"No me hipoteco por el Concurso"

Germán García Rendón | Entrevista con el autor de 'Los resilientes'

El alma mater de ‘Los resilientes’ habla de su trayectoria que inaugura una nueva etapa sin la marca OBDC

Entrevista a Germán García Rendón / Julio González

Cádiz/Cuidadoso en el fondo y en las formas, desde su debut como autor en 2011, las comparsas de Germán García Rendón nunca han dejado indiferente al público del Falla. Con potentes mensajes sociales, que ha sabido dosificar con el tiempo, y una clara inspiración estética en el audiovisual, Germán, Germán OBDC, es uno de los autores de nuestro tiempo. Este año lucha por un puesto en la final con 'Los resilientes'.

–Era componente desde la cantera, ¿por qué escribir?

–La verdad que desde pequeño quería ser componente, jamás pensé que iba a ser autor pero sí tenía la necesidad de decir cosas y expresarme. Ya cuando empecé a salir en infantiles, el segundo año quise escribir algo pero era muy complicado convencer a la gente para que salga contigo. Pero, por casualidad, un año arrimé un par de letras cuando salí con la comparsa de Luis Ripoll y empecé a descubrir el gusanillo de escribir. Y a los años un grupo de chavales me pidieron que les escribiera y acepté pero les dije que no me iba a implicar mucho... Y hasta el día de hoy (ríe).

–Fue...

–2011, ‘Los niños del barrio’.Ese año todo fue a lo justo. Los disfraces los compramos en el Factory, el forillo cuando lo pusieron en el Falla estaba corto... Pero cantamos, la comparsa agradó, me llamó mucha gente para decirme que Martínez Ares había hablado bien de la comparsa, y como yo no me lo esperaba, porque tenía mucho miedo a hacer un ridículo espantoso, pues eso me picó mucho más.

–Lo mejor de cantar uno sus letras y lo peor...

–Lo mejor la libertad de expresarte, de ser escuchado y la posibilidad de vivir una segunda vida, de vivir lo que no te ofrece tu vida normal, de crear un alter ego. Y lo peor la responsabilidad y la frustración, muchas veces. La presión que te autoimpones... Es verdad que esto es una afición pero es una afición que para lo malo tienes una presión social muy grande. Y cuando tocas ciertos temas o expresas una opinión impopular para ciertos sectores no es que sientas miedo pero sí inquietud por tu propio trabajo.

–-¿Y a la hora de concursar, piensa que le ha perjudicado alguna vez tocar ese tipo de temas o enfundarse en ciertos tipos?

–Sí, lo he sentido muchas veces, pero a pesar de eso no me arrepiento. A veces incluso he llegado a pensar que me he quedado corto. Yo no me suelo amoldar mucho al Concurso, me gusta quedar lo mejor posible, eso es lógico, pero no me hipoteco por el Concurso. Y en el tiempo que llevo me lo he demostrado cuando alguna vez he pensado, voy a cantar esta letra en vez de otra que es más popular, pero, al final, el Concurso viene como viene, y he prescindido de hacer lo que yo quería y, encima, la elección no había tenido el resultado efectista que buscaba... Me pasó, sobre todo, un par de veces al principio con algunas letras, y ya no me pasa seguro. Y con algunos tipos que han chocado... ‘El joven obispo’ fue una apuesta arriesgada, por ejemplo, no salió como queríamos, nos quedamos fuera de semifinales y otro autor podría pensar que se pasó y yo te digo que me quedé corto, que debería haber sido más mordaz.

–Por cierto, muchos de sus tipos miran mucho al cine, a la serie, al audiovisual... ¡Hay inspiración más allá del propio Carnaval!

–Sí, aunque también te digo que algún año me gustaría hacer una agrupación de ese tipo que hable del Carnaval pero no me encuentro capacitado ahora mismo o no encuentro el punto de diferenciación que le pueda aportar al aficionado. Yo entiendo el Carnaval como el Carnaval de Cádiz pero entiendo Cádiz como algo abierto que tiene que estar conectado con el mundo y con la actualidad. Y en ese punto de conexión, que es bastante complejo a veces, intento nutrirme de otras artes.

–Y le gusta cuidar la puesta en escena. Recuerdo no sólo ‘El joven obispo’, también el primer OBDC...

–Sí, sí. De hecho sufro bastante con eso. Y los dos últimos años, quitando éste, hemos tenido problemas con otras empresas. El año pasado, por ejemplo, la papeleta nos la tuvo que resolver Artifex aunque yo tuve que diseñar los tipos... Es que hoy día es muy importante y creo que el aficionado agradece la diferenciación porque somos muchas agrupaciones y aunque hay unos cánones en el Carnaval que hay que respetarlos, que te refresquen lo visual es importante. Y, bueno, entraña un riesgo que yo estoy dispuesto a asumir. De hecho, cuando yo este año le digo al grupo que vamos a llevar basura en el disfraz pues podría haberles causado rechazo pero han confiado en mí y, la verdad, que la mano del artesano de Arte Vida ha plasmado lo que yo tenía en la cabeza.

–¿Echa de menos su época de chirigotero?

–Qué va. Fue algo circunstancial. Salí por cuestiones personales y de amistad. Ymire que disfruté mucho esos cuatro años con El Canijo pero no es mi pasión, mi pasión es la comparsa.

–Curioso que de esa chirigota han salido dos buenos letristas de comparsa como usted y Piru. ¿Es inspirador El Canijo?

–El Canijo, aparte de que es un amante del Carnaval impresionante y de que es un poeta espléndido, en mi caso, me ayudó muchísimo en mis primeros pasos. El primer año estuvo estrechamente ligado a la agrupación, suya es la música del cuplé y la letra de un par de ellos. Digamos que me tutorizó en los dos primeros años, me aportó mucho. De hecho, OBDC, el nombre nace de él.

–¿Y eso?

–Sí, es que no teníamos nombres, le dimos mil vueltas, no dábamos con él... Surgieron nombres malísimos, como uno que dijo ‘Nazí en Cádiz’ y , entonces, El Canijo me mandó un SMS con cuatro letras OBDC. Y me enamoró desde el primer momento. Lo único que le añadí yo fue la exclamación.

–Por cierto, ¿por qué abandona la marca?

–Por un deseo de reinvención y porque muchas veces hay un sector de la afición que se deja llevar más por la superficialidad y para entrarles con un contenido más profundo tienes que hacer ciertas cesiones...En los años que ha estado ha servido para identificarnos, para que el aficionado supiera qué podía esperarse, mucha gente joven que nos ha seguido estos años... Y eso lo tenemos ya como bagaje y que nos va a acompañar siempre pero me apetecía reinventarme y saber adaptarme a una nueva época.

–Pues yo creo que usted siempre va a ser llamado Germán OBDC...

–(Ríe) Sí y me encantaría porque lo de OBDC también nace de una manera de despersonalizar un poco la comparsa que en ese momento era un valor de diferenciación al no tener un autor reconocido. Así que al principio fue una manera de hacer marketing y eso nos ayudó mucho.

–¿’La vida es bella’ marcó un antes y un después?

–Sí, creo que sí, casi en mi etapa vital también. Esa comparsa nace de un cambio personal grande, de una etapa un poco más triste y lo que intenté fue convertir esa tristeza en alegría a través de un mensaje positivo. También veníamos de unos años que teníamos las comparsas con demasiado mensaje y, en ese proceso de aprendizaje, aprendí a dosificar, a que, a veces, menos es más, y para que un mensaje tenga valor tienes que dejarlo macerar un poquito porque el público tiene una capacidad de atención limitada y hay que regulárselo. Fue el año en el que me senté, hice una lista con 30 puntos de cosas que debía mejorar, se lo presenté al grupo y nos salió ‘La vida es bella’.

–Habla ahora de una nueva etapa, ¿cuáles son las bases sobre las que se construye?

–La madurez, sobre todo, pero sin perder la frescura. Yo creo que la identidad de la comparsa es la misma pero uno va madurando con su agrupación, y va cogiendo experiencia en el Concurso. Aprendes de tus propios errores y eso en la composición se va notando. Y, además, al ir acompañado de un grupo, no mejor, pero sí más veterano pues aporta ese equilibrio que me da más pausa y más fuerza y que hace identificar al aficionado con que la comparsa esté más hecha o más madura.

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