India descubre el corazón de Cádiz en su Pregón del Carnaval 2022
La cantante viaja en su pregón desde Las Indias, desde el mismo Yucatán, hacia la tierra con la que "siempre" ha "soñado" acompañada por un plantel de artistas y carnavaleros gaditanos
Desde que comenzó este viaje desde las Indias a Cádiz con el que la pregonera quiso descubrir el corazón de la ciudad con la que “siempre ha soñado”, “a la que siempre echó de menos”, India Martínez aguantaba las lágrimas en un rictus de tensión. Pero al final, bordeando las postrimerías de este Pregón del Carnaval 2022, cuando a la cantante le tocó hablar más con el corazón que con un texto negro sobre blanco, las compuertas se le abrieron y antes de cantar uno de sus temas emblemas, 90 minutos, ya se había desecho y nos había emocionado, por fin.
Antes, flamenco, carnaval, mucha música, más melodía que rima, sí, más pentagrama que declamación, también, pero, sobre todo, por encima de todo, y se le agradece infinito, Cádiz. Cádiz en boca de los gaditanos, de sus hijos más talentosos a los que la pregonera, generosa, quiso darles total protagonismo.
Desde el baile por alegrías de Juan José Jaén El Junco, con su propina por Chano Lobato incluida, hasta el credo que rezan ‘Los renacidos’, el pregón de India Martínez fue una carta de amor entre océanos, y en forma de espectáculo musical, firmada por una representación de los flamencos, los carnavaleros, los músicos y los cómicos de Cádiz.
La temática, una versión del Descubrimiento de América (“el 12 de octubre de 1492 no se descubrió América, sino que ese fue el día que medio mundo descubrió que existía un Paraíso llamado Cádiz”), suponemos que como guiño al nombre artístico de la cantante (India/Las Indias), encajaba y no encajaba, a ratos, con el discurrir del texto y el desfile de sus participantes. Pero estos lapsus de espacio-tiempo se olvidan a ratos cuando India abre la boca y canta por alegrías, por tanguillos, el Cai que Alejandro Sanz le regalara a Niña Pastori y hasta versionando pasodobles a los que le echa el alma como Nombres de ‘Los Santos’ (que ya grabara en uno de sus discos) o La mujer es enemiga de ‘Los condenaos’.
El hilo del Pregón de India podía perderse en pasajes como el de los sarcófagos fenicios, sin embargo, si de ellos salen Mení y Morera como una pareja gaditana a la que la siesta se le fue de las manos (unos 2.500 años, na más), ya nos han hecho el lío y caemos rendidos en cada una de sus ocurrencias (confundir a India, envuelta en un colorido plumaje de ave con una paloma sólo fue uno de sus muchos recursos).
También nos trajeron las dos joyas del Museo de Cádiz la voz de Alejandro Sanz con un mensaje para la pregonera y para Cádiz (y, más inquietante, un vídeo con la cara del Hijo Adoptivo de Cádiz en diferentes rincones de la ciudad...).
Tampoco se ajustaba al argumento del Descubrimiento la aparición de las tres ‘Marujas’ del Selu pero fue impagable el rato que sobre escena compartieron pregonera y chirigoteros.
Quizás, el tramo que mejor se ajustó al argumento del Pregón fue la aparición del rey de los mares, un Jesús Bienvenido enfundado en su tipo de El Balsero que se encuentra con esta indígena que quiere “llegar a Cádiz cueste lo que cuesta”. Con él, con este náufrago perdido entona el tango de ‘Los mendas lerendas’ aunque minutos antes ya le había dado espacio al artista gaditano para mostrar una de l as piezas que cosen su propuesta (y tambien su carga... “yo no te esperaba aquí, Jesús, creía que estabas en el Pay Pay...”)
Carga también recibió la propia pregonera de sus invitados pues fueron varios los que no se resistieron a invitarla a sandía... India, toda entrega, acataba cada toquetazo con buena cara y risa cómplice.
También con mucho cariño. El mismo que demostró al no olvidar ninguno de los tres grandes nombres que el Carnaval ha perdido, lamentablemente, en el oscuro y largo letargo al que le sometió la pandemia. Los nombres de Juan Manzorro, Paco Rosado y Antonio Cantos Caracol estuvieron fijos en la escenografía (una calle, una peña y una playa, respectivamente, para cada uno de ellos) y en el texto del Pregón, también animado con sutiles detalles como audios de la parodia de ‘Se coló Colón’, el cuarteto de Agüillo con las reconocibles voces de El Masa y El Peña, que sonaron en el Pregón de India Martínez.
Porque hubo Carnaval en la proclama de la artista, sí. Sonó Caleta en las voces de diferentes carnavaleros, principalmente, en las del grueso del coro de Julio Pardo; sonó la comparsa del Vera ‘Los quinquis’ con un pasodoble que tenían guardado para la Final (que no pisaron para disgusto del público, como se demostró este sábado en la plaza de San Antonio) y con esa tanda de cuplés, cortitos y al pie, incluido el dedicado a la pregonera.
Sonó la chirigota de Manolín Santander, Sánchez Reyes y Carlos Pérez, ‘La misión (el evangelio según Santander)’ formando el revuelo, además, con el himno oficioso del Cádiz, Me han dicho que el amarillo, la salida del capitán del Cádiz C. F., José Mari, que le regaló una camiseta a la artista con su número preferido, el 13, dando así lugar en el Pregón al sentimiento cadista. Y sonó ‘La predicadora’, también del linaje Santander, la comparsa de Palmira Santander, hija del fallecido carnavalero.
Porque la mujer –como también lo tuvo el levante– tuvo su momento en el pregón porque Cádiz es una mujer para India (“a veces Cádiz es niña que juega, otras es mujer y madre y otras señora y abuela, Cádiz es de tantas maneras que no se sabe qué es. Cádiz puede ser lo que quiera, pero siempre será mujer”). Por eso, la artista no dudó en homenajearlas con un mural a varias de las artistas de la tierra (de La Perla de Cádiz a Milián Oneto) y, especialmente, con la palabra a Adela del Moral, Antifaz de Oro del Carnaval, la primera mujer que lo posee, de hecho.
Así, poco a poco, minuto a minuto de un pregón que empezó casi una media hora tarde y que se plantó en las dos horas de duración, India se fue sintiendo más y más cómoda, físicamente, despojándose a la mitad de la oda de su espectacular pero aprisionante plumaje con sombrero, y emocionalmente, más liberada, cada vez más sincera, cada vez más vulnerable.
Y ahí fue cuando aterrizó, cuando dejó de sobrevolarnos, de sobrevolar Cádiz, para poner pie en la tierra prometida y atravesarnos el corazón.
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