Un bien público gestionado por un Patronato ingobernable
Carnaval de Cádiz 2020
Los problemas que el Carnaval ha provocado en la política han motivado que las diferentes corporaciones municipales hayan dimitido en la gestión del Concurso del Falla
Cádiz/La organización del Concurso del Gran Teatro Falla siempre ha sido un auténtico dolor de cabeza para el poder político. Más que dar votos, el Carnaval siempre se ha convertido en una posibilidad de restarlos debido a que cualquier error en torno a la fiesta tiene una gran repercusión, con el coste que esto puede suponer en las urnas. La amalgama de intereses alrededor del COAC, que van desde lo económico al tratar aspectos como los derechos de televisión o el reparto de los beneficios por publicidad hasta lo puramente participativo con decisiones como el reglamento o la elección del jurado, hacen que domarlo sea una entidad muy compleja.
La decisión de la concesión de la retransmisión del Concurso del Falla 2020 a Onda Cádiz en detrimento de Canal Sur abre un nuevo cisma en la organización de la fiesta por lo arriesgada de la apuesta y la posibilidad de la pérdida de difusión de la fiesta. Un pulso en el que los colectivos que integran el Patronato no han sopesado la verdadera repercusión de esta determinación si la cadena autonómica -u otra del mismo o mayor ámbito- no compra los derechos, más si cabe cuando se ha rechazado una oferta inicial de la RTVA. Una piscina sin agua con aires de vendetta -entre otras cuestiones, aún sobrevuela el asunto de la emisión de las agrupaciones infantiles y juveniles en los cuartos de final de 2019, además de las acusaciones siempre veladas de manejo del Concurso por parte de la televisión- y de movimiento político -la nueva situación en la Junta de Andalucía se une a las acciones del Ayuntamiento que auspician las polémicas decisiones del Patronato- que propicia un escenario impensable en la actualidad por el alcance que ya tiene la fiesta a nivel nacional que se ha granjeado, entre otros motivos, por la llegada de Canal Sur TV hace 30 años.
Cuando el Concurso del Gran Teatro Falla se convirtió en un problema para la política, fue la propia política la que dimitió de la organización del COAC. Y es que de aquellos polvos vienen estos lodos para entender cómo se gestiona este certamen en la actualidad, con múltiples vaivenes pero sin que las diferentes corporaciones municipales terminen de mojarse por miedo a la respuesta del mundo de la fiesta. La actual situación proviene de la creación del Patronato del COAC y Fiestas del Carnaval de Cádiz en el año 2002. Una decisión que tomó el PP, con Teófila Martínez como alcaldesa y Juan Antonio Guerrero como concejal de Fiestas, cuando la situación se le fue de las manos, pero que tiene sus raíces en todos los movimientos anteriores en torno a la gestión de diversos aspectos de la fiesta.
La Fundación Gaditana del Carnaval
Con la llegada de la democracia, el organismo que se creó para la organización de la fiesta fue la Fundación Gaditana del Carnaval. En este modelo que puso en marcha el PSOE, el principal peso de las decisiones era de ámbito político, aunque diferentes asociaciones como las de peñas, artesanos o autores estaban representadas en la Junta de Gerencia. A pesar de esto, siempre estuvo muy presente en la fiesta el poder que tenía la Federación de Peñas Gaditanas en los años 80. No fue hasta el año 1986 cuando se creó la Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz, el primer colectivo que se preocupó de la defensa de las agrupaciones a la hora de la toma de decisiones.
En esa época, las discusiones se centraban más en la modificación del reglamento y en la siempre polémica cuestión de la elección del jurado. Pero en los años 80, la televisión ya estaba presente con Telesur, la por entonces delegación en Andalucía de TVE que retransmitió la final del Falla -y también la del Andalucía cuando estuvo en obras el coliseo gaditano- en desconexión regional desde 1981 hasta 1990. Muchas fueron las polémicas que se generaron en aquellos años por el tratamiento que se dio al mundo del Carnaval, con finales mutiladas por retransmitir solo parte de las agrupaciones, conexiones con la función ya avanzada, emisiones en diferido de algunos grupos una vez finalizada la sesión o reparos a las agrupaciones para la colocación de montajes. Todavía resuenan las discrepancias por la colocación de la reja de 'Entre rejas' en la final de 1985, el “tendremos Carnavales quiera o no televisión” de 'El crimen del mes de mayo' u otro pasodoble que 'Los carreros de la alianza' también le dedicó a Telesur.
El escenario cambió en 1990 con la aparición de Canal Sur, que se estrenó ese año en el extinto Teatro Andalucía, antes de la reapertura del Gran Teatro Falla en 1991. De hecho, en esa época, la principal preocupación del mundo del Carnaval era el regreso de la fiesta al templo de los ladrillos coloraos, lo que le costó más de un disgusto y muchas críticas feroces a la por entonces Corporación dirigida por Carlos Díaz, con Josefina Junquera como concejala de Cultura y Carlos Mariscal al frente de Fiestas. El pulso lo ganó el Carnaval de manera parcial en 1991 -las preliminares se celebraron en el Teatro Andalucía- y de forma completa en 1992.
Pero a la televisión ya se le comenzaba a ver color. Y si hasta la fecha era una quimera que una televisión pagara por retransmitir el Concurso del Falla, Canal Sur ya pagó algo más de dos millones de pesetas por la emisión de la final y los resúmenes de las semifinales en 1992. Una cantidad que ha ido aumentando de manera considerable en estas tres décadas. La publicidad en escena apareció en 1993, año en el que por primera vez se colocaron banderolas de Unicaja, Bahía Sur y Pryca en las bambalinas -no fue hasta 1994 cuando también se instaló publicidad de Unicaja a pie de escenario-. Empezaba a entrar dinero relacionado con la fiesta más allá de las actuaciones y la difusión era cada vez mayor.
En estos años, ya estaba José Antonio Valdivia como presidente de la Asociación de Autores del Carnaval, el principal visionario de lo que el Carnaval de Cádiz podía ser capaz de generar. Al ser un pastel muy apetecible, su gestión se convirtió en un objetivo para las agrupaciones para poder tomar las decisiones de manera directa, ya que se conseguían unos ingresos de los que por entonces no se beneficiaban gracias al boom de la fiesta que se produjo con Canal Sur.
La rebelión en el COAC 2000
La previa del Concurso del Gran Teatro Falla del año 2000 supuso un antes y un después en la organización del certamen, empezándose a crear las bases de la actual estructura del Patronato del COAC. Con Valdivia al frente de la Asociación de Autores (regresó al cargo en 1997 tras ostentarlo entre 1991 y 1993), el objetivo que se puso fue que la organización dependiera sola y exclusivamente de las agrupaciones. De esta forma, el Ayuntamiento habría quedado completamente al margen, siendo una entidad privada la que habría asumido su gestión, decidiendo cuestiones como el reglamento, la comercialización de los derechos de televisión y la publicidad o la gestión de los beneficios que se generaran por las entradas.
Esta intención se dio de bruces con el equipo de Gobierno del PP, con Teófila Martínez de alcaldesa. Tanto se tensó la cuerda que la discusión por la modificación del reglamento del COAC 2000 propició un plante de un buen número de agrupaciones y la amenaza de la celebración de un Concurso de Carnaval paralelo en el Teatro Villamarta de Jerez.
Finalmente, el Ayuntamiento, siendo Juan Antonio Guerrero concejal de Fiestas, reculó al permitir el reglamento que había elaborado Autores. No fue el único pulso, ya que ese año también se produjo la primera polémica con las emisoras de radio, que estuvieron a punto de no retransmitir el certamen por las pretensiones económicas de Autores -un problema cíclico que se vio más agravado en los años 2003 y 2005, ediciones en las que funciones de la preselección no se llegaron a emitir al no haber acuerdo, y que también apareció levemente en el año 2016-. Pero lejos de apaciguar los ánimos, esto supuso que se abriera la veda para aumentar el peso que las agrupaciones tenían en las cuestiones relacionadas con la organización del COAC. Tanto que el PP empezó a ver el Carnaval como un problema que le podía estallar en las manos en cualquier momento.
La creación del Patronato
Cuando el Carnaval, y más concretamente su Concurso, se convirtió en ingobernable, el PP decidió ceder el testigo a las agrupaciones para que tuvieran un mayor peso en las decisiones. Aunque siempre bajo el paraguas municipal para darle oficialidad, en el año 2002 se firmó el acta de defunción de la Fundación Gaditana del Carnaval y nació el nuevo Patronato del COAC y Fiestas del Carnaval de Cádiz. El principal cambio fue que la antigua Junta de Gerencia -que organizaba tanto el certamen de coplas como la calle- se desgajaba en dos organismos ejecutivos: la Junta del COAC y la Junta de Fiestas. De esta forma, en el órgano destinado al Concurso tenían mayoría los colectivos que representaban a los grupos -Asociación de Autores, CAI y Ascoga, mientras que Antifaces de Oro tenía voz, pero no voto- frente a los representantes políticos, que solo contaban con dos sillones. Por su parte, entidades como los artesanos y las peñas solo podían discutir sobre los asuntos que afectaban al Carnaval de la calle.
Este nuevo Patronato del Carnaval, cuyo primer Concurso del Falla que organizó fue el de 2003, nació como un organismo provisional a la espera de crear un nuevo órgano definitivo para la organización de la fiesta. Pero de la provisionalidad se pasó a la oficialidad de facto ante la falta de alternativas y el miedo de las sucesivas corporaciones a recuperar la organización del certamen de coplas de manera exclusiva.
El aumento de la representatividad
Uno de los debates que siempre ha propiciado la creación del Patronato del Carnaval ha sido la representatividad de los carnavaleros en este órgano. Asociaciones como El Cañón, Asín-É y la Agrupación de Intérpretes y Autores del Carnaval de Cádiz pidieron en diferentes ocasiones formar parte de la Junta Ejecutiva del COAC. Sin embargo, y a pesar de la ya referida provisionalidad con la que nació, nunca llegaron a entrar dentro de este órgano, que se mantuvo hermético mientras que el PP estuvo al frente de San Juan de Dios. A esto se suma que, por la propia idiosincrasia del Carnaval, autores de la fiesta podían estar representados por todas las asociaciones que se sentaban en la mesa del Patronato.
Este panorama se mantuvo sin cambios hasta el año 2015. Aunque el PP había conseguido que los problemas por la organización del Concurso del Falla no les salpicaran, las discrepancias por la gestión del Patronato -y más concretamente de la Asociación de Autores- hicieron que los grandes autores se sintieran alejados de la gestión.
Ante esto, el cambio político con la llegada a la Alcaldía de José María González, de la mano de Por Cádiz sí se puede y Ganar Cádiz en Común, supuso una oportunidad para darle un vuelco a la organización del Concurso. El descontento generalizado entre los autores de mayor peso en la fiesta derivó en un manifiesto apoyado por una cuarentena de compositores que se publicó en la previa del COAC 2016. En él, aseguraban no sentirse representados por el Patronato.
Esto provocó la creación de los nuevos colectivos de comparsas, chirigotas y cuartetos, con los que estos autores reclamaban poder intervenir en cuestiones como la negociación de los derechos de retransmisión del COAC. Este movimiento, que siempre tuvo el visto bueno de Por Cádiz sí se puede -con Adrián Martínez de Pinillos y María Romay como concejales de Fiestas-, acabó desembocando en la reforma de los estatutos del Patronato del Carnaval, que fueron aprobados de forma definitiva en septiembre de 2017. Esto supuso que la Junta del COAC pasara a estar formada por dos concejales y representantes de Autores, CAI, Antifaces de Oro, Coristas, Comparsistas, Chirigotas y Cuartetos. A estos, también se han unido posteriormente la Asociación de la Cantera y los artesanos.
La efervescencia del cambio, con el apoyo incondicional de los grandes autores de la fiesta, se ha ido diluyendo con el paso del tiempo, ya que estos compositores se han ido alejando progresivamente de la dirección de estos nuevos colectivos. Ante un número tan alto de asociaciones, la generación de consensos entre los participantes se ha convertido en una tarea imposible por los intereses de cada una de ellas. Asimismo, el poder de acción de la Corporación municipal, representada en la actualidad por Lola Cazalilla (concejala de Cultura y Fiestas de Adelante Cádiz) y Francisco Javier Ramírez (concejal del PSOE) es nulo por la configuración de la Junta del COAC. Un cúmulo de despropósitos de los organizadores en cuestiones como la de la adjudicación de los derechos de televisión -no es el único porque esto también afecta a otras cuestiones organizativas año tras año- y de desidia del poder político por el temor que tiene de recuperar la organización de un Concurso del Falla que siempre crea polémica y genera poco rédito electoral provocan que el actual modelo esté en cuestión. Ante esto, ya se empiezan a escuchar voces con peso en la fiesta que piden la remunicipalización de la gestión del certamen de coplas. Un bien público cuya organización está en manos privadas.
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