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El Carnaval de Cádiz 2025 vivirá el regreso de uno de sus autores más laureados. Faly Pastrana prepara su retorno al mundo de los coros con un grupo “de no más de 30 componentes, poquitos pero buenos”, que tiene toda la pinta de repetir la fórmula con la que irrumpió, junto a Kiko Zamora, en 1998 con ‘Los últimos de Filipinas’. Su última aparición se produjo en 2020 con ‘Los garabatos’ y desde entonces, pandemia y Carnaval de primavera por el medio, se ha dedicado a ver la fiesta desde la barrera.
¿Qué ha activado sus ganas de volver al tajo? “Mis hijos me han devuelto la ilusión con su comparsa. He visto la forma en la que han llevado al grupo, la formalidad, la manera de hacer las cosas… y eso me ha picado”, señala en referencia a ‘Vuelve ya el 3x4’, la agrupación que sus vástagos Rafael María y Marcos han logrado meter este año en las semifinales del Concurso del Falla. Aunque desde que paró tras ese 2020 “veía lejana la idea de volver”, sus hijos le han servido de acicate.
Como añadido, Pastrana reconoce que estos años en dique seco le han servido “para acumular ideas y melodías”. Por lo tanto, el regreso se produce porque “creo que tengo cosas que decir y no me quería retirar en silencio. Esto va en serio y me encuentro con mucha ilusión y ganas”.
Actualmente se encuentra en fase de confección del grupo que él mismo dirigirá además de componer letra y música. “La mayoría de la gente que canta bien está en los coros punteros, pero siempre hay gente aprovechable para cantar mis tangos. No voy a competir con los orfeones, pero las cosas se pueden decir también con sencillez”, señala. Según Pastrana “se está desvirtuando la manera de cantar en los coros. Hay muchos agudos y pocos graves. El bajo es hoy una segunda grave muy fea. Antes se conocía más a los bajos y ahora a los contraltos. Ahora predomina la voz de opereta por arriba”.
Y es que a juicio de Pastrana “ese no es el coro de Cádiz añejo y eso no comulga con mi forma de entender el tango”. Anuncia un coro “de corte clásico con tango en notas mayores”. “Es difícil hoy en día que se queden las músicas y a ver si volvemos a las raíces para que la gente entienda cómo se ha desvirtuado esto”, apostilla.
Sobre la modalidad en el presente asegura que “hay muchos estilos de coros, mucha variedad y el vanguardismo ya ha llegado, pero el coro de Cádiz se diferencia por sus tangos. Ahora no escucho tangos que levanten el vello y es necesario volver a lo nuestro, a lo gaditano”.
Y como un coro no tiene sentido sin la calle, Pastrana, defensor a ultranza del cante desde la batea, se hace eco de la preocupación general ocasionada por los macrobotellones que no maridan bien con tangos, cuplés y pasodobles. “El Carnaval de la calle ha derivado en algo que no queremos. No se cuidan las coplas y es algo que me preocupa mucho. Si no se oyen porque hay alrededor otros ruidos, esto se desvirtúa”, defiende.
Pastrana tiene claro, en el caso de los coros, que “los carruseles no pueden empezar a las tres de la tarde porque a las cinco ya el ambiente empieza a degenerar. Con una persona escuchando y cuatro charlando entre ellas de otros asuntos. Cuanto más tarde, peor. Las coplas hay que sacarlas a la calle tempranito, a las 12.00. Cuidarlas, mimarlas, acunarlas… si no, se van por las cañerías. La calle, que es lo auténtico del Carnaval, no se puede perder”.
El coplero, por último, pone como ejemplo la fiesta de los Sanfermines. “Por algo celebran el encierro con los toros a las ocho de la mañana. Si fueran a las cinco de la tarde habría muertos por el exceso de alcohol ya a esa hora”, concluye.
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