Joaquín Márquez 'Carapapa': “La chirigota ‘Fieble amalilla’ fue mi mejor experiencia en el Carnaval”
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Este gran aficionado, padre de David y Javi, los ‘Carapapa’, fue bombista de chirigotas como ‘’T.B.O.’ y fundador de la peña El Molondro, una de las entidades más activas en los carnavales de los 80
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Nos recibe Joaquín Márquez en la Asociación Carnavalesca Amigos del Carapapa, una peña que lleva abierta ocho meses en el número 10 de la calle Paz. “Somos un grupo de amigos locos por el Carnaval que buscábamos sitio donde reunirnos y encontramos este local”, señala. Y el lugar no puede tener más solera, ya que en tiempos acogió al Bar Los Negros, punto de reunión de carnavaleros de La Viña. Joaquín comienza a relatar sus vivencias entre fotos de sus agrupaciones y bajo una pintura que dice: “Como el golpe que no mata dice que te fortalece, aquí están los Carapapa si a ustedes bien les parece”. Pertenece a la chirigota ‘Don Quijote con Cervantes y colorantes’ (2003), creada por sus hijos David y Javi.
Tres generaciones, casi nada. Bombista fue su padre, bombista él y bombista su hijo Javi. Joaquín inculcó a su descendencia lo que vivió en su familia. “En mi casa se respiraba Carnaval. Mi padre, José Márquez, escribía para agrupaciones de Cañamaque y el Batato, aunque eso haya quedado olvidado”, lamenta. Y uno de los hermanos de Joaquín era Lolo Márquez, “que hizo muchas cosas y muy buenas”, saliendo en importantes agrupaciones.
“Salí por primera vez en 1959 en una chirigota infantil, ‘Los aprendices del maestro hojalatero’. Cantamos detrás de ‘Los que van pal dique’, no se me olvidará”, apunta. Para el año siguiente reconoce que hizo en su casa una “trastada” y el padre le castigó sin salir en Carnaval. “Mi padre era un manitas y arreglaba muebles. Tenía una lámparas con pantallas de pellejo. Cogí el pellejo más grande, lo recorté y me hice un bombo con la barrica de sardinas que llevaba para cantar. No veas cómo sonaba eso. Y luego le quité dinero a mis hermanas para comprar pintura y pintar el bombo. El enfado de mi padre te lo puedes imaginar”.
El castigo paterno no se llevó a cabo. “Ricardo Villa sacaba agrupaciones infantiles callejeras, pero quería hacer una cosa más seria y decidió sacar ‘Los soldaditos de plomo’ para 1960 y mi padre me dejó salir”, explica. Repitió con Villa en ‘Los tambores del mandarín’ (1961) y ‘Los criollos’ (1962). “Me fui a trabajar unos años en la construcción, fuera de Cádiz. A la vuelta me eché novia, que no le gustaba el Carnaval, y me enfrié. Pero ya casado estando alicatando una cocina vino a buscarme Manolito Guimerá, que estuvo con ‘Los yeyés gaditanos’ y salía mucho con El Carota. Y me convenció para sacar ‘Los gitanos embrujaos’ en 1976, con Padilla y El Cala de autores”, relata.
Esta chirigota fue tercer premio compartido con ‘Los pícaros’ del Chimenea. “Hubo un caso muy curioso porque hicimos un ensayo general con ‘Los manganelis’ del Carota en la Mirandilla. Y cuando nos dimos cuenta llevábamos las mismas músicas de pasodoble y cuplé. El Carota había escuchado al Cala cantándole las coplas y las cogió. Ellos se llevaron el segundo premio y nosotros el tercero. Nadie se dio cuenta”. Joaquín Carapapa acabó la década de los 70 saliendo, en 1979, con la chirigota ‘Los travoltas’.
Joaquín fue uno de los fundadores de la peña El Molondro y la participación de esta entidad en el Carnaval fue muy destacada a finales de los 70 y comienzos de los 80. El Carapapa cuenta cómo nació la chirigota de mujeres ‘Las molondritas’, que hizo historia en un Carnaval regido por hombres. Para 1980 estaba ensayando con ‘Los guardapavos’, chirigota que patrocinaba la peña, pero “había muchas broncas con un componente”. Joaquín y Manolo Vela comunicaron al director, Quiterio del Amo, que se iban. “Nosotros queríamos cachondeo y no problemas. Así que nos fuimos y esa noche llegamos a la peña y estaban allí reunidas un puñado de mujeres, entre ellas la mía, con ‘El búlgaro’. Y nos dijeron que querían sacar una chirigota. Creíamos que era una broma. Había alguna con 80 años. Total, que nos pusimos mano a la obra. Manolo el Gitano nos hizo el pasodoble. Aquello fue un impacto. Doce mujeres cantando sin guitarras”, expone.
La chirigota femenina 'Las molondritas', historia del Carnaval
Joaquín y otros amigos no se resistió a quedarse si salir y llamaron a Luis Ripoll para pedirle un pasodoble. Sacaron ‘Los mercaderes del Piojito’, que ensayaban junto a ‘Las molondritas’. “Los ensayos, imagínate, estaban llenos de niños chicos”. Al final, ‘Los guardapavos’ acabaron saliendo y El Molondro presentó ese año a esta chirigota, a ‘Los mercaderes del Piojito’, a ‘Las molondritas’ y al cuarteto ‘Romeo, Julieta y dos que le dan a la chuleta’, escrito por El Carapalo, que desde los inicios de la peña estuvo vinculado a la misma. “A Carapalo lo animamos a escribir entre Enrique el Molondro hijo, sobre todo este, mi hermano Ramón y yo”, asegura Joaquín Márquez.
En 1981 consiguieron llegar a la final y llevarse el tercer premio con ‘El gato andalú y los ratones coloraos’. En el 84, Joaquín tuvo la oportunidad de salir con una buena chirigota como ‘T.B.O.’, del Habichuela y Antonio Rivas. “No era talmente chirigota de El Molondro, pero casi. Yo iba de Zipi y Habichuela, de Zape, con la caja. Éramos primer premio y así lo publicó el Diario antes de acabar la final. Luego, el jurado se vio obligado a cambiar y nos dio el segundo”.
Al año siguiente vivió la que dice que fue su mejor experiencia en el Carnaval con la chirigota ‘Fieble amalilla’. “Eso es lo mejor que ha sacado Carapalo, diga él lo que diga (risas). Era una chirigota de calle, todo cachondeo, con gente muy graciosa, donde íbamos era para reírnos. Chirigota de bache, de las antiguas. Luego fuimos a cantar con Portela a muchos sitios”, destaca.
Con ‘Fieble amalilla’ acabó su primera etapa carnavalesca, pues gestionar su bar en la calle La Palma le impedía salir. Ya volvió a la fiesta para salir en este siglo con la llamada chirigota de los viejos en agrupaciones como ‘Chiclana puede esperar’ o ‘Teófila, nos tienes abandonaítos’. ‘¿Salimos o no salimos? en 2019 supuso la última aparición de Joaquín en las tablas del Falla.
Del Carnaval actual rechaza “el fanatismo”, el lenguaje malsonante en las coplas y que la prensa magnifique a agrupaciones “que no hay por dónde cogerlas”. Y es que, según su criterio, “hoy parece que todo el mundo es un pelotazo”.
Joaquín Márquez Rodríguez nació el 30 de abril de 1948 en el número 3 de la calle Lubet. Pasó por varios colegios de la zona antes de trabajar, con 14 años, en una cervecería de la calle Plocia. Su hermano, que era alicatador, se lo llevó a trabajar en Málaga, donde estuvieron varios años en la construcción. A la vuelta se dedicó a la hostelería, trabajando en varios negocios hasta que montó el bar Carapapa, que regentó durante 25 años en la calle La Palma. Está casado con Rosario Mateos González. Tienen dos hijos: David y Francisco Javier, ambos reconocidos autores del Carnaval, también apodados ‘Carapapa’. Y tres nietas: Noah, María y Manuela.
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