Bienvenida Karlotta
Doña Cuaresma
Cádiz va a parecer Sidi Ifni como siga esta pertinente sequía. Me veo lavándome con Casera blanca. Por esto celebro con algarabía la llegada de una tormenta por derecho que ha entrado por el Atlántico, vamos, por la mismísima Caleta, y que lleva por nombre Karlotta. Ohhhhh… música celestial para mis oídos. Cierto es que anoche, saliendo de misa de siete en San Francisco, me cayó un chaparrón que empapó mi casta indumentaria negra, pero, por los clavos del Altísimo, lo doy por bien empleado si esta agua viene a limpiar las calles gaditanas del chusmerio habitual cuando llega la fiesta de Don Carnal. Porque, no se lo pierdan, después de llevarse un mes pegando berridos en el Falla, ahora estos insurrectos del orden y la educación, reclaman las vías públicas. En mi bajo de la calle Cervantes no hay quien duerma con el tránsito constante de esta caterva de ropasueltas en dirección a la Viña. Así que mis súplicas a San Antonio han sido escuchadas. Haz que llueva mi buen santo, haz que diluvie y que no haya arca donde puedan guarecerse tantas bestias pardas. Pues dicho y hecho. He estado mirando a ver si Mariano Medina me daba el parte del tiempo, que es del único que me fío, pero no lo he encontrado. Se habrá muerto el pobre. Pero vaya, el Diario dice que los patos del parque se han comprado un paraguas de los negros de la Plaza. Con eso me basta. Que llueva, que llueva la Virgen de la Cueva… Y que la lluvia no sea de coplas, que ya he tenido bastante.
No hay comentarios