¿Qué generación está escribiendo el Carnaval del siglo XXI?
Relevo generacional | Autores de música y letra
En los primeros 20 años del nuevo milenio son contados los autores nacidos en los 80 y 90 que han llegado a la Final
El foco mediático en los intérpretes ha ido en perjuicio de la autoría
Cádiz/Quizás no sea una preocupación nueva, quizás la inquietud por el futuro, por el custodio del legado, por el tan nombrado relevo generacional, es un problema recurrente en todas las épocas y del que la humanidad siempre se sale airosa (o no hubiéramos llegado hasta aquí...) Con todo, el Carnaval, como cualquier manifestación artística y cultural, tampoco se libra de esta punzada cíclica y, constantemente, nos preguntamos si existe suficiente savia nueva que venga a fortalecer y refrescar un Concurso que en las últimas décadas ha alcanzado unos niveles de calidad e interés difícilmente comparables a otros tiempos. Sin embargo, y sin ánimo de encender ninguna alarma, en los 20 primeros años del nuevo siglo apenas han surgido autores jóvenes que empujen a los veteranos con la misma pujanza que los hoy consagrados lo hicieron en su momento.
Simplemente hay que tirar de hemeroteca para comprobar como autores como Martínez Ares, Tino Tovar, José Antonio Vera Luque o Juan Carlos Aragón, por nombrar a algunos de totems de este siglo, y del pasado, no tenían ni 30 años cuando entraron de lleno en la pelea y sus nombres empezaron a sonar con fuerza. “Fíjate que cuando en 1988 ‘Al compás de mi cepillo’ se lleva el primero se decía, “han ganado los viejos de la peña”. ¡Los viejos de peña! Y hablamos de que Purri, Silva y Galleguito, echando cuentas, no podían tener más de 40 años. Pero es que venía tal marea de gente por detrás apretando, Martínez Ares con ‘Entre tus brazos’ tenía veintipocos años, pues que gente que hoy tiene mi edad eran ya los viejos del Concurso”, reflexiona José Antonio Vera Luque, que tenía 16 años recién cumplidos cuando escribió su primer cuarteto.
Y es que autores nacidos en los 50, 60 y 70 siguen dominando el certamen del nuevo milenio donde apenas tienen presencia escritores y compositores nacidos en los 80 y 90. Es más, en las últimas veinte finales, apenas encontramos, en el total de las cuatro modalidades, nombres de tres o cuatro compositores de música que vieron la luz en la última década del siglo XX, entre ellos, Manolín Santander (chirigota ‘No te vayas todavía’) y Rubén Cao (del coro de los Estudiantes).
La autoría de letra corre la misma suerte. Así, Antonio Álvarez El Bizcocho, en chirigota, o Ángel Piulestán y Javier Aguilera, en cuarteto, se cuentan entre los poquísimos autores nacidos entre los 80 y 90 que hayan tocado final en las dos primeras décadas del siglo XXI; puesto que los más jóvenes en esas dos modalidades son letristas de finales de los 70 como Iván Romero, Morera o Mení.
Todavía más dura es la situación en coros y comparsas, modalidades que siguen dominadas por autores de generaciones anteriores siendo sus representantes más jóvenes Luis Rivero y Kike Remolino, ambos de finales de los 70. Y es que jóvenes autores de comparsa como Germán García Rendón, Jonathan Pérez o, las grandes sorpresas del pasado año, Antonio Fuentes Piru y Sergio Guillén Tomate, nacidos en los 80, no han pisado, hasta hoy, una Gran Final como autores.
“Creo que hay relevo generacional, lo que pasa que es complicado. A mí por ejemplo las comparsas del Jona y Kike Remolino me han gustado mucho. Pero sí es verdad que el Concurso es un concurso con letras y ojalá las nuevas generaciones vengamos con letras de suficiente calidad e interesantes como para ganarnos un sitio. Igual lo que ha pasado es eso, que las nuevas generaciones no nos hemos dado cuenta de lo importante que son las letras de verdad y hablo de letras de verdad, con contenido, bien escritas, no de causar una sensación en el espectador”, apuesta Piru.
Letras de peso e ideas “que vengan a romper con lo anterior” como defiende Vera Luque, nacido a finales de los 70 que sí encontró su gloria como cuartetero a final del siglo pasado y como chirigotero, en el nuevo. “ Echo en falta que, a la hora de escribir, se busque fuera del Carnaval, en el cine, en la música, en los libros... No sé, acuérdate de ‘Zombies’, Martínez Ares busca en Michael Jackson... O ‘Robot’ de Quiñones... Creo que esos autores tenían interés en buscar nuevos caminos, abrir el Carnaval, pero de un tiempo a esta parte la gente se está alimentando del propio Carnaval, incluso, de agrupaciones ya consagradas, con lo cual obliga al que hace la comparsa de renombre a ser él quien tome las riendas de la vanguardia cuando, realmente, ya no le correspondería”, baraja.
Además, tanto Vera como otro autor de chirigota y comparsa como Kike Remolino también achacan el problema de la cantidad (son pocos los autores con fecha de nacimiento en esas dos últimas generaciones del siglo XX) a que, quizás, “el foco mediático se puso más en la interpretación en los últimos años” y eso ha animado a que los jóvenes carnavaleros “quieran ser más el actor que el guionista”. “Puede ser que esas nuevas generaciones de carnavaleros se hayan sentido más atraídos por ese carnaval que se puso de moda en su tiempo de voces, de interpretación, de octavillas, de contraltos o, en el caso de los cuartetos y chirigotas, de la figura del personaje carismático que destaca, en detrimento de la persona que hace los textos”, teorizan.
Esperanzados se muestran autores consagrados como Antonio Martínez Ares y ascendentes como Antonio Bayón. Así, elcomparsista defiende que “tenemos que tener paciencia para que la levadura haga que los nuevos estén ahí”, mientras que el corista ve “en la cantera”, de donde viene su agrupación, “el lugar de donde saldrán los autores del futuro”. Una cantera a la que Martínez Ares apoyaría, acordándose de una idea que le pareció “muy buena” de Jesús Bienvenido, con “un buzón anónimo donde los autores más veteranos dejáramos una música que fuera recogida para que la llevaran grupos infantiles o juveniles”.
Con todo, todos están de acuerdo en que hacen falta iniciativas para animar a los jóvenes aficionados a escribir y componer.
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