Chirigota 'Los mi alma'
Carnaval de Cádiz 2023
Cádiz/No hay mejor hora para que un fantasma se aparezca que cuando la noche se vuelve más oscura. Una sesión de espiritismo para despertar al público. La chirigota del Bizcocho regresa a la Gran Final con un buen pase que sigue la línea de todo el Concurso, con el surrealismo por bandera en las letras y altibajos con los que no termina de cerrar el círculo con las letras, estando más presente la sonrisa que la carcajada. En los pasodobles, repiten el esquema de las preliminares, aunque le dan la vuelta al empezar con uno humorístico y acabar con uno serio. En el lado del humor, le cantan al miedo en el primer pasodoble, que aparece con una carta de Hacienda, una película que hace Mario Casas o Iker Casillas escribiendo en Twitter. Luce mucho más el remate que el desarrollo al decir que "miedo es lo que me dan a mí estos carnavales". Brilla la segunda copla, con una música que entra bastante bien, al cantarle el Bizcocho a todas las amistades gaditanas que le ha dado el Carnaval, gente con "la que nunca sentí fronteras", por lo que su vida ya está "anclada a esta ciudad" y con la que "ya he ganado antes de esta final". Reaparece la irregularidad en los cuplés. Mucho mejor el primero a las fotos que hace su cuñado, que son tan malas que en Semana Santa saca a la virgen con los ojos cerrados. Cameo innecesario de Manué en el segundo, ya como fantasma. A expensas de lo que diga el jurado, su mayor premio es que la presentación ha calado y va a estar muy presente durante mucho tiempo.
Actuación de semifinales
Almas que regresan a la vida por Carnaval con muchas pamplinas. La chirigota del Bizcocho no fantasmea en su tercer pase en el Concurso. Lo hace con un repertorio en el que lucen más los pasodobles, en donde su pamplineo característico tiene mucho más recorrido que en la búsqueda del chiste en los cuplés, por lo que sus opciones se mantienen intactas para repetir el viernes, especialmente por unas partes fijas muy potentes y que han calado sin caer en artificios. La fórmula funciona bien en los pasodobles. En el primero, más de pequeñas sonrisas que de carcajadas, le rinden un homenaje al actor porno Rocco Sifredi por su retirada, que se marchó con “la cabeza bien alta”, pero volverá a actuar “si se ve tieso”. Vuelan alto en el segundo a la pregunta sobre si existe vida después de la muerte. En este caso, todo lo que pasa es al revés, como que Echenique juegue de delantero en el Alavés, Jordi el Niño Polla sería Jordi el Micropene, Macarena Olona está buena de la cabeza o en el Falla gana una chirigota de Santoña. Aunque no desentonan, los cuplés se quedan un poco atrás. En el primero, tienen miedo a que su vecino sea un asesino, pero se tranquilizan al ver que solo está follando con su pareja. En el segundo, se meten con los yihadistas, por lo que dan su nombre como Santiago Abascal por si quieren buscarlo.
Actuación en cuartos
El tipo. Fantasmas. Las coplas. Repertorio sin fantasmadas. La chirigota del Bizcocho vuelve a caer de pie en un segundo pase de altura al que, quizás, le falta un poquitín de regularidad entre todas las coplas al haber ciertas diferencias entre ellas, destacando el cierre de las dos tandas. Con una presentación encantada que por derecho propio va a ser recordada –cualquiera se quita de la cabeza lo de “soy mi alma, que se aparece en forma de fantasma”–, saben calzar alguna actualización como que ellos fueron los responsables de apagar el micrófono durante el fallo del jurado. Abren los pasodobles con una letra más irónica en la crítica sibilina que efectiva sobre el Mundial de Catar al decir que para su celebración trabajaron “pa matarse” y que siguieron las costumbres de oriente, que son “explotarse”. El remate es de gran categoría al decir que a los españoles no les importa nada de lo que ha pasado por ver a Morata. Mejor en lo humorístico el segundo a Shakira, a la que le piden que cuente con ellos para las próximas colaboraciones y le dicen que les “encantan los niños”. Los cuplés siguen la misma tónica con uno simpático y otro bastante bueno. En el primero, a los atentados a los cuadros, Kichi está tranquilo porque no va a pasar nada en el Museo del Carnaval. Rompen con el segundo a Froilán, al que lo raro es que el Covid, las pistolas y los navajazos no lo hayan matado. El popurrí sigue teniendo su embrujo por una estructura que hace que se mantenga la atención.
Actuación en preliminar
El tipo. Fantasmas. Las coplas. Mi almas de los de verdad, no de los que están en la caseta de feria. Tras el inmerecido traspié de 2022, el Bizcocho se repone haciendo gala de su forma de entender la chirigota. Sin artefactos, con cierto surrealismo y golpes constantes para no perder la atención, construye un armazón consistente que vuela solo en su primera actuación. De menos a más, la fórmula del popurrí funciona por saber salpicar muchas pamplinas cortas para sacar jugo a un tipo más complicado de lo que parece cuando se centra solo en el repertorio, que es lo principal y lo que sabe exprimir. Con un aviso claro a lo que le van a hacer a Iker Jiménez en la presentación, se desahogan de lo que sucedió con ‘Gente con chispa’ en los dos pasodobles, los dos con distinto tono. Abren la tanda con el serio, con una melodía que atrapa en algunos momentos, en el que, tras pegar un tirito por el famoso cero que recibieron, confiesan que vuelven simplemente porque les da la gana y porque “no hay que quedar primero para quedar en los corazones”. Vuelve el Bizcocho a su estilo al tratar el mismo tema de forma humorística, jugando con la ironía al decir que “si no se ríe el jurado no será inteligente”. Los cuplés tiran de la actuación hacia arriba al hablar en el primero con age deque el jurado no se habla, pero desde que se murió Rocío, mientras que en el segundo nadie se come nada en la Casa Real porque “ya no follan ni entre los primos”. Estos fantasmas se hacen muy visibles en el Concurso.
La previa
La chirigota del Bizcocho protagonizó una de las muchas polémicas en las que se vio envuelto el jurado de la pasada edición del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas del Gran Teatro Falla. Por un lado, y aunque el resultado final del COAC siempre se circunscribe al gusto personal de los cinco vocales, extrañó muchísimo entre los aficionadas el 11º puesto de 'Gente con chispa' cuando era uno de los serios aspirantes al primer premio por la calidad de su repertorio. Por el otro, en el postcarnaval, uno de los asuntos más comentados fue el cero que recibió en tipo por parte de un miembro del jurado.
Una de las señas de identidad del Bizcocho es que sabe manejar con soltura el humor absurdo y el humor negro. Ambos le hacen estar siempre al filo de la navaja, con lo que esto supone. En 2022, le salió bien en cuanto a la aceptación del repertorio por parte de los aficionados, aunque no obtuvo el mismo resultado por parte del jurado. Estas bases seguramente se repetirán este 2023 con 'Los mi alma', un nombre sugerente por lo que puede implicar en cuanto a las relaciones entre Cádiz y Sevilla. El reto es volver a la final que consiguió en 2017 con la célebre 'No te vayas todavía'.
La principal novedad en esta chirigota es la ausencia en la autoría de la música de Manolín Santander, que se centrará en su grupo tras conseguir el primer premio en 2022 con 'La misión (el Evangelio según Santander)' tras permanecer con esta agrupación desde que se uniera en 'Con más age no lo hay', en 2016. Esta responsabilidad también la asumirá Antonio Álvarez. Entre las curiosidades, contará con el periodista gaditano José Yélamo, presentador del programa 'La Sexta Xplica', como componente.
La ficha
Localidad: San José de la Rinconada (Sevilla).
Letra: Antonio Álvarez Cordero el Bizcocho.
Música: Antonio Álvarez Cordero el Bizcocho.
Dirección: Ernesto Javier Urmeneta Montiel.
Representante legal: Juan Antonio Fernández Campos.
En 2022: 'Gente con chispa' (semifinalista).
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