstante, la sombra del plagio ha planeado permanentemente sobre los últimos logos olímpicos. Así, el primer emblema oficial de Tokio 2020 tuvo que retirarse ante el evidente sonrojo que suponía su coincidencia con el logo del teatro de Lieja. El de Río 2016 también estuvo salpicado por la crítica, por la similitud de la representación multicolor de tres figuras humanas uniendo brazos y piernas en una serie de bucles con el logotipo de la Fundación.

Posible plagio en la candidatura de Río 2016.
Posible plagio de la candidatura de Tokio..

Telluride, una organización sin fines de lucro con sede en Colorado, EE. UU. En este caso el Comité Brasileño pasó “olímpicamente” del tema.

Sin ir más lejos, el logotipo de la candidatura olímpica de París, con el que la capital francesa se ganó el apoyo para organizar los juegos, ya fue acusado de plagio por su semejanza con el de una empresa británica denominada 4 Global. Tras estas acusaciones El Comité Olímpico Francés optó por no seguir utilizando dicho emblema. Y es que, como decimos con buen criterio por estos lares, “ya está todo inventado”. O, cuanto menos, lo que inventemos, se le parecerá mucho.

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