Carnaval 2023| La Cabalgata pone a Cádiz a bailar
Coreografías, guiños circenses, mucha música pop y hasta aires venecianos salpican el desfile compuesto por nueve vistosas carrozas para inaugurar el Carnaval
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![El grupo 'Huracán mexicano' en la Cabalgata 2023.](https://static.grupojoly.com/clip/34d0d7b0-fc2d-4967-9f50-ebc7e81b0024_source-aspect-ratio_1600w_0.jpg)
Después de que los hermanamientos carnavaleros no terminaran de caer en gracia en el pasado Carnaval de junio, la Cabalgata Magna del Carnaval 2023 apostó por viajar por el mundo sólo con la imaginación y, sobre todo, con música y coreografías que trasladaron a las miles de personas que siguieron ayer el desfile a un universo paralelo lleno de belleza. ¿Carnaval de Cádiz? Sí, sí que hubo, home, gracias a las poquísimas agrupaciones que no pierden el espíritu de apoyar la tradición y a algunos de los protagonistas de esta fiesta como los pregoneros (adulto e infantiles), el Momo y el centenario de Enrique Villegas.
De hecho, la carroza de la efemérides del coplero al que se le ha dedicado este al Concurso fue una de las más destacadas de las nueve que conformaba la comitiva. Una carroza con ‘Los Beatles de Cádiz’ como protagonista pero con alusiones a otras de las agrupaciones del maestro como ‘Las momias de güete’ o ‘Los dandys negros’. Lástima –poniendo un pero– que no fueron las músicas de pasodoble de algunas de estas agrupaciones las que sonaban a su paso sino una selección de temas actuales que poco favorecía al tema.
Eso sí, muy movidos. Porque, como decimos, bailar se bailó en la Cabalgata que salió desde la Glorieta Ana Orantes poco después de las seis de la tarde. La música discotequera no sólo alcanzó a Villegas, también –más apropiado– a la carroza Carnaval 5.0, con una suerte de gogós haciendo lo propio en distintas plataformas y mucha electrónica. Lo que, al menos a la luz del día, no se apreciaron bien fueron los efectos tecnológicos que se anunciaban en dicha apuesta.
Otro estilo musical, más delicado, más mágico, fue el que acompañó los bailes de Revue de Rue, que oficialmente inauguró el desfile tras, eso sí, un buen número de charangas y grupos de variado pelaje –Napoleones y Lolitas; el elenco de Encanto; ladrones de La casa de papel; personajes de la serie Miércoles...– y agrupaciones de Concurso como el primer premio de chirigota infantil ‘Las santitas’ o la agrupación de adultos ‘La chirigota del Lazio’.
Así, tras ellos, este grupo de animación interpretó un espectáculo musical inspirado en el ambiente de los cabarets de los años 20, con percheros manipulados con grandes faldas de vuelos, bailarines, acróbatas que caminaban sobre sus manos, unas muñecas gigantes que se acercaban a saludar el público que flanqueaba el desfile... Todo ello con la máquina la Tour Piano (un enorme piano rojo) lanzando canciones muy al tipo de la propuesta.
En esta misma línea también se movió el pasacalles La Vie en Rouge, con zancudos y bailarinas con un estilismo ciertamente veneciano en el que se incidió con otro de estos pasacalles que separaban unas carrozas de otras, Masquerade.
El lujo, el exceso y la espectacularidad del barroco también pasó –fugaz, muy rápido, como un destello de belleza– en Barroco Roll: patines, pelucas, tronos, vestidazos y máscaras envidiables.
La Cabalgata se vivía en dos planos. Al ras del suelo, con este tipo de propuestas coreográficas y con otras destacables animaciones como la de los guerreros y bestias de Land of dragons –seis caballeros montando seis dragones y terribles orcos y goblins que antecedían a un gigantesco troll de cinco metros–; pero también el desfile tenía interés, claro está, mirando en altura, observando las carrozas que también llamaban a diferentes mundos, carnavaleros y no carnavaleros.
Así, las hadas, las ninfas del bosque y otros seres fantásticos habitaban la primera carroza (quizás más al uso), mientras que la siguiente, al menos, contenía un hermoso mensaje a recordar en los tiempos convulsos. No a la guerra. Unos grandes muñecos que representan a niños de diferentes razas reinaban en la carroza a la que se subían un grupo de gaditanos al estilo hippie de los 70.
Los más pequeños, sin embargo, centraron su atención en carrozas como la de la serie de películas Shrek o en pasacalles como el de Lego y la animación Gran Dragón Avatar, un espectáculo protagonizado por un dragón montado por un jinete y acompañado por personajes con estética del film.
La carroza dedicada a los mitos de Hollywood –con Marilyn Monroe, Charles Chaplin y El Gordo y el Flaco como elementos destacados– fue otra de las propuestas extracarnavaleras, aunque no extragaditanas ya que la ciudad, desde hace pocos meses, cuenta con una estrategia de cine que persigue captar rodajes para la capital.
Más allá de las temáticas novedosas o que van turnándose cada año, en la Cabalgata también hubo lugar para la tradición. Así, el Dios Momo que este martes será quemado (simbólicamente, ojo) en la plaza de San Antonio, Faly Mosquera, presidió su carroza con estilo clásico del personaje; el pregonero de la fiesta, Joaquín Quiñones, se subió a una bonita carroza (otra de las de mejor estética) centrada en un libro de Conjuros y sortilegios para pasar un buen Carnaval ; y las pregoneras infantiles Claudia Pastrana y Laura Grimaldi que estuvieron acompañadas por parte de los miembros de su agrupación, ‘Las santitas’ (otra parte desfilaba, como hemos dicho, en la cabecera del desfile).
Y entre unas y otras. Más baile. Mucho baile. Shesha: Ojo de Serpiente, y sus movimientos sinuantes simulando a la cultura egipcia; Chess, un ajedrez humano con zancudos caracterizados de figuras de ajedrez y, casi cerrando la Cabalgata, Huracán Mexicano, 40 bailarines que nos recordaron el poderío de artistas como Gloria Trevi, que no tiene un premio del Falla, pero a desparpajo no la ganaba nadie.
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