“Hay grupos que en lugar de pisar las tablas las están pisoteando”
Joaquín Quiñones | Autor de comparsas
El coplero asegura que echa de menos el post-Carnaval más que el Concurso
Quiñones, que perteneció al Patronato, critica a la junta actual del COAC
En 2013 dijo adiós a la fiesta después de 35 carnavales, con cinco primeros premios de comparsas. Joaquín Quiñones asegura que no tiene intención de volver y se muestra crítico con el Concurso de Agrupaciones y su organización.
-¿A qué se dedica en su retiro carnavalesco?
–Bueno, yo he tenido siempre otros hobbies aparte del Carnaval. Soy muy aficionado al flamenco y me dedico a escucharlo e incluso a ir a algunos festivales. Y poco más. Porque la verdad es que estoy bastante ocupado con mi nieta y cosas particulares. De todas maneras, a mí el Carnaval me ocupaba cuatro meses. No era de estar pensando todo el año en la comparsa. En agosto tenía decidido el tipo y a esperar las músicas de los autores de los que he dependido.
–¿Está siguiendo el Concurso?
–Desde que me retiré, muy poco. En directo, menos. El año pasado ni siquiera fui a recoger el carné de Antifaz de Oro. Este año he ido dos veces. Veo algo por la tele o escucho por la radio. No soy un forofo. Cuando escribía tampoco lo seguía, pero era por otra cosa: me gustaban todas más que la mía. Y para ponerme malo prefería no escuchar nada.
–¿Qué le parece lo que ha visto hasta ahora?
–Fuera de lo normal no hay nada. Los que estaban ahí siguen ahí. Alguna que otra sorpresa hay. El Concurso en líneas generales parece que no ha subido en calidad. Bueno, me ha encantado el coro de Migueles. Creo que ha vuelto a sus raíces. Me suena a la época de ‘Tutilimundi’.
–Le voy a poner en un compromiso. ¿Qué comparsas le ha gustado?
–Ya digo que he escuchado poco. Un par de ellas. Tampoco tengo argumentos para opinar.
–Parece que hay un giro hacia las raíces, como usted siempre reivindicó.
–Relativamente. Yo no sé qué es lo que se entiende por clásico hoy en día. Se está tirando por la calle del medio por el hecho de decir soy clásico. Y hay otra particularidad. Antes había agrupaciones clásicas y modernas. Ahora hay agrupaciones canallas y agrupaciones golfas. Hay más definiciones, aunque no sé qué significan.
–Pero usted llegó a ser moderno un año, ¿no? Con ‘Robots’.
–Yo siempre he discutido eso. Le quitas a ‘Robots’ los movimientos y es un pasodoble de Cai. Era moderno el tipo y nos adelantamos en eso a los tiempos, pero el pasodoble era clásico. Sí es cierto que marcó y otros autores quisieron hacer cosas parecidas, que fracasaron todas por cierto. Lo mismo que marcó una época ‘Charrúas’ con los instrumentos, que fuimos muy criticados. Y hoy día da igual el tipo que tú saques, que le metes instrumentos.
–Tenía el mejor grupo de Cádiz, que se fue dos años después con Antonio Martín. De aquella historia se ha hablado mucho. ¿Puede contarnos cómo fue?
–A mí me dolió que el grupo no me dijera nada. Y fue Perico Ramos, compañero en la fábrica de tabacos y miembro del grupo, el que me avisó de que se estaba cociendo eso. Dicen que había mucha presión por parte de los martinistas, que en aquella época le reprochaban que yo, que prácticamente acababa de llegar al Carnaval, tuviera mejor grupo que Antonio Martín. Porque la verdad, con el pedazo de comparsa que para mí era ‘Agua clara’, el grupo no estaba afinado ni sonaba como ‘Robots’. Que yo sepa, no hay más historias. Bueno, si al año siguiente de ‘Robots’, ‘Barriletes’ hubiese ido a la final, igual el grupo no se marcha. Quizás me perjudicó el cambio tan radical de una comparsa a otra. La gente esperaba ‘Robots’ segunda parte y eso no podía ser. Tiré por un tipo gaditano y por lo que sea no salió la cosa como esperábamos.
–Le costó regresar a la final seis años. Volvió en 1989 con ‘Fábrica de tabacos’ y ya se quedó por mucho tiempo en la elite, con ese grupo dirigido por Faly Mosquera. ¿Fue su mejor etapa?
–Sí, aunque en la primera etapa yo venía nuevo, desconocido, entré en la final con ‘Los guanches’ en mi tercera comparsa. Eso me hizo pensar que podía ser autor. Nunca lo pensé, porque siempre fui simplemente un buen aficionado. Pero dos años después fui primer premio con ‘Dioses del Olimpo’. Será que valgo, me dije. Porque esto es algo que no se estudia.
–Usted recopiló algunos sonados cajonazos. ¿Se considera un autor perjudicado por los jurados?
–Yo llegué a pensar que los que estaban arriba me querían cortar por lo sano porque venía pegando fuerte, pues no era normal que comparsas como ‘Hombres azules’ y ‘Orfebres’ se quedaran fuera de la final. Pero eso es difícil de demostrar. Parecía que quería hacer sombra a los grandes. En la balanza quizás hay más cajonazos que premios menos merecidos. Pero al final cuenta mucho la respuesta del público. También hubo años que entrando en la final he considerado que me debía llevar mejor premio, como los años de ‘El circo’ o ‘Los vikingos’.
–¿Cuál fue el mejor momento de su trayectoria?
–Por seguido, desde ‘Los vikingos’ hasta mi retirada. Me sentía muy a gusto. También puedo presumir de haber llevado a los cinco mejores músicos que ha habido en Cádiz, que me ponían una autopista para que yo escribiera. Y en cuanto a grupos tampoco me puedo quejar, porque he llevado a la elite de Cádiz. Solo hay tres personas que me hubiera gustado tenerlas en mi grupo y no pudo ser: los hermanos Catalanes y Jesús Monzón. Como momento especial, el día que ‘La caldera’ cantó el pasodoble a mi nieta, que había nacido pocos meses antes. También el empiezo del pasodoble de medida de ‘Los vikingos’, el de ‘En mis entrañitas te llevo metido Cádiz de mi amor’, y el Falla desde ese momento derretido.
–¿Y el peor?
–En el Teatro no he vivido malos momentos. El público siempre ha sido muy cariñoso. Fuera del Concurso, los tres o cuatro componentes que se me fueron, como José El Bombista, El Tojo, el Gordi...
-¿Qué es lo que más echa de menos?
–La relajación de después del Concurso y los viajes de todo el año. Hay sábados que echo de menos esos viajes en el autocar con la comparsa. Quizás yo me he quemado mucho porque creo que soy de los pocos autores que no salían cantando que iba todos los días al ensayo y después del Concurso a todos los desplazamientos. Hay quien cree que soy injusto cuando digo que no he tenido mono del Concurso. No. Yo más bien lo sufría. Me llevaba un mes con cristalitos en el estómago. Echo de menos el post-concurso. Estar en tantos teatros de Andalucía, cantar en la Expo de Sevilla, ser la primera comparsa que viajó a Santoña... Pero el Concurso no porque yo me presionaba mucho, me cambiaba el carácter.
–Porque su adiós fue definitivo, ¿o no?
–No se puede decir de este agua no beberé, pero yo ahora mismo no tengo pensado hacer un repertorio. Quizás una colaboración, pero ya está. Y lo que gusta hoy no es lo que yo hacía. No puedo perder el tiempo cuatro meses para llegar al Falla y quedar el 22. No es mi tiempo ni el tiempo de lo que a mí me gusta. Mira, yo estoy de acuerdo con el resultado del fallo del jurado para cuartos menos en la chirigota ‘Los pecaores capitales’, que eran siete y sonaba como Fletilla y Juanito Poce. Se ha quedado fuera, habiendo entrado chirigotas más chungas que esa. ¿Ves como no puede ser?
–Estuvo varios años representando a Antifaces de Oro en el Patronato. ¿Cómo valora aquella etapa en la organización del Concurso?
–Creo que fueron los años en los que el Concurso quedó más estabilizado. Éramos cuatro y para los que no estaban contentos aquello decían que era una merienda de negros. Ahora son once y es una merienda de blancos y de blancas. Porque en un Patronato no puede haber siete asociaciones ni políticos. Ni artesanos, por ejemplo. Porque cada uno tira para lo suyo.
–El Patronato en los últimos tiempos del PP en el Ayuntamiento fue muy criticado. Se pedía un cambio... y se sigue pidiendo cuatro años después. ¿Nada ha cambiado?
–No, es que va a peor. Yo no sé cómo la junta ejecutiva del COAC puede estar por encima de un pleno municipal. Y me explico: en septiembre el Pleno aprueba que Agamama pueda vender pitos en la entrada del teatro. Por unanimidad. Una semana antes del Concurso se lleva este tema al Patronato y se rechaza también por unanimidad. Con otra particularidad: algunas de las políticas que votaron sí en septiembre votaron no en enero. No lo entiendo. Es un verdadero desastre.
–¿Qué opinión le merece la organización actual del Concurso?
–¿Es normal que hayan ampliado a un día más cuartos de final y semifinales? Si ya con seis y tres días respectivamente había verdadero guano en cuanto a calidad. Es que ya vamos a tener que dejarnos de decir que todo el mundo es bueno, que todo el mundo quiere pisar las tablas. No, mire usted, no las están pisando, las están pisoteando. Y eso me duele porque yo he estado allí 35 años. Y algunos de los autores que ahora dicen sí a una dura preselección hace unos años decían que no, que no se podía cerrar las puertas a nadie. Ahora le están viendo las orejas al lobo. Hace seis años le dije a usted en una entrevista que se iban a cargar la gallina de los huevos de oro. Vamos ver lo que dura como esto no cambie. La que va a preselección ya cobra 1.000 euros de televisión. Sale en la tele y los ve todo el mundo. Eso es el efecto llamada. Este año porque el carnaval cae tarde, pero otro año vamos a tener que empezar el Concurso en Tosantos. Alguien tiene que poner pie en pared con esto.
–¿Y eso de que el Ayuntamiento organice el COAC y el Patronato sea un órgano consultivo?
–En eso, en parte, no estoy de acuerdo. ¿Eso incluiría que el Ayuntamiento elige al jurado, al presidente? Serían todos de la cuerda de quienes estén gobernando en ese momento. Cualquier se mete entonces con el alcalde en una copla. Eso es muy peligroso. Fíjate si se toman en serio algunas asociaciones el Patronato que de comparsas han podido pasar siete representantes. En chirigotas, igual. ¿Qué seriedad es esta? Los del Patronato al que yo pertenecía lo hemos hecho mejor que ustedes durmiendo. Lo malo de esto es que no miran por el bien del Carnaval, solo por la modalidad de cada uno. ¿Es normal que pasen 12 coros a cuartos? ¿Cómo puede estar eso ya decidido desde antes? El número de las que pasan por modalidad, me refiero. Yo sé que el jurado solo quería pasar a nueve coros. Pero claro, al ser nueve, ya las funciones podían ser hasta de seis restando de otras modalidades. Y una cosa es que te vendan una entrada sin saber quién canta y otra cosa es que ya sepan los espectadores que son ocho agrupaciones. Ahí no se puede engañar porque lo pueden reclamar. El jurado está coaccionado.
–¿Es usted el Arturo Fernández del Carnaval? Podemos no se ha acordado de usted para ser pregonero.
–No hombre, no. A mí me lo ofrecieron hace cinco o seis años y yo dije que no, porque no me veía capacitado para hacer un pregón y sacar mi comparsa. Los de Cádiz lo habían dejado altísimo y yo no podía hacer menos. Después no me la han ofrecido y yo no tengo nada que decir sobre eso. Cuando yo critico otros pregones no quiere decir que yo lo esté pidiendo para mí. De Sabina dije que es un gran cantautor, pero para mí es poco bagaje decir que tiene una casa en Rota. Elvira Lindo, por ejemplo, es gaditana y es aficionada. Y ha dicho varias veces que le encantaría ser pregonera. Aquí hay una razón porque la escritora sigue presumiendo de Cádiz. Si me toca serlo, lo seré. Pero el listón es el de los pregoneros de aquí, los de Cádiz, que para mí lo han dejado muy alto.
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