Marta Ortiz ('We can do... Carnaval!'): "El Carnaval 'per se' no es machista, lo es la institución"
Concurso 2022
La carnavalera y su grupo han sido una de las revelaciones más gratas de este Concurso al que han aportado una comparsa con unas letras y un punto de vista hasta ahora inédito en el Falla
Con un auténtico huracán, la voz de Marta Ortiz ha abierto ventanas, levantado alfombras y sacudido la polvareda de un Concurso que, no en pocas ocasiones, confunde tradición con extemporaneidad. Con 'We can do... Carnaval!', su primera comparsa, (y parece que no la última) ha aportado letras y puntos de vista, hasta ahora, inéditos en el Concurso, además de erigirse como alma mater de la primera comparsa de Cádiz capital formada íntegramente por mujeres.
–¿Marta Ortiz o Mar Muñoz?
–(Ríe) Me explico, en mi casa siempre he sido Mar y Muñoz es el primer apellido de mi abuela, que ha sido para mí como una segunda madre, siempre ha estado en las labores de crianza cuando mi madre no podía, y, además, es una mujer muy vivaracha, siempre ávida de lecturas y de saber, pero no ha podido desarrollar todos sus talentos, entonces, en su honor, pues todo lo que firmo cuando escribo lo hago como Mar Muñoz, una manera de decirle, “abuela, aquí estás tú”. Pero, claro, entiendo que este es un pueblo muy chiquitito y todo el mundo me conoce por Marta Ortiz, y no voy a pedir que ahora me llamen de otra forma.
–¿Cómo se siente después de estos dos pases?
–Sobrepasada porque no esperaba la repercusión mediática, aunque la considero muy positiva porque el mensaje de la comparsa, un mensaje de feminismo, de empoderamiento, de igualdad y de derechos, es necesario ponerlo en las tintas del Carnaval oficial. Nos sentimos realizadas y muy felices porque ha habido muchas respuestas de amor, de apoyo, cariñosas, muy sororas entre mujeres y entre hombres, y mi miedo siempre fue que no lograra transmitir el mensaje o que se sintiera como un ataque, porque entiendo que el feminismo ya de por sí es incómodo y hay gente que puede estar en un etapa más inicial de su proceso deconstructivo.
–Por eso elegir el Concurso y no la calle, ¿por las posibilidades de difusión del Falla?
–No del todo. A mí es que me gusta mucho el Concurso, desde chiquitita me encanta, y por eso le tengo muchísimo respeto a la institución. Efectivamente, el Falla es un altavoz maravilloso para difundir un mensaje pero es que creo que era importante estar por refrescar esas paredes a las que queremos tanto. Cuando hablo de respeto a la institución, es respeto a la institución carnavalera, no fallesca, que es bastante machista y rancia. Por eso creo que se necesitaba remover el avispero y abrir las ventanas. Pero el Carnaval per se no es machista, tampoco el que está dentro del Falla, lo que es machista es la institución, que como institución es un ente social y la sociedad es machista. Entonces yo tenía esa necesidad de que toda esa frescura de la calle, con Susana, con Marta, con Ana Magallanes, con Ana López Segovia, pues que se pudiera trasladar aquí.
–El cuplé de semifinales a las posibles críticas de que su repertorio resultara repetitivo... ¿Es que recibieron muchas?
–Es que es normal, es un reflejo social... Cuando tú mueves el avispero, como el proceso de cada uno es distinto, te van a salir gente que está de acuerdo con lo que tú dices y también detractores. Es que es muy difícil quitarse las capas más machistas y patriarcales... Además es que lo curioso es que estamos muy en el código Carnaval porque es que vamos al tipo, el año que venga vestida de estatua, pues a lo mejor hablo de estatuas. Pero si venimos con un tipo y un mensaje de empoderamiento de la mujer pues no voy a hablar de La Caleta o, al menos, no es mi forma de entender esto. Así que sí, era previsible que esto pasara, por eso hicimos el cuplé. Nosotras teníamos varias letras para cantar, alguna más política, otra más social, pero se debatió dentro del grupo y por unanimidad salieron esos dos pasodobles, veíamos que si era la última vez que íbamos a cantar pues hacerlo con las letras que veíamos más importantes.
–¿No se ven en la Final?
–A ver, veo a la gente muy venida arriba, que nos mete en las quinielas, aunque soy consciente de que es gente que me habla a mí, que supone un porcentaje muy pequeño, pero bueno eso lo que me da es vértigo por el respeto que tengo a esta cultura nuestra, a grupos que tienen una trayectoria maravillosa, con unas voces, unos instrumentos... Nosotras estamos empezando a arrancar a nivel instrumental porque estamos siendo autodidactas y necesitamos afianzarnos en ese terreno. Pero todo puede pasar. Si nos quedamos fuera, pues es que para mí ha sido mucho más de lo que pensaba conseguir. Y si el jurado considera que tenemos el nivel para hacer otro pase, pues material hay de sobra, por ese lado estamos tranquilas.
–Por lo que entiendo, este es un proyecto a largo plazo...
–A mí me gustaría y creo que hemos puesto unos mimbres muy bonitos para que sea posible.
–Ha impactado mucho la imagen de Lorena Bustelo con su visible y precioso embarazo sobre escena. ¿Cómo lo ha vivido el grupo?
–Pues ha sido muy bonito, de hecho, nos enteramos ensayando. Nos dice Bea (la directora) tengo que daros una noticia, íbamos a ser 15 pero al final somos 16 y nos quedamos todas muy sorprendidas cuando dijo, bueno os voy a decir quién es, y sacó la ecografía de Lorena. Y, nada, el único nene que tenemos en la comparsa, Aaron. Ha sido muy chulo, y Lorena que es otra componente ejemplar, es una persona en la que se puede delegar cualquier cosa y no veas cómo canta y la cabeza que tiene para pensar los coros, para hacer arreglos, es maravillosa.
–Hábleme del origen de la Marta carnavalera…
–Pues desde pequeñita lo he vivido en la calle y el Concurso como aficionada pero creo que siempre ha estado en mí el deseo de hacer Carnaval pero como nunca nos han dicho que nosotras podemos.. Te cuento una anécdota muy triste de un carnaval en la calle de la Palma, en Ca Felipe, el pobre, que estaba sembrado, pero es que somos machistas de piel, y te digo eso porque yo tendría unos 6 o 7 años y le canté un cuplé y él me dijo, qué graciosa, tú tienes que ser Diosa del Carnaval, y tan contenta que me fui yo para casa muy ilusionada. Nadie me dijo que podía salir en una chirigota. Así que hasta ahora, mi manera de expresar, había sido con el baile, que es a lo que me dedico. Pero para mí era implanteable hacer Carnaval. Afortunadamente, con los años, empoderándote y dándote un poquito de valor, ves que sí. Entonces, crecí con ese estereotipo bien marcado. Yo fui ninfa en 2007 y fue un proceso ilusionante, sobre todo en el Teatro, pero esa experiencia fue la que me empezó a remover lo que ahora ya tengo en bomba exteriorizado. Ir de peña en peña tocando las palmas, ser paseada por diferentes sitios como instrumento político, para ganar votos, que es lo que hacía Teófila Martínez con nosotras... Yo me sentía que no me gustaba, me entraba como un nudo... Y ya te empiezas a preguntar cosas, a removerte y, quizás, pues me ha conducido a lo que soy ahora.
–¿Cuál es el comentario más bonito que ha recibido y el más feo?
–El que más, que lo he leído mucho, es “por fin”, eso me pone los vellos de punta, creo que la gente ya estaba preparada para el discurso y como que lo estaba esperando. Podría haber sido yo o una de las cientos de mujeres talentosas de esta ciudad la que lo ha lanzado. Y el más feo... “Vomitivas”, “feminazis”, “we can do bolleras”, “habría que ir a un endocrino antes de ponerse un tipo” o “poco se habla de los cuplés que le ha hecho Paco Gómez”. También hay odio, sí.
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