“Si se exigiera un mínimo de calidad, el Concurso cambiaría muchísimo”
Antonio Martínez Ares | Autor de comparsas
“Me ha costado mucho llegar a ver dónde podía desembocar la historia de este año”
“Mi desilusión con el Patronato es mayúscula. Ya no participo en nada”
Cádiz/Antonio Martínez Ares presenta esta noche su cuarta comparsa tras su regreso. Ese silencio de 13 años se rompió con un estruendo de primer premio. Ahora llega con una propuesta muy colorida y con hambre de Carnaval.
–¿Cómo va ese parto?
–Ya estamos locos por parir esta nueva criatura, con ganas de estreno, de cambiar el rol del año pasado, porque nos hace falta, de ver cómo queda la nueva propuesta. Luego es verdad que queda un concurso muy largo. Me imagino que casi todos los autores tendrán una parte del repertorio creado y otra más abierta, pero ahora mismo lo que quiero es parir, y si es posible con poco dolor.
–Después de que el viento de 13 años le soplara en la carita ¿ha notado que en este regreso a la fiesta le cuesta más parir un repertorio?
–Unos años más y otros menos. Ya es que no me acuerdo, pero... a ver... el año de ‘Los templarios’ la presentación llegó dos o tres días antes de cantar, y yo ya no recuerdo lo que se sufrió para eso. Y el año pasado me salió una semana antes.
–Porque los temas se terminan agotando.
–Claro. Es que la temática siempre es lo más complicado a la hora de escribir. Porque bueno, la presentación o el popurrí lo puedes llevar al tipo, puedes meter algo de crónica social, pero cuando estableces criterios y opciones para ver temáticas de pasodobles es muy complejo. Muchas veces te encuentras diciéndote ¿cómo hacemos el repertorio? Para mí es lo más complicado, escoger las temáticas de los pasodobles.
–¿Y el de este año está siendo especialmente difícil? Porque me decía días atrás que casi se había tenido que exiliar para apartarse de todo y centrarse.
–Es que este año yo tenía la idea pero no el desarrollo. Me ha costado mucho llegar a ver dónde podía desembocar la historia. Me gustaba mucho el nombre, me gustaba mucho lo que podía dar de sí, pero a la hora de coger la guitarra y emprender el camino he ido desechando y desechando muchas cosas hasta llegar a decir: esto es lo que quiero. Hasta el punto de decir, en septiembre no ensayo, ensayo cuando tenga algo que me guste. Y nos hemos colado prácticamente a finales de octubre o principios de noviembre.
–Eso habrá supuesto también un ejercicio de confianza del grupo, amén de un sobre esfuerzo vocal en las últimas semanas.
–Evidentemente. Ellos han confiado en el aspecto humano del padre de la criatura. Han esperado paciente, e impacientemente, hasta que yo he llegado, y luego pues hemos estado gestando el repertorio. Aun así me quedan muchas cosas, pero bueno todos me conocen y saben que hasta última hora no paro de maquinar.
–El año pasado hubo quien no terminó de conectar con su comparsa. ¿Costó digerirla o fue como una moda decir que ‘El perro andalú’ era muy complicada de entender?
–Estoy más con lo segundo, porque llegó un momento en que se decía tanto eso, que era muy complicada, que cuando se debatía sobre ello estando yo presente ya no llevaba la contraria. En el bestiario carnavalesco han existido comparsas mucho más complejas que esta, lo que pasa es que a veces se conecta antes con el público y otras no. Y poco más. Entiendo el barroquismo, los detalles, pero también hay otra cosa importante: que es lo que me gustaba a mí. Es que si tengo que pensar que la comparsa no le va a gustar a Manuel44 que me va a criticar en Twitter pues evidentemente no haría nada. Yo voy a hacer siempre lo que a mí me guste, y ya luego intentaré que eso traspase la cuarta pared y que le llegue a la gente, pero nada más.
–Ahora que me habla de Twitter. Debe ser muy complicado para autores y componentes convivir con la sobre exposición de las redes sociales.
–Angustia bastante. Yo personalmente no utilizo mucho las redes. De hecho el siguiente paso que dé será quitarme, porque no me aportan nada cuando unimos redes sociales y carnaval. En las redes se ven las vísceras del ser humano y la verdad es que no me mola. Quizá es que con la edad me estoy haciendo más lobo solitario. No quiero supeditar mi vida a las opiniones de gente que no conozco.
–¿Y ese gusto también lo impone a su grupo? Es decir, ¿tiene la última palabra a la hora de elegir lo que se canta?
–El que me conoce sabe que en mi comparsa siempre hay un sentimiento muy democrático, que todo lo que se lleva se expone y se vota, se mira con lupa, pero también es verdad que la última palabra la tengo yo. Entiendo que debe ser así, sobre todo cuando veo algo tan claro, tan obvio, y a lo mejor alguien no lo ve. Ahí digo, ehh... comodín. ¿Por qué? Porque lo veo. Ahora que entiendo que en cualquier momento puede surgir una idea de alguien que nos beneficia a todos. Siempre estoy abierto a sugerencias.
–Hablando de democracia. Cuando llegó el nuevo alcalde fue de las personas más ilusionadas. ¿Cree que todos esos cambios que pensaba que se iban a producir en el Patronato han llegado? ¿Está un poco desilusionado porque las variaciones han sido mínimas?
–A ver. Voy a ir por partes. Cuando llega el alcalde nuevo hay un momento para mí histórico, además de gente amiga que a mí me emociona y me ilusiona, y me sigue ilusionando. Ahora, cambiemos el tercio, si nos metemos en el terreno Carnaval-Patronato, evidentemente la desilusión es mayúscula, tanto es así que yo ya no participo en nada, ni quiero saber absolutamente nada de esto, porque se ha demostrado con el tiempo que cada uno rema para donde quiere. El Patronato me sigue pareciendo un gran absurdo, creo que el Concurso es muchísimo más fácil de lo que lo estamos haciendo, vemos que todos los años cambiamos y cambiamos cosas para no cambiar nada, que hay muchas historias que sí son realmente históricas, como puede ser el Museo. No sé si lo veremos, y si lo vemos, será el Museo que le gusta a este alcalde, que será diferente del que le gustaba a la anterior alcaldesa, y posiblemente del que a lo mejor tenga pensado un nuevo alcalde, si lo hay en el futuro. A lo mejor tendríamos que ser todos los carnavaleros los que decidiéramos qué tipo de Museo queremos. Sigo viendo cómo mandan los mismos en esta historia, nos conocemos de toda la vida, veo los mismos fantasmas por los mismos lados, esto no va a cambiar, así que a mí que me digan qué día tengo que cantar que allí estaré. Por lo demás, que hagan lo que quieran.
–¿Y su modelo de Concurso cuál sería?
–Modelos de Concurso ha habido muchos, pero es que a mí no me corresponde cambiarlo porque yo no pertenezco al Patronato. Son ellos los que están ahí porque se supone que son las cabezas pensantes. Bueno, pues para mí las cabezas pensantes no están pensando bien en este Concurso. Pero no voy a decir cuál es mi modelo. Yo lo único que pienso decir en una copla es lo que me parezca de la vida, la sociedad y lo que quiera. Nuestro alcalde ha querido cambiar el Patronato y se ha dado de bruces no ya con un ente sino con personas que le han dicho ja, ja y ja. ¿No se puede quitar todo y empezar de cero? Pues por lo visto no.
–¿Y no tiene la sensación de que estamos perdiendo una oportunidad histórica para hacer del Carnaval una de las grandes industrias de Cádiz?
–Mira, te pongo un ejemplo. Esto no es una crítica al trabajo que se hace por ejemplo desde la Fundación Andacat para que vaya la gente a cantar al Liceo en Barcelona, pero digo yo: ¿Por qué la Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz no hace eso? ¿Tenemos que esperar a que venga una asociación de Cataluña para que nos demos cuenta que podemos llevar esto a Barcelona? ¿Señor Miguel Villanueva entonces su trabajo cuál es? ¿Tan poco va usted al Novelty para ver como cantan coplas de otros autores? ¿Usted cómo defiende los derechos de los autores del Carnaval? Oye, que aquí quiere comer todo el mundo, estupendo, no es nada nuevo, pero ¿por qué el Carnaval de Uruguay se puede exportar a Asia y el nuestro está condenado a ser algo efímero durante seis meses en España? Si de verdad queremos trasladar esto a algo gordo vamos a trabajar para hacerlo. Me imagino que el trabajo de todos esos señores no será solo pensar en cómo hacer un concurso. Digo yo vamos.
–Igual que en Jerez hay muchos sitios donde hay flamenco a diario, ¿no sería posible traer a gente a la ciudad para que escuchen las coplas donde nacieron?
–Existe lo que existe. Los minigrupos, pero eso ya es otro debate.
–¿Cuándo un minigrupo canta sus coplas usted recibe alguna contraprestación?
-No. Eso es notorio. Vamos a ver. Todos los fines de semana, en toda Andalucía, ya no una comparsa sino pequeños grupúsculos cantan cosas de todo el mundo. Perfecto. Uno no se puede negar a eso porque además la Ley lo dice bien claro. Pero entonces se da lo que se ha dado toda la vida, ellos cantan, ellos cobran y el autor no recibe nada. Si en Cádiz capital tengo a un presidente de la Asociación de Autores que sabe que eso está ocurriendo, lo mínimo que puede hacer es personarse en esos sitios y que establezca unos criterios. Porque yo no quiero que dejen de cantar, lo que quiero es que lo que te corresponda a ti sea para ti, y lo que le corresponda al otro sea para el otro.
–¿Se puede vivir del Carnaval? Ya no sólo me refiero a un autor de renombre, sino a un componente.
–Creo que se puede sobrevivir, puede tirar para adelante, lo que pasa es que una cosa es lo que pensamos y otra es la realidad. La gente cree que todo el mundo que sale en Carnaval puede sobrevivir, y que todo el mundo gana dinero, y cuando se habla de dinero también hay un factotum muy grande, porque la gente ya empieza a pensar que todo es dinero negro, que tal y cual. Y la realidad es que la gente está dada de alta, se paga regularmente todo. Aun así hay gente que está parada y que puede llevar a su casa algo de dinero. Casi siempre son las mismas agrupaciones las que están en ese ránking, con sus cachés.
–Es un club bastante cerrado ese, porque no se ve a gente que tire las puertas para entrar.
–Es verdad, a lo mejor antiguamente entraba alguna nueva, pero tampoco mucho más. Y eso no ha cambiado demasiado. Por desgracia, no ya para la fiesta sino para una hipotética industria de Carnaval. Porque todos sabemos que si esto se hiciera de otra manera Cádiz daría un cambio brutal para mejor en el aspecto de industrialización, porque no hablamos únicamente de gente que canta, también del que crea, del diseñador, del artesano… Lo que pasa es que o somos incapaces de verlo o somos muy cómodos y necesitamos que venga alguien de fuera para mostrárnoslo. Y al final llega uno y dice, quillo, vamos a hacer la guerra por nuestra cuenta porque es lo único que nos queda. ¿Cuántas asociaciones hay? Y no se ponen de acuerdo… pues al final tú tiras para adelante con tu rollo.
–Me he fijado que vuelve usted a fumar. Es curioso que retome esta costumbre sólo cuando está, por así decirlo, embarazado.
–Pues sí. Que nadie siga mi ejemplo por favor. Nunca se debe fumar, pero embarazada menos. En fin, cuando acabe el repertorio no cojo un cigarro más, pero hasta entonces me viene bien.
–¿Alguna otra costumbre que mantenga? ¿El cuadro del Nazareno, los termos de café?
–No, silencio. Voy siempre con tapones en los oídos por aquello de aislarme y estar siempre pensando.
–¿Y su mujer cómo lleva ese silencio?
–Pues creo que las mujeres son las grandes heroínas de toda esta fiesta, porque parece que están en la retaguardia pero es al contrario.
–Convivir con un autor a punto de estrenar su obra en el Falla debe ser como pasar un fin de semana con el Doctor Jekyll y Mister Hyde.
–Pufff… tremendo. Es muy complicado, porque se acercan los días, en este caso mi mujer no pierde la sonrisa y soy yo el que muto a algo muy kafkiano.
–¿Y eso se calma un poco tras el debut?
–Yo creo que el debut es lo que más calma de todo. Al menos a mí.
–¿La preselección es lo más bonito del Concurso?
–Depende. Hay gente que se descojona y quiere una preselección más larga para ver cosas malas. Alguno quisiera que durara tres meses para que la gente se descojonara de la gente. Porque somos así.
–De cabrones, se refiere.
–Claro. La gente cree que las grandes agrupaciones en esta fase, canten lo que canten, es malo, porque como ellos van a pasar. Pero la gente necesita reírse de otros. Luego llega cuartos y ya la cosa cambia. Porque ya no pueden reírse de, tienen que reírse con.
–¿No cree que es contraproducente para la fiesta que aquí cualquiera pueda subirse al escenario del Falla y cantar lo que le salga del alma?
–Yo de siempre me he mantenido en la postura de decir no a una preselección anterior. A mí me costó 10 años llevarme un primer premio y aprendí de todos esos grupos con los que yo conviví durante todo ese tiempo. Pero lo que no podemos es pensar es que hay que hacer una preselección y no hacerla. Esa es la realidad, y a mí no me corresponde tomar esa decisión, sino a los que están mandando desde las asociaciones del Patronato. Son ellos los que le tienen que poner el cascabel al gatito. A lo mejor todo el mundo no está preparado, o no tiene calidad para cantar en el Falla, pues bien, no seamos hipócritas, vamos a hacerlo. Lo que no podemos es pensarlo pero no actuar. No podemos decir: es que es un Concurso muy largo pero deja dinero. Señores, vamos a posicionarnos de una vez, pero no yo, sino los que mandan en la fiesta. Seguramente tú le preguntarás al señor alcalde y te dirá, todo el mundo tiene derecho a cantar en el Falla. Vale, pero ¿el alcalde está en el Patronato? No, pues su opinión en este punto es lo de menos, al menos hasta que salga otra vez con Bienvenido o con quien quiera.
–¿No cree que esta postura del todos para adentro degrada el Concurso?
–Es posible. Es más, si ahora me dijeran que hay que hacer una preselección yo soy el primero que diría adelante. Pero lo peor es que estoy convencido de que no se van a poner de acuerdo en el Patronato.
–Y usted que ha vivido desde pequeño la esencia del Carnaval de Paco Alba, con su padre, sus tíos, ¿no piensa que se ha perdido un poco la esencia a cambio de exportarlo e importarlo?
–Es que son dos cosas distintas, creo. Si lo miramos desde un punto de vista de industria no es que todo valga pero deberíamos sentirnos orgullosos de que aquí hubiera un centro de telas, de sombreros, de bombos… de todo, para que nadie lo comprara fuera, y a lo mejor un año en vez de 170 vienen 400. ¿Tenemos un problema? Habrá gente que dirá, sí, pero otro dirá pues mira, más gente, más dinero de taquilla, mejor para la hostelería… En fin, que creo que todo es cuestión de verlo. Estoy seguro que si se exigiera un mínimo de calidad el Concurso cambiaría, y habría más cosas buenas al exigirse un algo para pasar ese primer corte. Pero, es que tendremos que pagar algunos peajes según el camino que tomemos. ¿Exportamos cosas para fuera?, sí, pero que no vengan los de fuera; pues me parece feo. Es complejo, y a la vez muy fácil. Se trata de coger el toro por los cuernos y actuar. Lo que no podemos es decir vamos a cambiar el Concurso porque en vez de actuar ocho van a actuar siete, perdona pero eso no es un cambio; este año en vez de a las nueve se va a empezar a las ocho, eso no es un cambio. Ahora cambios radicales que afecten a todo el mundo, como una preselección, en la que entraran todos, eso sí sería un cambio. ¿A la gente no le gusta un carguito?, pues que tome decisiones.
–La última, ¿qué nos va a ofrecer con ‘Los carnívales’?
–Yo espero que la gente se pueda chupar los dedos, que pueda degustar una agrupación que no tiene nada que ver con ‘El perro andalú’ ni con las dos agrupaciones anteriores. Y ya está, no te puedo adelantar nada más porque es tan obvio lo que significa ‘Los carnívales’ que la gente tiene que darse cuenta de lo que va la movida. Lo único que pasa es que hay una erre en medio, jajaja. Este año no hay trampa, está todo muy clarito.
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