Domingo de piñata
Opinión
La ilusión que brota entre los autores y los componentes de las agrupaciones cuando se va acercando el concurso del Falla, se acrecienta, sin duda, el día del sorteo y alcanza el cénit y el momento más álgido al representar su obra en las tablas del gran teatro.
Van transcurriendo batallas en las que van cayendo contendientes, tal como nos contara en una presentación sublime Antonio Martínez Ares, el último año del siglo pasado con su comparsa ‘Los templarios’, en la que creó, para mí, una de las metáforas más brillantes del carnaval. Invito a que la recuperen y la recuerden porque, sencillamente, es una auténtica maravilla.
Volviendo a la raíz de mi introito, esa ilusión inicial que se va diluyendo con el paso de las distintas etapas que forman todo el periplo carnavalesco, se rompe desoladamente el domingo de piñata, en la que casi se transforma en depresión para aquellos acérrimos carnavaleros a los que les cuesta asimilar el fin de las carnestolendas. Pero una vez transcurrido todo, asumiendo que no hay vuelta atrás, es el momento de concienciarse de que hay que intentar arreglar aquello que no ha funcionado bien; estoy seguro de que los responsables de cada área sabrán tomar las medidas adecuadas para no repetir lo que se haya hecho mal. Sé que es difícil, pero hay que seguir poniendo todos los medios para evitar que nuestro carnaval se siga convirtiendo, por momentos, en un magno botellón, tal como defendiera nuestro Capitán en otra excelsa alegoría que pasará a la historia y a la que le dediqué un artículo recientemente.
Los horarios de las sesiones también hay que reconsiderarlos, si hubo un tiempo en el que se empezaban las funciones de tarde a las 17 horas, perfectamente se puede comenzar ahora a las 19 horas (disculpen la paronimia) ya que se podría terminar en un horario razonable y disminuirían así las ojeras en aquellos aficionados que estoicamente aguantan hasta la última cuarteta del último popurrí interpretado sobre las tablas del coliseo gaditano.
Hagamos pues una valoración de todo y disfrutemos de lo que resta de fiesta, sin olvidar que aún quedará la prórroga que les otorga el carnaval chiquito a aquellos que se aferran a él para estirarla y convertirla en más larga del planeta.
Salud.
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