"Me he acomodado bien al sofá y al mando a distancia"
Juan Manuel Braza 'Sheriff' | Autor de chirigota
El sonriente chirigotero de Loreto recorre buenos, y no tan buenos, momentos mientras descansa del COAC
"Antes disfrutaba del concurso ganando y perdiendo"
El chirigotero de la sonrisa siempre dibujada, que empezó a escribir con 17 años, decidió a final del concurso pasado darse un respiro y no participar en el COAC 2019. Aún así no para, ni con la chirigota ni en el trabajo, que lo tiene pegado a un teléfono en estos días cercanos al Carnaval. Pero el de Loreto busca un huequito para charlar con Diario del Carnaval, para recordar momentos buenos y no tan buenos, para contar los secretos de su pasodoble y para asegurar que, pese a todo, lo “mejor es seguir cantando”.
–¿Ha pisado mucho el Teatro Falla en este concurso?
–Mira hoy voy (por ayer), que canta mi hija en el coro de su colegio, el de Amor de Dios, en la Final de juveniles.
–La saga continúa entonces.
–Sí, mi otra hija también ha salido. A las dos les gusta, es lo que han vivido en mi casa siempre y yo flipo cada vez que las veo en lo alto del escenario.
–¿Se siente raro viendo el concurso en casa?
– Sí, me siento raro. Pero muchas veces, aunque no salga la chirigota, parece que estoy compitiendo. Será que lo llevo dentro, porque escucho una agrupación y no me relajo completamente, sino que la veo como si tuviera que cantar después. Y miro a ver si tiene algún fallito (ríe). Y creo que eso es el veneno que llevamos todos dentro después de tantos años. Luego me tranquilizo y digo: ¡Juanma, disfruta de la agrupación! Me gusta que las dos veces que he estado por el teatro me han tratado muy bien los trabajadores. Te das cuenta lo que te aprecia la gente allí.
–Usted que iba siempre con la grabadora...
–Yo siempre iba con la grabadora, sí. Ahora ya tenemos el avance de los móviles. Pero ahora mismo escucho algo o veo algo, y digo: ¡qué bueno¡ Si hubiera sacado la chirigota... Siempre tienes en el subconsciente escribirlo. Pero las cosas cuanto más frescas mejor, así que no me lo guardo sino que se lo digo a gente que saca agrupaciones: oye, ¿has escuchado esto?, mira esta música y sácale este punto ,... Se lo comento a la gente.
–No participa en el COAC pero siguen con la antología ¿no?
–Sí, después de 32 años hemos sembrado mucho para recoger por muchos sitios. Nos aprecian mucho la gente del Campo de Gibraltar, por la parte de Málaga, entonces decidimos ensayar un día por semana, no sacar ninguna letra nueva sino antología, y así vernos un poquito, salir de la rutina y no perder el hilo con la chirigota. Lo que sí no nos esperábamos es la aceptación que ha tenido y ha sido raíz de cantar en la Erizada, que ha empezado el teléfono a sonar .
–Vamos, que no va a descansar estos Carnavales.
–Eso es lo que estaba hablando con mi familia el otro día. Le enseñé lo que hay apuntado en el dossier del grupo y me dice ¡pero si vas a cantar más que si sacaras la chirigota¡ Pues mira por donde.
–No es la primera vez que no concursa.
–El año de ‘Caimán’ me casé y luego escribí la chirigota de ‘Los varones’ pero no salí. Y ya después el otro parón fue con ‘Los aguafiestas’ (Primer premio de 2006). Pero eso fue que no nos podíamos meter a ensayar, a ensayar bien. Dijimos o no cojo más contratos y ensayamos o seguimos. Y no ensayamos y optamos por lo más cómodo.
–¿En qué se diferencia este parón de los otros?
–Las otras veces teníamos agrupaciones que le podíamos sacar mucho jugo y este parón ha sido saturado y mosqueado y defraudado de lo que... Vamos a ver. No es que haya cogido un mosqueo de ya no voy a salir más, pero llega un momento en que piensas si merece la pena. Mejor vamos a parar y verlo desde fuera. Ya te digo que del concurso no disfruto, no estoy disfrutando. Antes he disfrutado ganando y perdiendo, pero tengo guardado una imagen de la última vez... Y con esto no es que yo vaya a culpar a ningún otro grupo, porque nadie tiene culpa del tipo de aficionado que está yendo ahora al teatro, que son forofos y no miran más. Pero pasé una noche malísima con mi padre, que lo llevé al hospital horas antes de ir a cantar (en las semifinales de 2018) y el grupo estaba esperándome a que yo llegara. Me maquillé tarde y antes de que se levantaran las cortinas estaba gritando el patio de butacas ‘“¿dónde está el Bizcocho?”.
–¿Fue definitivo ese instante para no salir este año?
–Sí, para lo de este año sí. Yo me fui. Mi grupo salió haciendo pasacalles, la actuación estuvo muy bien. La gente no era consciente de que te está haciendo daño, lo hacen inconscientemente, en plan ahí está el jurado, pues vamos a decirle esto del Bizcocho porque le han dejado fuera. Pero la gente estaba convencida de que yo merecía estar allí de sobra, porque la chirigota estaba para entrar en la Final, y de hecho quedamos el quinto. Entonces yo no me lo tomé por eso, pero un respeto ¿no? Así, el grupo se fue y yo para mí dije: el año que viene no vengo a cantar.
–¿En ese momento automáticamente?
–En ese momento automáticamente.
–Pero ya ha pasado un año, ¿piensa igual?
– Estoy más tranquilito, estoy superando la pérdida de mi padre, poquito a poco vas viendo que todo continúa y que lo mismo que me pasó a mí le puede pasar a otro. Lo que pasa es que fueron muchas cosas. Eso, tantos años saliendo, y te agobias, te quemas, la palabra es que te quema.
–Hemos descubierto que usted también se enfada...
–(Ríe de nuevo) Yo siempre me estoy riendo, pero tengo mi corazoncito y también claro que me enfado, mucho, como cualquier persona. Hay gente que lo disimula, como yo, y gente que coge y da un pataleo. Pienso que si lo del que pataleo va a arreglar algo... Pero en el concurso, una vez que dice como has quedado, no vas a arreglar más nada, entonces pues te callas. Si tengo que comentar con alguien del jurado en un bar, en cualquier lado y dar mi opinión se la daré, pero yo ponerme a aporrear la puerta de un teatro para ir a buscar a nadie no lo voy a hacer.
–Pero bueno, lo que no te da el concurso, como se dice, te lo da la calle.
–Bueno la calle te da mucho más. La calle nuestra es de ir a cantar a la Peña La Estrella, San Agustín, irte un día a la Plaza de Abastos y cantar por allí, pero esa libertad que tienes tú en un escenario de la calle no la tiene el concurso. Está muy encorsetado, tanto los que te están juzgando, el diario, la prensa, tus compañeros rivales,... En la calles ya has pasado de todo, y la gente ya sólo ve la que estás formando arriba en el escenario, se disfruta de todo un poquito más. Al ver tanto sinsabor en el concurso y tantas cositas buenas fuera, sumado a los años, las familias, los trabajos ,.. eso va sumando, va sumando, Y dos o tres años viene esto racheando.
–¿Y hace un poco de autocrítica? ¿Uno reflexiona y piensa en qué se ha podido equivocar?
–Sí. La chirigota por el tema de querer ganar no voy a cambiar mi forma de hacerla, eso nunca. Voy hasta el final con mis principios, porque es la forma que me gusta de hacerla. Hago un pasodoble y se me reconoce en un pasodoble, no lo voy a cambiar ni lo voy a hacer de cachondeo. Ahora, que quizás a lo mejor me he dejado llevar por otras letras, en la música del popurrí por las tendencias muchas veces... Pero cuando la vuelva a sacar voy a hacer la chirigota que yo quiero hacer y tengo que aprender a pasar de lo que me diga la gente y la opinión, con todos mis respetos, de la prensa, del aficionado, de todo el mundo. Hacer lo que quiero y eso es lo que hay. Si no es una profesión pues voy a hacer lo que me gusta. Si pego, pego y si no pues no pasa nada.
–¿Cuándo será eso?
–Ojalá sea prontito.
–¿El año que viene?
–El año que viene creo que es muy pronto todavía . Además me he acomodado bien al sofá y al mando . No vea cómo se está con el mando, que me estoy tragando ahora todas las series de Netflix.
–Vamos que no lo echa de menos.
–No, mira que yo vivo en Loreto en Los Pijamas, al lado del Estadio, y ensayo en la Asociación de Vecinos de Loreto, al lado. Pues llego tarde, con que fíjate. Cuesta, cuesta.
–¿Qué recuerda con más alegría de toda su trayectoria?
–Me quedo con las ganas y la ilusión de todo un grupo de amigos del barrio de Loreto, que flipábamos con ‘Las momias de güete’, y decíamos que teníamos que disfrutar igual que esa chirigota. Y sacamos una chirigota para disfrutar, que no nos regaló nadie nada, porque para llegar a ‘Caimán’ tuvimos que pasar dos o tres añitos de aprender, de pasar por el Falla sin pasar la preselección ni siquiera, que no llegamos y besamos el santo. Hemos vivido lo bueno y lo malo de esto y de toda esa base viene ese primer año que entré en la final. ‘Caiman’ me marcó muchísimo, yo creo que el principio es lo que más te acuerdas. Aunque después hay un corte que es cuando yo decidí hacer música por primera vez , que es otra etapa para mí muy importante. Porque yo no había sacado pasodoble ni toco la guitarra ni ná y con un grupo de juvenil, cuando pasé adultos, hice la música yo, la letra yo y me llevé un primer premio.
–Se refiere a ‘Los aleluya’, ¿no?
–Sí, porque anteriormente el primer músico fue Enrique Villegas, en el 87, después como paraba con Martínez Ares, éramos colegas con la pandilla, nos hizo los dos siguientes , y después Aurelio del Real, Pepito Martínez y Sevilla Pecci.
–Y luego usted y, al final, el pasodoble suyo se ha convertido en sello de su chirigota.
–Al final yo he aprendido de toda esta gente. Paraba mucho en Loreto con el Habichuela que era un tío muy espectacular y musicalmente buenísimo, y del Noly. Y de toda esa mezcla que te he dicho pues digo: voy a sacar un pasodoble yo. Saqué ‘Los aleluya’ y vinieron ya más músicas como ‘Las madrinas’, Panchitos, o Loquito por verte a mi vera que es un pasodoble que se canta mucho.
–Mucho, y eso que usted no toca la guitarra.
–Qué va, lo hago a nudillo. Lo voy haciendo a nudillo, lo voy grabando y le voy haciendo la letra. Cuando ya tengo el pasodoble entero, entonces lo canto. Si les ha gustado pues entonces ya quedo con los guitarras y lo van metiendo. Hay muchas veces, a lo mejor, que el traste va por alto y me dicen: Juanma vamos a bajarlo un poquito. Y ya ellos lo registran, como digo yo. Pero la primera toma de contacto es cantárselo yo con un servilletero, así es como lo hago.
–¿Desde cuando es amigo del Lulu?
–Yo nunca he salido en juveniles porque empecé a escribir con 17 años en adultos, pero he estado colaborando siempre con la cantera y allí estaba Joaquín, que sacaba una chirigota que iban de sordo de astilleros y el Lulu venía de ahí, con muchos chavales que ahora están en grandes chirigotas y comparsas. Y vi que tenían mucho arte. Al año siguiente de eso yo sigo con mi chirigota y el Lulu salió en ‘Taller de melodías’ pero, entonces, y al querer hacer un grupo nuevo digo: necesito a gente que confíen en mí, que me de un voto de confianza, y tiré y llamé al Lulu. Éramos gente joven. Ricardo Catalán era el primer año que iba al Falla, venía gente de La Gaviota y los demás de juveniles todos. Llegamos e hicimos un tándem los dos. Y la amistad seguirá igual. Él es un cascabel, que da alegría al que está al lado.
–Está siguiendo el concurso, ¿ve alguna crisis de la chirigota? Porque si la hubo, creo que se ha superado.
–Veo agrupaciones que siempre estaban al nivel del corte que han subido de calidad, por lo que yo he visto. Que además de los nombres, que se han mantenido en su línea, hay otro grupos que han subido la calidad y eso es bueno para la modalidad y para el aficionado. Ahora hay que seguir viendo los repertorios.
–¿Hay que hacer cambios en la preselección? Qué larga...
–(Ríe) Insoportable. Pero no sé cuál es la varita mágica, porque encorsetar un concurso de estas características es imposible. Yo no soy partidario de cerrar las puertas a nadie ni nada de eso, pero es un vaso que rebosa de agua y se le sigue echando agua. Algo habrá que hacer. Ahora, si es verdad, que al Falla hay que venir con un mínimo de calidad y hay que darle un caché. Ya que ha cogido tanto boom pues vamos a exigirle a los grupos que vengan aquí que vengan con un mínimo de calidad.
–¿Le llama la atención ese boom?
–Yo canto muchísimo fuera y me quedo flipado. Suelo preguntar de dónde viene el público, cuántos comensales son, también para decirle al Lulu, que el tono se lo voy dando yo (ríe de nuevo). Bueno, pues vamos a cantar a un grupo de médicos vascos y se harta de reír y digo ¡ay que ver dónde llega esto! Cuando estuvimos en Méjico en la fiesta privada de Alejandro Sanz pensé que no iba a gustar nuestra actuación ¡si son mejicanos! Pues muertos de risas. Hasta uno me dijo que si me podía quedar allí para una teleserie, para la banda sonora, de una telenovela de cachondeo. Por lo visto era un hombre de superpoderes, y me dijeron que lo que buscaban era un Caimán de Méjico. Pero dije, ya estoy yo en Cai (risas). Por eso no me extraña el boom y ni que se apunte tanta gente al Concurso.
–¿Qué significa el Carnaval para la economía familiar de un chirigotero como usted?
–Yo he tapado muchos boquetes en el Carnaval. Soy un trabajador de mil o mil doscientos, ahora gracias a dios mi trabajo me va un poquito mejor, pero he trabajado muchísimo. Para una familia currante como nosotros, trabajadora, con dos niñas en un barrio obrero, hay cositas que me les ha permitido el Carnaval. Para los viajes , para un poquito de más calidad de vida, de poder decir vamos hacer la cocina nueva, lo típico. Pero eso, tapar boquetes, no para vivir del Carnaval. Me tengo que levantar todos los días a la 7 la mañana para trabajar porque yo no sé lo que voy a sacar el año que viene, si esto va a seguir, entonces tú tienes que tener una base y el trabajo es lo primero. Después, todo lo que venga bueno es. Ahora se está poniendo de otra forma, ya hay que dar se de alta, bueno pues lo veo bien.
–Por último, ¿qué hacemos para recuperar la ilusión que dijo haber perdido en 2018?
–Me parece que lo mejor es seguir cantando, subirte al escenario y que con la obra y lo que tú has escrito durante tu trayectoria, ver que le llega a la gente. Si hubiese parado, viendo la tele sin sacar nada, me hubiese oxidado y no hubiera vuelto a salir, sinceramente.
–Pero la sonrisa no la pierde.
–Nada, eso va desde chico conmigo. Es algo que me sale sin querer. Yo estoy muchas veces en sitios que no me tengo que reír y me río de los mismos nervios, me da por ahí, por reírme. Siempre soy una persona risueña, me gusta estar rodeado de gente que esté contenta, hasta cuando se tiene un problema sacarle un poquito también. Creo que es positivo, porque con la cara que tiene mucha gente por las mañanas... ¿Cómo puedes salir de tu casa así chiquillo? Claro, que también hay momentos que uno se viene abajo y te viene el pucherito como yo digo.
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