Antonio Rivas quema el Carnaval desde su balcón

Carnaval de Cádiz | Dios Momo

El carnavalero echa la vista atrás para repasar una larga trayectoria de chirigotas, comparsas y coros inmortales que le acompañaron en las tablas de San Antonio

Antonio Rivas encarnando al Dios Momo 2019 durante su pregón. / Lourdes De Vicente

Cádiz/Se va el Carnaval, se larga la irreverente y bendita semana en que los designios sólo son marcados por Momo. Se va el Carnaval haciendo llamas de los coloretes, los pasodobles y los tangos con que nos ha bendecido el inmortal y prolífico Antonio Rivas, que anoche ardió en la hoguera de las vanidades del Carnaval desde su balcón de la calle San Rafael transformado en un emocionado Dios Momo, desde donde subió por los peldaños de “una escalera de 54 agrupaciones y más de 30 premios”.

Pero antes de “encajar el Carnaval, que no cerrarlo”, de ahogar su último aliento en el tablao de la plaza de San Antonio y dar paso a Doña Cuaresma, brindó un pregón –que presentó su hijo vestido del coro ‘Pregón’– con el que el veterano autor de chirigotas, comparsas, cuartetos y laureados coros echó la vista atrás. Desde su gaditana atalaya se dispuso a “hacer llamas con el colorete y hacer candela con los disfraces, tienen que arder los pasodobles, hay que convertir los tangos en rescoldos”, decía al son de las teclas del piano Sergio Monroy, poco después de que la Orquesta Caballati desplegara un brillante popurrí de estribillos históricos de nuestra fiesta.

Más de 35 años de Carnaval tocando todos los palos de una pasión que nació asomado en este balcón de la calle San Rafael, desde donde veía los pasacalles caminito del Falla, cantó Momo en un pasodoble. Fue cuando “el tatachín se metió en las venas y sus redobles me fueron llevando hasta el papel de mi primera letra o hasta las tablas de aquel viejo teatro”. Una trayectoria con la que anoche miró de frente a la Tacita para decirle: “¿Cómo te podría pagar tanto y tanto Carnaval que me diste y que me has dado? Si convertiste en autor a un chaval que su afición era un balcón, era un balcón con los sonidos del compás más gaditano”.

Y es que su afición es como el canto de la Sirena de Ulises, se le hizo irresistible, convirtiendo este fuego en letra y tango que hoy lo elevan a los altares de dioses de la fiesta, donde “hoy me quemo, hoy me dejo quemar antes de acabar quemado”, pronunció entre lágrimas.

Rememoró en este último suspiro sus inicios con un grupo juvenil de la Barriada de la Paz con la comparsa ‘Añoranzas de mi tierra’, con la que pisó su primera final. La primera de las 54 agrupaciones con las que vivió algún cajonazo y también la gloria. Como aquella primera final en adultos con la chirigota ‘TBO’ cuando apenas tenía 18 años. “Pero Momo tenía otro destino para este chaval”, al que le enseñó una bandurria “y como Ulises me amarré a un mástil, al de sus seis cuerdas pareadas, hasta repetir 33 veces en 33 coros”, se enorgullecía.

Los primeros con la hija predilecta de esta ciudad, Adela del Moral, y Luis Frade, “con quien hace más de treinta años quemamos la barrera de los prejuicios”, la barrera de la integración de la mujer en el Carnaval, “y triunfando”, dijo rememorando a aquellos míticos coros mixtos a cuyo componentes unió de nuevo la magia del Carnaval tras muchos años, para interpretar tangos y presentación de ‘La viudita naviera’ o ‘Watussi’.

También tuvo para su etapa de chirigota con Manolín Gálvez, “con la que rejuvenecí y volví 20 años después de TBO”, y de la que sonaron las coplas de aquellos ‘Gladiadores de la Caleta’, a la que el mismísimo Momo se sumó cantando entre anécdotas y pequeños homenajes a Habichuela y Chatín, que pusieron música a sus letras.

Lo hizo mecido entre los acordes del piano de Monroy y los tweets carcas de Doña Cuaresma, que le acompañaron toda la noche, cuyas reprimendas no le impidió recordar su llamada a la corte de los Antifaces de Oro, así como al mundo de la comparsa.

“Aunque el Antifaz suena más a pasado que futuro” se dejó llevar por las sugerencias de Momo para reinventarse en la modalidad más pasional “vistiendo” la mágica música de Pepito Martín y unirse a la comparsa del Puerto, la de los Majaras, “la comparsa del pregonero, con la conseguí de nuevo el éxito y otra final con ‘Medio Siglo”.

Precisamente invocó a sus comparsistas para que anoche sonara de nuevo el pasodoble ‘Tengo un dios’ de la premiada agrupación, además de otros de ‘Un país llamado Cádiz’ y de ‘Llámame Jesús’, en la voz de la comparsista Carmen Jiménez Barea, para clamar a los cuatro vientos “que le metimos fuego al machismo acostumbrando a la afición al timbre peculiar de las mujeres”.

Y entre chirigota, comparsa y algún cuarteto Momo nunca le apartó del tango, al que nunca dejó porque vino a cruzarse en su camino “otro baluarte del Carnaval, Julio Pardo, otro pregonero que he tenido a mi lado”. Un autor con 41 coros a sus espaldas, “de los que he tenido el honor de compartir 27, ahí es nada, y con el que conocí la gloria”. Un coro, que enfundado en su tipo de ‘El Batallitas’ –el que firma este año junto al Canijo de Carmona–, le quiso acompañar con la presentación del inmortal coro ‘La tienda de la cabra’ y el tango de ‘Don Taratachín’. Un binomio, Pardo-Rivas con quien se convirtió en “rey de todos los febreros, con ‘Guanhahaní’, ‘La tienda de la cabra’, ‘El coro’, ‘El pregón’, ‘Buque Escuela’, ‘El tío de la Tiza’, ‘El Bohío’, ‘La Prevención’, ‘La Tregua’, ‘La Gaditana’, ‘El castillo encantado’, ‘Cumpleaños feliz’, ‘Son de piedra’, ‘Por los bloques’, ‘Enseñando Erculito’, ‘El mejor coro del mundo’, ‘El coro de la Catedral’, ‘Cuando yo me pele’, ‘El batallón de la libertad’, ‘Los manitas’, ‘The Cádiz Gospel Choir’, ‘Los cabrones’, ‘El circo del sol’, ‘La trattoría’, ‘Sigo siendo el Rey’, ‘Por Andalucía’ y ‘Don Taratachín”, enumeró uno por uno. Que llega la Cuaresma, decía Rivas con guasa, y no termina la lista. Porque “de eso se trata, de coleccionar amigos”, como los que hizo de la mano de Julio Pardo.

Amigos de aquí y de allá, porque el Carnaval está en Cádiz y en todos sitios, como los que también tuvo presente anoche de Tenerife y su Carnaval. Desde la isla más carnavalera le llovieron felicitaciones a través de un vídeo que se proyectó con mensajes de los grupos más premiados, sonando de fondo la canción del ‘Cadirife’ que escribió Antonio Rivas “en una especie de himno de hermanamiento”.

Una trayectoria que contó en palabras y lució en históricas fotografías, una prolífica carrera a la que sacó brilló en su pregón, que ha dado para todos los palos y todos los gustos...“algún día igual me dedico al rock and roll”, bromeó, “o a la pintura”, aunque ya lo hace.

Una broma que volvió a tornar en emoción, que ya alcanzaba el final de un pregón en el que reunió a todos los suyos, en una noche “a partir de la que nada será igual”. A partir de la que Antonio Rivas se marchaba a la hoguera, tras la que “de mí sólo quedará el rescoldo, porque candela hubo”. Y tanto que hubo desde cuando chiquillo asomaba por aquel balcón con el que empezó a matar el gusanillo “como otro aficionado más”.

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