Bernardi: "En un ensayo general en el Pemán vimos que 'El crimen del mes de mayo' era un pelotazo"

Fue octavilla en chirigotas de Fletilla y Juan Rivero y salió en los grandes años del grupo del Petra-Santander-Carapalo

Luego cantó en agrupaciones de Juan Carlos Aragón desde ‘Flamenkito apaleao’ a 'Vota PICHA'

El Galleguito: "Lo que conseguimos con la peña 'Nuestra Andalucía' solo era posible con un grupo de buenas personas"

Bernardi García Moreno en el paseo Luis Arenal Plat. / Lourdes De Vicente

La sangre carnavalera de su familia hizo que Bernardi, octavilla de referencia en un buen número de chirigotas clásicas, saliera por primera vez en 1978, a punto de cumplir 12 años, en la comparsa infantil ‘Operación Plus Ultra’. Su tío, el gran Manolo Moreno, mano derecha de Paco Alba, se encargó de la dirección y Francis Guerra, del repertorio. “Mi tío era el superhéroe en la familia porque salía con Paco Alba. Todo el Carnaval que vivimos giraba en torno a él. Hizo esta comparsa y me metió a mí. Era una comparsa del barrio, de Santa María”, recuerda. La experiencia fue positiva y los dos años siguientes, el Moreno formó dos agrupaciones infantiles, dos 'remakes', para recordar a Paco Alba: ‘Los vendedores de mariscos’ y ‘Los guajiros’. “La mayoría del repertorio era de esas comparsas y se metía alguna letrilla nueva. Ahí salían primos míos como El Chipirón, que se puso una gorra al revés y el Falla se hartó de reír. También salían el Rocky, el Pepino, un tal Carajito…”, apunta.

En su etapa juvenil, comparsera, salió en 1981 en ‘Sombras del ayer’, en 1982 en ‘Semblanza bruja’ (con El Cabra, Juan Fernández o Ramoni), para acabar con ‘Almas errantes’ en 1983, “que la sacaban Juan Fernández y su hermano Jose, y era un grupo de Trille”. En el 82 conoció a la que ahora es su mujer, María Jesús, sin saber que estaba a punto de entrar en una familia de alta alcurnia carnavalesca. “Ella salía en la comparsa ‘Siete novias para siete hermanos’. Nos cruzamos los dos grupos en la Estación Marítima y tuvimos una trifulca a gritos. A las dos o tres semanas la conocí y ya supe que era la hija de Jesús Monzón. Pensé ‘uff, dónde me he metido yo’. Menos mal que a su padre le caí muy bien de primeras”, reconoce.

Se para para hablar de su suegro. “Venía con María Jesús de La Caleta y él estaba en la peña El Molondro. Me lo presentó y con su voz característica me dijo ‘Hola, quieres beber algo’. Y pensé, ‘ojú, cómo habla este hombre’. Luego se enfadó porque le llamé de usted y ahí empezó nuestra relación. La voz de segunda imponía. Buena persona. Noble y humilde. Y cantando no te digo ná”. Sobrino del Moreno y yerno de Monzón. Estaba atrapado en una fiesta en la que sus familiares eran protagonistas directos y estelares. “Como para escaparme”, comenta.

En septiembre de 1983, sin haber cumplido los 18 años, entra en la categoría de adultos por la puerta grande: con Ramón Díaz ‘Fletilla’ en ‘Los concertistas desconcertados’, cuarto premio. “Yo trabajaba con Selu Obregón, uno de los de la chirigota de la peña Los 14 resultados. Me había visto en las comparsas y me fichó". “Como era primerizo, me pusieron a cantar detrás. Es gracioso porque a Fletilla no le caí muy bien. Había uno que desafinaba y Fletilla me echó la culpa a mí. Tuvimos una discusión y se llevó una semana sin venir. Era un hombre muy particular”, apunta. Dice que cantar en la final le hizo ‘ser famoso’ entre sus amigos. “Fui el primero de mi pandilla en salir en la tele”, afirma.

Bernardi con 'Hasta que la muerte nos separe', cuarto por la izquierda entre Gatica y El Petra. / D.C.

1985 le trajo su primer triunfo con ‘Los brutos secos’, escribiendo Juan Rivero y con música de El Pellejo. “También me enfadé con Rivero. Porque quería meter una sevillana para las actuaciones de verano. Yo le dije que no cantaba una sevillana. Por entonces, tú sabes, muchos gaditanos veían eso como una traición. Ahora eso se ve como una pamplina. Y Juan Rivero dijo ‘¿pero este qué se ha creído?’. Y todos los mayores me miraban como diciendo, ‘mira este’”.

"También me enfadé con Juan Rivero. Porque quería meter una sevillana para las actuaciones de verano. Yo le dije que no cantaba una sevillana. Por entonces, tú sabes, muchos gaditanos veían eso como una traición. Ahora eso se ve como una pamplina"

Empezaron los roces con la chirigota de los Rosado, a la que ganaron en el Falla siendo ellos ‘Los carreros de la alianza’. “En la puerta de Correos se engancharon Maline, compañero nuestro, y Paco Rosado. No les sentó bien perder”, asegura. Este pique continuó en 1986, agravado por el cajonazo de ‘Los cubatas’ y el pase a la final de la peña Los 14 con ‘Cada uno con la suya’. “Pasamos un mal rato en la final, nos abuchearon. Como si nosotros hubiésemos tenido la culpa. Los de las Momias y Los tontos de capirote vinieron a nuestro camerino para decirnos que iban a cantar en sus presentaciones el estribillo de Los cubatas como homenaje. Y les dijimos que no. Éramos una chirigota de puretas, clásicos, que no estaba por la labor de cambiar la presentación antes de salir al escenario”.

Bernardi dejó el señero grupo de Los 14 resultados. “Me enamoré de los pasodobles que cantaba el grupo de ‘Las brujas pitis’. Yo quería salir ahí. Coincidí con El Petra en un pub que se llamaba El Bastinazo. Y ya nos hicimos hermanos y entré con ellos para salir en ‘Las olas der campo er sú’, la primera final para ellos y la cuarta seguida en adultos para mí, pero fue de la que más me alegré. Nos llevamos tres días celebrándolo”.

La chirigota la compusieron los hermanos Alcántara y al año siguiente, 1988, fueron ‘Los del perejil lacio’. “Ahí hubo una discusión entre los autores y el grupo. Ellos se fueron y Manolo Santander cogió las riendas para terminarla. Manolo era nuestro faro y lo que decía íbamos con él a muerte. Nos hicimos tanto a su manera que cuando no estaba, no sabíamos por donde tirar. Era un máquina montando la chirigota, pero no quería la responsabilidad de ser el autor oficial”. La chirigota fue segundo premio y para 1989 fichó como letrista a Carapalo y como músico a Pepito Martínez. “Ya íbamos a por todo y queríamos abarcar más”, reconoce. Y así salió ‘El crimen del mes de mayo’, un primer premio incontestable desde los ensayos generales. “En un ensayo general una mañana de domingo en el Pemán, organizado por el grupo CASA, se formó un taco. Yo nunca había visto eso. Ahí vimos que la chirigota era un pelotazo”, evoca. (El redactor, presente ese día en el Teatro de Verano, da fe de ese momento dominical previo al Concurso).

"Manolo Santander era nuestro faro y lo que decía íbamos con él a muerte. Nos hicimos tanto a su manera que cuando no estaba, no sabíamos por donde tirar"

Admite que el éxito se le subió un poco a la cabeza, pero el pastor del rebaño, el gran José Manuel Romero Pareja ‘Petra’, “nos ponía siempre en nuestro sitio, porque él era humilde y ponía la cordura”. Al ‘crimen’ le siguió otro primer premio con los legionarios de ‘Hasta que la muerte nos separe’. “Aquí dice Bernardi que “hacía muchos años que una chirigota no se llevaba dos primeros premios consecutivos”. Y luego dos segundos premios con ‘Bebé a bordo’ y ‘Bien nos diste coba, Cristoba'. En esta última no salió Bernardi debido al nacimiento de su primer hijo. El grupo hizo historia. “La forma de cantar tan bien, un poco acomparsada, y los pasodobles nos dieron mucho. El humor, la verdad, era normalillo”, apostilla entre risas.

Bernardi junto a Juan Carlos Aragón en 'Flamenkito apaleao'. / Kiki

Para 1993 el grupo del Petra rompió con Carapalo. “Cosas del Carnaval”, destaca. El conjunto se quedó con Manolo Santander como autor, sumándose El Libi en la letra y Gueli Villegas en la música. Fueron ‘Retrato de familia’, pero se había acabado la inercia de los premios. No alcanzaron la final tampoco en 1994 con ‘Los muertos del Carnaval’ y en 1995 con ‘Los duros de mollera’. De nuevo surgen esas “cosas del Carnaval” y un desencuentro entre Petra y Santander propició la separación de un conjunto mítico. El grupo, con El Petra por un lado, y Manolo Santander, con su hermano Emilio, por otro para sacar ‘Las viejas glorias. Luego, al Petra y los suyos no les fue bien, en términos clasificatorios, con ‘Hasta las mismas trancas, Cádiz’ (1996), ‘Los que perdieron el poder’ (1997) y ‘Los confidentes’ (1999). Y el grupo se disolvió.

El Carnaval le iba a deparar otra sorpresa. Una llamada de Manolo Perales le invitaba a salir con una chirigota que había sido en 1999 ‘Los yesterdays’, casi nada. “No me lo creía. Yo me veía incluso mayor para salir con ellos y llevaba un currículum chunguillo en los últimos años”. Apurando el sentido de la palabra lealtad, dice Bernardi que incluso llamó al Petra para pedirle permiso. Su respuesta fue: “¿Eres tonto? No te doy una piña porque estoy por teléfono. Aro cojones, vete con ellos”. Así es como salió en ‘Flamenkito apaleao’ con Juan Carlos Aragón. Le ayudó el hecho de que entrase a la vez en el grupo su cuñado Selu Monzón Después llegaron ‘Los panteras’ y ‘Vota P.I.C.H.A.’. “Terminábamos de ensayar y Juan Carlos se lo sabía todo. De juveniles, de adultos, de los 70 sobre todo… eso me sorprendió”, expone.

De nuevo con su amigo El Petra

En 2003 se tomó un descanso. Para 2004 Aragón proyectaba sacar una comparsa llamada ‘Los inmortales’. “No me llamaron. Mi cuñado Selu y Julio Álvarez fueron a la reunión y al no verme a mí allí, se fueron ellos”, explica. No hay mal que por bien no venga. Tocaba volver con El Petra, en una nueva chirigota a la que precisamente iba a poner música Juan Carlos Aragón. “Con letra de Carapalo y un tal Sánchez Reyes”, dice entre risas. Así nació ‘Los veteranos del Vietnam’, finalista al igual que las dos siguientes: ‘Golfus de Roma’ y ‘Robinsón de la Isla’. Autores y grupo se separaron tras ‘Los que curaron a los tres tristes tigres’ en 2007. “Fueron unos años maravillosos”, señala.

En la chirigota 'Robinsón de la Isla' entre El Petra y Julio Álvarez. / J.B.

El Petra le convenció para salir en 2008 en un coro, ‘Los del portal de Jerez’. ¿Cómo fue la experiencia? “No me gustó, la verdad. Todo el mundo te dice que hay que salir al menos una vez en un coro, para saber cómo se pasa. Pero no fue mi caso. Yo me veía muy encajonado cantando”. El grupo se volvió a reunir para, con repertorio de Mario Rodríguez, sacar en 2009 ‘Una chirigota exagerá’. Bernardi salió luego con El Taka en ‘La banda del casco antiguo’ (2011) y ‘Los de la Tacita’ (2013).

Él mismo dice que fue “rescatado” por el Lupo, Popo, Silva y compañía para volver al Carnaval con ‘Hoy no me puedo levantar’ en 2014, la chirigota que sucedió a ‘Los de gris’. Repitió en 2015 con ‘Los seguidores de Arturito’, que supuso una gran decepción para este chirigotero. “Estábamos en la final, pero no sé qué hizo ahí el jurado. Fue injusto”, declara.

Cuando ya tenía claro que se había cortado la coleta, Juan Carlos Aragón volvió a cruzarse en su camino, en la vuelta de este autor a la chirigota con ‘Er Chele Vara’ en 2019, poco antes de morir. “Otro zapatazo. Todo Cádiz tenía claro que estábamos en la final menos el jurado”, lamenta.

Y con ‘Er Chele’ se acabó la trayectoria carnavalesca de Bernardi, que no se retomará “salvo que surja algo así muy particular, una locura, no una chirigota formal. Es muy difícil que yo encuentre mi sitio en el Carnaval actual”.

Dice por último que Catalán Chico fue su ídolo en el cante de las coplas de Cádiz, aunque aprendiendo mucho de su tío Manolo Moreno. “De la actualidad me gustan el Cateto, Arturito, Dani Obregón… bueno, en definitiva, los que cantan bien y no chillan”, concluye quien con tanto gustó brindó su octavilla al Carnaval gaditano.

Un barnizador profesional del barrio de Santa María

Bernardo García Moreno ‘Bernardi’ nació el 5 de febrero de 1966 en el número 12 de la calle Sopranis, barrio de Santa María. Estudió en el colegio La Salle Mirandilla. Y al acabar los estudios, su madre y abuela le llevaron al taller de Serafín, barnizador en las bóvedas de San Carlos, para aprender el oficio. Allí estuvo nueve años y la de barnizador fue su profesión durante mucho tiempo hasta que vino la crisis. Desde entonces ha pasado por varios trabajos y actualmente es empleado en una empresa de mantenimiento industrial. Está casado con María Jesús Monzón Cruz. Tienen dos hijos: Daniel y Noelia. La familia vive en el barrio de Astilleros.

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