Manolo Santander en diez coplas inolvidables
Carnaval de Cádiz
Recordamos algunos de los pasodobles y cuplés más emblemáticos del desaparecido carnavalero
Para coplas, los colores. Como las que Manolo Santander ha teñido en tantas ocasiones de azul y amarillo cuando las ha dedicado al cadismo y al equipo de sus amores; de rojo pasión cuando cantaba a su familia, al Carnaval y a su particular forma de vivirlo; del blanco que desprenden las casas encaladas de su querido barrio de Viña; o de aquellos colores vivos de su Caleta y de su Cádiz, entonadas siempre al más puro estilo viñero. Aquí una selección de algunas de sus coplas inolvidables, pasodobles y cuplés, que no son todas las que son, pero sí son todas las que están.
La bendita maldición
Si no es el mejor, el pasodoble que el último concurso nos legó Manolo Santander junto a José Manuel Sánchez Reyes quedará marcado en nuestra memoria carnavalera como de los mejores de su trayectoria. En un golpe de mar La maldición de la lapa negra lo dejó bien claro en la copla con la que se presentó en el COAC 2019, en la que narraba maravillosamente su sentir caletero, con esta chirigota hecha a su medida, y en la que nos descubría esa "cosita" y esa "musiquita" con la que nos deleitó desde la misma "orillita de la Caleta".
A los cadistas y a uno de sus precursores
En su chirigota 'Los más feos de Cai', Santander quiso hacerle un bonito homenaje a uno de los grandes precursores del cadismo, al que "toman por loco", decía del Mcarthy, "por vestirse de amarillo cuando no se vestían ni los chiquillos". Al que reconoció ser el primero que "se contagió de la fiebre amarilla", como hizo él y los miles de seguidores del que ha sido el equipo de sus amores.
Un canto a su hijo
Al Cádiz C.F., su familia y a su hijo. Santander le dedicó una bella letra a su progenitor en El submarino amarillo, al que llevó "de la manita al Carranza" cuando era un niño, ese bendito templo que siempre les sirvió de vínculo de unión, una afición que une a padres e hijos y que sellaban con un te quiero cada domingo.
Y a su hija, su mejor herencia
Manolo Santander reconocía durante el concurso de 2017 en 'Los de Cádiz norte', la mítica chirigota que firmó con José Manuel Sanchez Reyes, que en su casa el Carnaval "es una cosa muy seria". Su "única herencia", que la heredó su hijo, pero también su hija Palmira, a la que le pidió perdón en una hermosa letra por no haberla tomado en serio. Le reconocía y aplaudía su arte cantando subida en la batea de un coro y hasta le brindó su antifaz de oro.
Las penas y gloria de la Viña
El barrio de la Viña siempre ha sido uno de los temas incondicionales de Manolo Santander. Y si a lo largo de su trayectoria carnavalesca le dedicó piropos, también le cantó a sus miserias. Pero de paso, como le pedía su amigo Paco en Hasta que la muerte nos separe, también repasó algunas de sus bondades.
Las penurias de un niño de comunión
Una de sus grandes chirigotas fue la de 'El crimen del mes de mayo', en la que junto a Francisco Abeijón 'Carapalo' relataba a la perfección y con mucha gracia las penurias y las miserias de los niños en épocas pretéritas.
A Alberti y su particular cartel
La chirigota de Santander, Martín, el Petra y el Carapalo disputó el primer premio a una agrupación tan mítica como 'El que la lleva la entiende' con letras como este cuplé al autor del polémico cartel de aquel Carnaval 1992, Rafael Alberti. Con su toque de guasa, como tiene que ser.
El genial cuplé a la 'Carapalio'
El regreso de Manolo Santander al Falla con 'Los destripadores de la calle Londres' tras varios años de ausencia nos dejó perlas como este cuplé, puro ingenio. La guasa de Cádiz, que le pone apodos a todo el mundo, también llegó entonces al palco municipal... mejor escucharlo.
Un último bastinazo en el Falla
Manolo Santander nos regaló un último gran bastinazo este año con 'La maldición de la lapa negra', pero un bastinazo con ánge. Las toallitas higiénicas son un problema y su prima para remediarlo se acaba poniendo "en el toto un guardabarro de bicicleta". Antológico.
El eterno himno del Cádiz
Y la última, la que no podía faltar. Pocas coplas pueden presumir de ser entonadas por cada una de las personas que llenan cada domingo nuestro querido Estadio Carranza. Sólo puede hacerlo el Me han dicho que el amarillo... el pasodoble más representativo del cadismo, su himno oficioso más universal, el que inmortalizó Manolo Santander con su chirigota La familia Peppperoni en el año 1998, y que no ha perdido un ápice de vigencia en estos más de 20 años que suma.
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