“Si el Carnaval es un hobby no puedes estar todo el día agobiado”
Nandi Migueles | Autor de coros
“El público, el del Concurso y el de la calle, no es el mismo que hace unos años”
“El coro de Los Niños vuelve a sonar como lo hacía en sus mejores tiempos”
Cádiz/Encontrar a un hombre tranquilo en esta hoguera de las vanidades en que se ha convertido el Carnaval de Cádiz es complicado. Sin embargo, Nandi Migueles, con muchos premios a sus espaldas, más finales y casi tantos cajonazos, lleva la fiesta con una naturalidad digna de elogio. Podría decirse, en resumen, que estamos ante una muy buena persona que, encima, hace muy buenos coros.
–¿Cómo lleva este Concurso?
–Bien, de momento muy contento. Hemos vuelto otra vez a nuestras raíces, o mejor dicho, más que a nuestras raíces a que el coro suene como sonaba, porque llevábamos un par de añitos ahí ahí... Tal vez ha sido circunstancial, no porque yo lo haya dejado de la mano ni nada, sino que circunstancias personales me han llevado a eso. No tenía la cabeza donde la tenía que tener y para estas cosas hay que estar al cien por cien, con la mente muy centrada. A veces yo hacía las cosas de carrerilla, incluso a la hora de meter a gente. El año pasado por ejemplo éramos 64 personas, y eso era una locura. Todos muy buena gente, pero me gusta trabajar con los justos.
–Igual eso crea hasta malestar entre los componentes.
–Claro, porque ya está que si uno canta un día, otro dos, que si uno se cambia en los tangos... Entonces este año vamos con lo justo, 45 y conmigo 46, así que les puedo exigir más. Aquí no hay suplentes ni nada. Lo he notado hasta en los ensayos, porque afinar a 64 personas es complicado.
–Cuando me habla de sus circunstancias personales se refiere a la muerte de su esposa.
–Sí, claro, la muerte y su enfermedad me minaron mucho. Fue duro. Resultaba difícil concentrarse y sacar cosas alegres cuando estabas pasando por algo tan triste.
–Me llamó la atención que Selu García Cossío me decía que había llegado a hacer parte de alguno de sus repertorios sentado junto a su madre en coma en el hospital.
–Sí, yo me llevaba mis libretas y mis carpetas al hospital mientras mi mujer también estaba en paliativos en los últimos meses, pero era imposible, yo no era capaz de concentrarme.
–Una vez superada esa experiencia tan trágica ¿se sale siendo una persona más fuerte?
–Hombre es difícil pero se sale, hay gente a la que le cuesta más trabajo, pero gracias a Dios yo he tenido a mi alrededor a mucha gente apoyándome, mis hijas sobre todo, mi familia, que es gente muy optimista, con muchas ganas de cachondeo siempre, y me han animado mucho. Nunca me han dejado solo.
–Es usted un hombre afortunado entonces, porque además sus coristas son de una fidelidad hacia usted a prueba de bombas.
–Así me siento. Es una satisfacción enorme contar este año con gente que salía conmigo hace muchos años, además porque son tíos que cantan muy bien, no estamos hablando de gente que viene rebotada de otro sitio, que los han echado de otros coros, ellos podrían cantar con cualquiera pero están conmigo. Son los primeros que ponen empeño en que el coro suene así. Hacía años que no veía a la gente tan responsable en los ensayos y tan volcada, y es porque la gente antigua que ha vuelto le ha dado ese aire tan nuestro. Es verdad que el coro de Los Niños estaba casi listo de papeles.
–Y es gente orgullosa, que no quería que se perdiera su coro.
–Claro, han vuelto porque han visto que había que reflotarlo de alguna manera. Y más gente hay que quiere volver ahora. Además tengo buena relación con todos, puedo contar con los dedos de la mano los que se hayan ido del coro malamente.
–Alguno de los coros más recordados los hizo a medias con Pepe Marchena, ¿le costó hacerse cargo de la autoría en solitario?
–Pues mira no. Pensé que sí que me iba a costar, pero luego, como estás solo, pues te organizas a tu manera, vas a tu ritmo. Yo cuando veo agrupaciones con seis o siete autores no me lo explico.
–Y casi todos tienen nombre compuesto Nandi, que para meterlos en las fichas de las previas no imaginas las que pasamos en los diarios.
–Jajaja... sí, verdad. Antes eso se hacía para los carnets. A mí me costaría mucho trabajo, la verdad.
–La sensación que da desde fuera es que se toma usted el Carnaval con cierta tranquilidad, algo que no es del todo corriente.
–No es que te dé la sensación, es que es verdad. Evidentemente hay cosas que me enfadan, pero desde hace mucho tiempo me di cuenta de que al final todos nos vamos a morir, no puede uno tomarse las cosas tan a la dramática, y menos con unas cosas que te estás divirtiendo con ellas. Con un hobby no puedes estar todo el día agobiado, porque de lo contrario no es un hobby. Si me gusta jugar al pádel pero todas las noches me voy mosqueado por una cosa o por otra pues dejaría de ir.
–Y eso que usted es un poco el Joaquín Quiñones de los coros, que los jurados le han dado más de un palo injusto.
–Normalmente si hay alguna duda me han dejado a mí fuera, sí que es verdad, no sé por qué. No es que no me enfade, claro que me enfado, de hecho el año de ‘El musical’ el jurado me confirmó que hubo chanchullo a la hora de pasar a la final. Ese año cogí tal rebote que pensé dejarlo del todo y descansé dos años seguidos y luego volví a retomarlo, pero desde ese año me tocaron la moral. Lo que pasa es que cuando estuve de jurado me di cuenta que las cosas no son tan fáciles, es todo muy subjetivo.
–No debe ser fácil ser jurado.
–No, y menos el año que me tocó a mí en comparsas, donde salieron ‘Los irracionales’, ‘La eternidad’, ‘Los peregrinos’ y ‘Los equilibristas’, cualquiera podía ser primer premio, cualquiera. Cuando dijeron los premios mi hija me dijo: Papá no tienes ni idea, el primer premio era ‘Los equilibristas’.
–Jajajaja...
–Claro, es que cada uno tiene su favorito.
–Es complicado.
–Sí, hombre espero que este año no me toque a mí quedarme fuera, jajaja.
–Yo es que creo mucho en la buena fe de la gente. Será que soy muy tonto.
–Yo tuve la suerte de estar bien acompañado ese año, estaban Ripoll, Adela del Moral, Josele, Ana Barceló... Había un buen jurado.
–Volviendo a su agrupación de este año. ¿Le ha quedado bastante redondito el coro no?
–Sí, eso parece. Yo soy lento escribiendo. Vamos a ver, a lo mejor lo tengo claro en la cabeza, pero lo pruebo y si no me gusta pues lo quito. Hago trabajar mucho a la gente porque a lo mejor en mi imaginación lo veo bien pero luego el coro lo canta y no me llena.
–¿Usted es de los autores que tienen su guardia pretoriana, de gente que confía para que le diga esto sí o esto no?
–Sí, tengo gente en la que confío, y otros que con verle la cara me lo dicen todo. Alguno llega y me dice: Nandi, a la gente no le llega mucho esto. Jajaja. Yo llevo ya 31 años y sé cuando una música o una letra llena. También es verdad que hay que saber concursar, porque hay letras sencillas que luego son resultonas.
–¿Usted cree que había 12 coros para pasar a cuartos?
–Yo creo que sí, lo que igual no había son 19 chirigotas o 19 comparsas. A mí todo me suena muy igual, quizá salvo ‘Los Daddy’, que eso sí es algo novedoso. Lo que sí es verdad que pasar a la gente a cuartos les sirve un poco de motivación para el año que viene. Y eso está bien, porque trabajar tanto para luego no verlo recompensado pues acaba quemando. Ahora salen tantas agrupaciones que está bien por una parte que se den más opciones.
–¿Es partidario de una preselección fuera del Falla?
–Totalmente. Llevo muchos años diciéndolo. Yo tengo un modelo pero primero hay que decidir quién lo hace. A ver, yo pondría algo fácil: los semifinalistas no tienen que volver a pasar por esa criba, pero los que quieran venir de primeras tienen que examinarse. Es que me voy a hacer la ropa, es que voy a ensayar... ya hijo, pero ese es tu problema, ¿no quieres pasar ese examen? pues no vengas. En diciembre yo pondría una preselección fuera del Falla, con una especie de comité técnico que sea el que valore una calidad mínima para ir al teatro. Me da igual hacerlo en Salesianos o donde sea, y en 10 días te quitas la preselección. Sin tele ni derechos de imagen ni na de na. Es que no puede cantar gente con tanta calidad con otros tan malos. Es como si el Madrid compitiera con equipos de Tercera División.
–¿Ha notado en estos años que el público ha cambiado?
–El público no es el mismo, ni en el Falla ni en la calle tampoco. Yo tengo grabaciones de ‘Camelot’ cantando un tango en la calle y la gente se volvía loca. Ahora para conseguir eso tiene que ser una obra maestra, y que sea una comparsa claro, porque de lo contrario no levantas a nadie. No sé donde leí que son las cinco o seis comparsas fuertes las que están marcando el ritmo.
–¿Y en la calle echa de menos más respeto?
–Bueno, en los últimos años está mejorcito. Hubo un bache en que la gente estaba de espaldas al coro, con los vasos, a su rollo.
–¿Le gusta que se hayan diversificado los carruseles de coros o prefería el modelo antiguo de todos en la Plaza?
–A mí esto no me gusta, me gustaban los coros en la plaza, eso sí era un carrusel. Que hablen de seguridad es una tontería. Entonces que se recoja la Macarena en la Cartuja, porque como hay dos millones de personas en su barrio. Eso no puede ser, antes había un domingo de coros con los grupos cantándose unos a otros, además se escuchaba mejor, era más recogido, estaban más arropados, en lugares más abiertos la voz se va más, hay más ruido, y lo bonito que era un coro detrás de otro. Ese ambiente de coros se ha perdido, con esas fotos que hacía el Diario desde la calle Londres. Ahora puedes ir andando desde el primer coro de carrusel hasta el último. Debería haber solo un carrusel. Había momentos preciosos, y además que a las seis de la tarde quedaban dos o tres coros.
–¿Y cómo ve el relevo generacional en el mundo del tango?
–Pues regular, porque aunque viene gente buena si lo piensas ya se ha perdido el coro de la Viña, el coro de Puerto Real también se perdió, eran dos corazos, Pastrana también se ha ido. Así que salvo Bayón veo poco movimiento.
–Y mira que ahora hay gente que canta divinamente.
–Sí, igual mejor que antes, pero no sé, antes tenía otro encanto. No es por rememorar el pasado pero tú veías a la gente antes en el Concurso con más pasión, era algo más nuestro. Ahora hay gente que tiene la costumbre de irse a comer cuando va a actuar el segundo coro, y da igual que haya descanso. Eso es temible, cantar con un patio de butacas medio vacío. Y al jurado no le influye, pero al que está cantando sí.
–¿De todos sus coros hay alguno por el que tenga especial predilección?
–Es difícil, tal vez ‘Puerta del Mar’, que fue el primero que entró en la final; o ‘Big Band’, que es mi primer premio en solitario, sin Marchena, y sobre todo porque el año anterior me la habían dado mortal y empezamos los ensayos con 18 personas. Dije que si al día tal de septiembre no teníamos gente pues lo dejábamos. Y sin embargo fuimos primer premio. Y luego ‘Allegro’ claro, que ha sido de los coros más premiados de la historia del Carnaval.
–Ese aire de coro musical lo ha recuperado este año.
–Sí, pero es que es mi estilo, es el tipo de coro que a mí me gusta.
–¿Y lo de los estribillos largos?
–Coño este año no es largo, no hay ni trabalenguas.
–Jajaja... Pero le gusta mucho un trabalenguas.
–Sí, es verdad, lo reconozco, pero es que yo hago mucho el coro para la calle. Entiendo que si solo llevas una cosa para el Concurso la gente se aburre, y a mí me gusta hacerlos participar, que se diviertan, les damos las letras. Yo el 30% del coro lo hago para la calle por lo menos. Seguro.
–¿Cómo saca el tango?
–Con la guitarra, pero claro, cuando lo haces te parece genial. Últimamente se lo pongo a mi hija Inés, que canta muy bien, toca la guitarra, y ahí tengo el primer choque con la realidad. Si veo que se emociona, digo ole, vamos bien. Y si no pues digo, ojú. Hay que ser autocrítico, aquí hay mucho ego. Yo digo que no es que no me guste el Carnaval, sino que lo que no me gusta es el rollazo de mucha gente del Carnaval.
–Y ahora con las redes sociales peor. ¿Cómo lo hacen para que la gracia que se le ocurre no la haya puesto alguien en Twitter?
–Ufff... Llevas cualquier cuplé y estás con las carnes abiertas. Lo que estoy haciendo últimamente son cuplés dedicados casi a nuestro coro, porque es muy difícil hacer reír. Hasta a las chirigotas les cuesta. Hoy en día cada vez hay menos diferencia entre una comparsa y una chirigota. Además es que no te puedes meter con nadie, no le puedes decir gordo a nadie, ni palabras como puretonas, está la cosa fatal. Yo todavía no he soltado una carcajada este año con ningún cuplé.
–Para el año que viene no tendrá pensado descansar.
–No, no, estoy muy contento con el grupo nuevo además. Estamos ensayando a un ritmo tranquilo, dos días en septiembre y octubre, noviembre tres, en diciembre cuatro, nunca los viernes, y a partir del sorteo ya a demanda. Empezar cinco días en septiembre para cantar 20 veces el mismo tango, cuando todas las letras buenas las haces a partir de enero, no tiene sentido.
–¿Usted va también escribiendo conforme avanza el Concurso?
–Sí, eso es un rollo para los componentes, pero es que yo no puedo escribir un tango de los catalanes en septiembre porque en febrero estoy harto del tango. Hay que traer cosas frescas, de temas recientes. Estoy muy contento con cómo está quedando el coro. A la gente le ha gustado y nosotros que nos alegramos de ello.
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