Con todas las de la ley

Merecido El Cádiz retoma la senda victoriosa con un partido serio y completo en el que se impone de forma justa al Alavés Oficio Los amarillos ofrecen un trabajo intenso en todas las zonas del campo

Ejemplo de elasticidad de Bangoura al lanzar a portería en una jugada que al final quedó anulada.
Ejemplo de elasticidad de Bangoura al lanzar a portería en una jugada que al final quedó anulada.
Fernando Díaz / Cádiz

18 de febrero 2008 - 05:02

Camino acertado. El Cádiz retoma la senda del éxito gracias a la victoria sobre el Deportivo Alavés en un partido muy completo. Con buen juego en algunas fases y con un gol y parte de otro de un decisivo Natalio, el equipo de Calderón se coloca de nuevo en el enorme pelotón de aspirantes a alcanzar la tercera y última posición de ascenso.

Después del agrio sabor de boca por el empate en Salamanca, el Cádiz recuperó el mejor tono, el entendimiento con su juego preferido y la sintonía con una afición que ayer plantó cara a una desapacible tarde lluviosa para estar junto a su equipo. Ahora más que nunca.

Que el Cádiz era otro caló en el respetable sólo con ver la alineación elegida. A buen seguro que a un alto porcentaje de seguidores le agrada los elegidos en esta ocasión por Calderón. A falta de recuperar a Raúl López y a Abraham Paz para que el once sea todavía más competitivo, el equipo cadista ha repescado buen parte de lo que necesita para seguir creciendo y escalando posiciones en lo que resta de la segunda vuelta.

La principal virtud de los locales radicó ayer en el trabajo completo y en equipo en todas las zonas del campo. Cuando había que atacar y defender, presionar y correr, tocar y cortar, el once amarillo lo hizo con criterio y otorgando máxima prioridad al éxito del equipo y no al personal. Con estas directrices bien marcadas desde el banquillo por Calderón, y mejor aplicadas desde el terreno de juego por los futbolistas, la superioridad local quedó fuera de toda duda desde los primeros minutos. Tocando y abriendo a las bandas, la balanza del dominio se fue inclinando hacia el lado de casa. Y fue así gracias al empuje de Cristian, a los movimientos de Natalio como enganche y rematador, y al oficio de Bangoura y Kosowski. El partido del lateral derecho resultó tremendo y de su labor nacieron muchas de las mejores acciones.

Con el Cádiz sintiéndose cómodo y el Alavés viviendo exclusivamente de la calidad de Lacen y Toni Moral, los primeros problemas para los vitorianos en labores defensivas se produjeron por culpa del empuje amarillo. Lo protagonizaron Natalio en un centro raso tras un saque de banda rápido a cargo de Kosowski, y Fleurquin al cabecear al larguero un buen servicio de Gustavo López. Entre una ocasión y otra, pudieron existir unas manos de Mateo al lanzarse en plancha a despejar quedándose el esférico muerto entre su rostro y las dos manos que tenía apoyadas en el césped. Pero el árbitro, como con casi todo ayer, no quiso saber nada de líos.

Era el momento de acercar al Alavés al precipicio y Natalio lo aprovechó en un centro de Gustavo López que se envenenó por culpa del viento; Ardouin se la comió y el jugador cedido por el Almería esperó la caída del balón para cabecear a la red. El camino quedaba casi libre de obstáculos porque, además del gol, el conjunto de Calderón destacaba por un trabajo bien hecho con y sin esférico. Lo mejor, asimismo, es que el Alaves definitivamente no encontraba la dirección correcta para montar sus ataques sin quedarse vendido atrás. La lentitud y el escaso recorrido del ex cadista Sergio Rodríguez, jugando a un ritmo más propio del fútbol sala, fue el nefasto broche a su mal partido y a la inferioridad visitante.

La cuestión antes y poco después del descanso pasaba por matar el encuentro. La renta mínima podía ser peligrosa si decaía el serio planteamiento de los amarillos. Calderón lo sabía y no se cansó de ordenar a su defensa que evitara acercarse en exceso a Contreras. Para despejar dudas, un rápido ataque iniciado por Natalio, acompañándole Bangoura, acabó en el definitivo 2-0. El valenciano buscó al africano estando éste en el límite del fuera de juego, pero al final el despeje de Lacen golpeó en Natalio con la suerte necesaria para que la pelotita acabara dentro.

Al Cádiz se le había puesto todo de cara para dar, por fin, un paso grande, de tres puntos, que despejara las dudas creadas en las últimas semanas. Pero Calderón no quiso repetir errores del pasado y apostó a ganador a pesar de la clara ventaja. Enrique, Dani y Gastón Casas se convirtieron en su carta de presentación a la hora de recurrir a los reservas. Iban ya dos goles, pero pudieron ser tres si Ardouin, en su mejor intervención en todo el partido, no hubiera sacado en plan portero de balonmano un remate de Bangoura después de un centro de Enrique.

Los refuerzos invernales, decisivos ayer, dejaron su lugar a los titulares de otros tiempos que no por ello desmerecieron el buen nivel de un Cádiz que mostró maneras para ganarse el cartel de aspirante. Ahora queda engancharse a una de esas rachas de cinco o seis victorias consecutivas que, por lo menos, permitirían mantener la ilusión.

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