Chirigota de la Viña

El tipo. Pisadores de uvas en la calle Virgen de la Palma. las coplas. Más viñeros que nunca. El Lacio regresa con su chirigota en solitario con un repertorio que es como una montaña rusa de la cantidad de altibajos que tiene. Empiezan flojitos con una presentación marca de la casa, en la que destaca más la parte seria al no brillar la humorística. Pero se vienen pronto arriba con la tanda de pasodobles, con dos músicas diferentes. La primera de ellas es de las que levanta el vello con una melodía muy sencilla, un inicio mecidito y un trío en el que sobresale la profundidad y el buen hacer de la segunda. En la letra, relatan que el día en el que cantan en el Falla es el mejor de la primera fase. Al principio parece ser una explicación de lo que sienten por volver al Falla, pero al final le dan la vuelta para dedicárselo a la comparsa de Pedro el de los Majaras, con la que comparten función. En la segunda de las músicas, más suavecita, pero que rompe en su final -aunque es menos brillante-, se acuerdan de María la Hierbabuena como vecina de La Viña, que nació en la calle Paz, fue al ensayo de su chirigota y se emocionó con el pasodoble de 'Villancicos populares', por lo que siempre será "el alma reluciente" de la fiesta. Mucho mejor el primer cuplé que el segundo, en el que en una terapia con agujas para dejar de fumar una china le ofrece un final feliz en forma de cigarrito. En el segundo, se pasan con un bastinazo gordo a una americana que va a la vendimia. La parodia del popurrí desluce su resultado final. Cataremos su vino.