Coro Siguiendo tus pasos, Cádiz
Coro de Valdés
El coro de Valdés aportará un año más su estilo humorístico y desenfadado a una modalidad que cuenta con múltiples registros. Habitual de cuartos, fase que alcanzó en el pasado Concurso con 'Los nostálgicos de la Transición', busca dar un paso más en el certamen de coplas con 'Siguiendo tus pasos, Cádiz', aunque disfrutar y hacer disfrutar en el Falla y en la calle es siempre su principal objetivo.
Actuación en semifinales
FICHA
Localidad: Cádiz
Letra: José Manuel Valdés Álvarez y Cesáreo López Díaz
Música: Cesáreo López Díaz y José María Barranco Cabrera el Lacio
Dirección: José Monzón Guerrero
Representante legal: Juan Manuel Muñoz López
En 2018: Los nostálgicos de la Transición (cuartofinalista)
Una nueva noche de pasión para realizar la estación de penitencia en el Gran Teatro Falla. Con la simpatía de siempre, pero con menos gancho que en años anteriores, este coro se estrena en la fase de semifinales con un pase en el que el apartado serio vuelve a estar por encima del humorístico, que es la seña de identidad que define a este grupo, por lo que el resultado no es del todo satisfactorio. Material crítico en las dos letras, aunque caen en dos temas muy repetidos en el Concurso, por lo que no se alejan mucho de lo ya escuchado. Está un poco por encima el primero a la situación de Andalucía. Un relato que hacen con los pueblos de su interior, desde donde sus vecinos tuvieron que emigrar al extranjero para vivir en paz y huir de la represión en tiempos de la dictadura. Por ello, recuerdan con acierto a los políticos que "aún quedan fosas que encierran los más puro de esta tierra". Tiene menos brillo el segundo sobre la sentencia del caso de La Manada. Parten de lo que siente un padre por su hija a lo largo de su vida para acabar pidiendo que la hija de uno de los culpables no sufra "como hiciste a otra con cuatro de tus amigos". Mezclan un chiste con un bastinazo en los cuplés. Mejor desarrollo que remate en el primero sobre los detalles cofrades que ven en su hijo con los itinerarios. Al estar con una amiga en su cuarto, ya está en Compañía y no en la plaza del Pajillero -un golpe un poco visto-. Un poco escatológico el segundo a lo salido que está su marido. Ellas se vuelven intolerantes a la lactosa -imagínense por qué-. La procesión va de recogida.
El veredicto del Diario del Carnaval
Actuación en preliminares
- el tipo. Mujeres de mantilla.
- las coplas. Mantillas con un traje multicolor que no les beneficia mucho. No termina de funcionar la parte humorística, que es lo que hace diferente a este coro, a pesar de que el tipo se presta a ello. Por ello, el repertorio acaba siendo más simpático por la intención que por lo que cantan. Algo más de brillo en el apartado serio, aunque la música del tango no termina de llegar al carecer de pellizco. En la primera letra, algo normalilla por haberse repetido mucho este tema, parten de su tipo para luchar por los derechos y la dignidad de las mujeres ante la desigualdad salarial o los malos tratos. Al final, vira un poco en el remate al decir que las mujeres recogen lo que en su día sembraron Las Trece Rosas. Mejoran un poco con la segunda copla a los trasplantes. La plantean de una manera original al personificarla en un corazón al que cambian de destino como si fuera un trabajador para volver a latir en el pecho de un gaditano. Flojean los dos cuplés, resaltando más cuando Valdés se acuerda de Procopio -no puede faltar una de sus musas- por el diluvio de su coro. En el primero, cuentan los viajes de los políticos. Entre ellos, los andaluces han mandado "al carajo en taxi" a Susana Díaz. En el segundo, su perro hace compañía a su amante debajo de la cama cuando su hijo tira un petardo. Al final del popurrí les traen una faja para que no se parezcan a un morcón. Se tendrán que refugiar en la Catedral.
El veredicto del Diario del Carnaval
Actuación en preliminares
- el tipo. Mujeres de mantilla.
- las coplas. Una penitencia carnavalera para dar la vara por las calles. El coro de Valdés pincha en el apartado humorístico, que es su seña de identidad y su razón de ser, por lo que sólo ofrece una propuesta simpática por lo que intenta, pero no por lo que consigue a pesar de que se le puede sacar mucha punta a esta idea. Pocos golpes desde la presentación, en la que destaca más la parte seria con los nombres de las cofradías que la destinada a hacer reír al contar los problemas de su traje. Tampoco ayuda la música del tango, reposada en su inicio y con un poco más de garra en el final, pero que no termina de romper. Algo mejor las dos letras. En la primera, bonito repaso a la modalidad de coros para acabar rindiendo un homenaje a Basilio y Manolo Torres, dos de los estandartes del coro de La Viña. También está bien trazada la siguiente copla al virar la idea inicial sobre un hijo que le pide ayuda a su madre aunque no va a verla para acabar contando que la madre es una Virgen que va en procesión. Flojean los cuplés, sobre todo el primero a Mágico González, al que Güiza le dice que su pasta de dientes le huele a cubata. Sólo un poco mejor el segundo a que si fueran apóstoles les gustaría que la Santa Cena se quedase un día en la Catedral por la lluvia porque el menudo que han puesto para comer está mejor de un día para otro. La procesión del popurrí no termina de arrancar. Está chispeando.
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