Una trágica muerte en la orilla

MIRANDÉS | cádiz · la crónica

Triste desenlace El conjunto amarillo, por errores propios y ajenos, es incapaz de hacer valer la ventaja lograda en la ida y cae eliminado de manera dramática en el minuto 93 después de ofrecer un mal partido y sufrir un pésimo arbitraje

López Silva conduce el balón ante la atenta mirada del desastroso árbitro del encuentro.
J. Jaques Nuche / Miranda De Ebro / Enviado Especial

30 de mayo 2011 - 05:02

Un cóctel explosivo de juego horrible, pésimo arbitraje y mala fortuna condenó al Cádiz a quedarse una temporada más en los suburbios del fútbol español. Errores propios y ajenos y un final dramático, acorde con la situación del club, pusieron el epílogo a una campaña irregular que terminó de manera cruel. Los gaditanos estuvieron 93 minutos dentro de la eliminatoria hasta el postrero gol del Mirandés que transformó el sueño amarillo en pesadilla. Un año más en el infierno.

Errores propios. Empequeñecidos por la olla a presión del Anduva, los amarillos jugaron a verlas venir, se encerraron en su territorio y no miraron la meta contraria más allá de los dos goles, el anulado a Juanse de manera incomprensible y el de Pachón que parecía la sentencia a falta de diez minutos. La entrega no fue suficiente frente a un rival que encontró un justo premio a su empuje, a su fe y a su calidad en momento puntuales.

Errores ajenos. El árbitro, el cántabro Rafael Ruiz Bada, se erigió en triste protagonista con una actuación complaciente con los de casa. Dejó que los locales se emplearan con dureza, especialmente en el área visitante, e invalidó un gol a Juanse no se sabe si porque hubo una conjunción interplanetaria, porque otra razón de más peso no la hubo.

Mala suerte. El destino había reservado un trágico desenlance. Cuando el Cádiz parecía clasificado con un gol de Pachón en el minuto 81, Baquero resucitó al Mirandés con un tanto en propia puerta antes del final conocido en la prolongación.

Los primeros 45 minutos pasaron con rapidez entre imprecisiones de unos y otros, con un terreno algo encharcado que dificultaba la circulación del esférico. El primer susto de los locales llegó por una defectuosa cesión de Cifuentes a Álvaro Campos que a punto estuvo de interceptar Alain. Carlos Caballero y López Silva dieron la replica en una contra que el onubense no pudo culminar con éxito.

No tardó en aparecer la polémica cuando, pasado el primer cuarto de hora, Pablo Infante cayó dentro del área visitante en una acción con Cifuentes. Los locales reclamaron penalti, pero el colegiado amonestó al interior del Mirandés al interpretar que hizo un piscinazo. Quizás debió tener remordimiento de conciencia el árbitro, que acto seguido anuló un gol al Cádiz más legal que la Constitución. López Silva centró y Juanse cabeceó limpiamente al fondo de la portería. Era justo el ecuador del primer acto y ese tanto hubiera dejado herido de muerte a un cuadro burgalés que desde entonces aumentó su dominio, aunque sin crear auténtico peligro. Ruiz Bada demostró con creces su fama de casero. Además del gol anulado a Juanse, consintió duras entradas de los burgaleses, en especial a Álvaro Campos, que sufrió constantes golpes de los atacantes locales en cada saque de esquina.

Los amarillos veían pasar el tiempo, ganaban segundos al cronómetro cuando tenían que poner el balón en juego y se fueron echando hacia atrás en busca del intermedio con el empate inicial en el marcador. El Mirandés cercó el área cadista aunque sin crear auténtico peligro. A un minuto del descanso, Alain adelantó a su equipo al recoger un saque de banda cerca de la meta visitante.

La segunda parte fue desastrosa para el Cádiz. Los burgaleses salieron a por todas, se apoyaron en la calidad de Pablo Infante y en los balones aéreos. Jose colocó a Aarón Bueno en busca de oxígeno mientras el colegiado siguió a lo suyo, con decisiones cómodas para unos mirandeses que olieron el segundo tanto merced a un disparo de Mújika que repelió Campos. En la siguiente ocasión no perdonó Alain, que empató la eliminatoria con más de veinte minutos por delante y un conjunto gaditano sin norte.

Todo empezaba de nuevo. Jose González ponía en juego a Jurado en lugar de José Miguel Caballero y a Pachón por Moreno, pero los amarillos seguían sin dar con la tecla en ataque. El Mirandés, crecido, mantenía la intensidad y veía cerca el tercer gol a través de Pablo Infante, que se topaba con el rápido cruce de Cifuentes.

Los amarillos no existían en ataque hasta que Pachón marcaba de cabeza a falta de diez minutos. El tanto parecía definitivo a favor del Cádiz, pero el Mirandés revivió con el autogol de Baquero. Aun así, pese a los errores y la mala fortuna, los gaditanos estaban ahí, tenían el pase en su mano, hasta que Mújika dio la puntilla en el minuto 93 para desatar la locura local y sumir a los gaditanos en una depresión.

ÁRBITRO: Ruiz Bada (cántabro).

TARJETAS: Amarillas Por parte del Cádiz: Carlos Caballero (12'), Moke (53'), López Silva (62'), Pachón (88') y Álvaro Campos (91'). Por parte del Mirandés: Pablo Infante (17') y Jony (53')

GOLES 1-0 (44') Alain. Raúl García sacab de banda y mete el balón en el área cadista, un atacante peina de cabeza y Alain, en posición dudosa, remata al fondo de la portería. 2-0 (67') Alain. Iván Agustín hace un caño, centra dentro del área y Alain bate a Álvaro Campos con una potente volea. 2-1 (81') Pachón. López Silva rescata un balón perdido, pone el esférico en el área y Pachón marca de un certero cabezazo. 3-1 (84') Baquero, en propia puerta. Mal despeje del defensor cadista, que introduce el balón en su portería. 4-1 (93') Mújika. El jugador local recoge un balón suelo y dispara con fuerza dentro del área.

Incidencias: Partido de vuelta de la primera eliminatoria por el ascenso a Segunda División A disputado en Anduva ante casi 6.000 espectadores, entre los que se encontraban unos 300 cadistas. Terreno pesado y encharcado..

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