Paquichi: "Pedro Romero escribía con el corazón y nunca nada de lo que se arrepintiera"
Retrocarnaval
Comparsista de tronío, Paquichi pertenece a una generación de carnavaleros protagonista del ‘boom’ del Carnaval en los años 80, época en la que tocó el cielo con el grupo de Enrique Villegas
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Dice que su padre le inoculó el veneno de las coplas, mientras lo observaba, con solo dos añitos, canturreando el popurrí de ‘Los escarabajos trillizos’, que luego fueron ‘Los Beatles de Cádiz’. “Mi padre tiene primeros premios en coros, chirigotas y comparsas. Salió con Paco Alba en ‘Pancho Albachi y sus mamarrachis’, con Eduardo Delgado, con Enrique Villegas en ‘Los gitanos errantes’, ‘Los dandys negros’, ‘El Oro de Andalucía’ y estaba ensayando con ‘Los escarabajos trillizos’ pero no llegó al Falla”, explica. Que a su padre le apodaran Paquichi tenía sentido. Se llamaba Francisco Rodríguez Aguilar. Pero a Juanma, como que no. “El primero que empieza a llamarme Paquichi es Chatín, cuando estaba en el taxi y me veía pasar por Los Pabellones. ¡Adiós, Paco! Me decía. Yo no miraba hasta que gritó ¡Paquichi! Creía que me llamaba como mi padre, pero no. El caso es que se me quedó también Paquichi”.
Pudo entrar en las comparsas de la cantera que Villegas hizo en la peña La Estrella, pero su padre insistió en que acabara antes sus estudios. Y debutó a lo grande, con 17 años, en ‘Los hijos de la noche’. Ahí inició una etapa gloriosa con un grupo histórico. “Había rumores de que yo cantaba bien en el colegio. Y Villegas llamó a mi padre”, recuerda. El coplero le hizo una prueba y Paquichi eligió cantar el pasodoble de ‘Caleta’, que no era moco de pavo sobre todo en su final. Convenció y se quedó.
Luego vinieron ‘Rancho grande’ y ‘Los comuneros’. No fue al Falla con ‘Quince piedras’ porque estaba en la mili, pero se reincorporó en verano. Siguió en ‘Braceros de pueblo’ y ‘Hombres lobo’. “Fue una etapa maravillosa. Éramos jóvenes y con afán de triunfos. Eso sí, mucho ensayo y mucho trabajo”, admite. Ensayar con Enrique Villegas no era fácil. “Cuando ensayábamos los domingos por la mañana y él decía “ve por pescao”, decía yo “ojú, chungo”. Nos daban las cinco o las seis de la tarde”. La disciplina del autor llevó al grupo a vivir situaciones surrealistas. “En ‘Hombres lobo’ aprendimos la presentación alrededor de su cama, en su dormitorio, porque Enrique estaba malo. Y luego al ensayo a machacarla, eh. Hasta la madrugada”, señala.
Luego, como no podía ser de otra forma, los resultados eran inmejorables. “Éramos un reloj, eso sí. Sin preocuparnos cuando íbamos al Falla porque cantábamos por el libro”.
Esta brillante época no obtuvo, sin embargo, la recompensa de un primer premio. “Yo no lo tengo, fíjate, con tantos años de Carnaval”. Lo tuvieron cerca con ‘Braceros de pueblo’, quizás la comparsa más redonda de Villegas en esa etapa, pero se topó con ‘Entre rejas’ de Antonio Martín en un histórico duelo trasladado a otros escenarios. “Había más piques con ellos en los concursos de pasodobles de la peña Paco Alba, fíjate. Nosotros como ‘Los cleriguillos’ y ellos como ‘Los pabellones’”. Paquichi cree que el grupo se podría haber llevado algún primer premio o en el caso del 85, compartir triunfo con ‘Entre rejas’. “Hubiera sido lo justo, la verdad. Pero lo bueno es que la afición disfrutó de dos grandes comparsas”, admite.
‘Hombres lobo’ fue otra de las comparsas preferidas de Paquichi, obviando las molestias de cantar con una careta. “Enrique se empeñó, porque era muy cabezón, pero era un suplicio cantar con eso, casi no se podía respirar. Y actuando después del Falla en la peña Los pollitos mi compare de La Isla, cantamos sin las caretas por el calor. Y vimos a Enrique llorando. Él no lo reconoció, pero esas lágrimas decían que se había equivocado”, relata. Como anécdota, Paquichi destaca que metieron como última cuarteta del popurrí la canción ‘We are the world’, aquella interpretada por los más famosos cantantes del momento contra el hambre en África. “Después de la pechá de currar que nos dimos con la cuarteta, Enrique llegó y dijo que estaba muy bonita, pero que eso no era Carnaval. Y la cambió por ‘Marinero de luces’ de la Pantoja”.
Paquichi confirma que un año Villegas propuso sacar ‘El show de la pantera rosa’ "con el Alemania de pantera". “Lo mismo se quedó con nosotros, quién sabe. Porque él decía las cosas muy serio, incluso las cosas de broma, y había que entenderle”, expone.
Por entonces se ganaba un buen dinero en una agrupación de elite. "El primer video que tuvo mi padre, un Thomson, se lo compré yo con el reparto de Los comuneros. Me costó 150.000 pesetas. Le ponía mi madre una maceta en lo alto y funcionaba (risas)".
La ruptura del grupo de Enrique Villegas
El grupo se rompió en el verano del 86. Se nos rompió el amor de tanto usarlo, ahora que tan de moda está la canción. Llegó el desgaste propio de tantos años en lo más alto y cantando todos los fines de semana. “Nos fuimos nueve o 10 y Alemania, Norberto Iglesias, Valderrama, Pepe Estrada o Bustelo, que hizo el verano de ‘Hombres lobo’, se quedaron con Villegas para hacer ‘Pescadores fenicios’”.
Paquichi, Selu García Cossío, Bohórquez, Faly Mosquera, Juan de Dios Santana y compañía se pusieron manos a la obra para buscar autor. “Primero buscamos a Martínez Ares, que entendía que éramos un grupazo, pero que no era el estilo que él quería para esa etapa suya. Luego buscamos a Pedro Romero, que en principio nos dijo que no, pero Aurelio Real lo convenció. Y ambos fueron los autores de ‘Con gancho’, un tipo de portuarios que Pedro conocía bien porque trabajó en el muelle”.
Y el gran duelo volvió a las tablas. Martín se llevó el gato al agua con ‘A fuego vivo’, pero ‘Con gancho’ se lo puso muy difícil. “Yo pensaba que íbamos a ganar, la verdad. Llevábamos un impresionante ramillete de pasodobles. La afición estaba dividida, pero eran dos grandes comparsas”. En 1988 Pedro Romero, junto a otros grandes autores, decide no salir, y el grupo se va con Antonio Bustos para sacar ‘Caña y mimbre’, que consigue entrar en la final. En 1990 otro segundo premio con ‘Solera, duende y misterio’ y de nuevo por detrás de Martín, que ganó con ‘La mar de coplas’. Otra final con ‘Con sal y pimienta’. Fue la última de este grupo que hizo luego ‘Asomado a la bahía’, ‘Chévere’, ‘El desván’, ‘Manué’ y ‘Mamarrachos’, las tres últimas dirigidas por Paquichi.
Paquichi tomó luego un camino en solitario en comparsas como ‘Las llaves del pueblo’ en 1998, ‘Los negritos musicales’ en 1999 o ‘Mal de amores’ en 2001. Luego de una trilogía con los hermanos Arauz y otras comparsas se despidió en 2014 con ‘Gloria bendita’.
De los autores con los que ha salido se queda con Villegas como músico y con Pedro Romero como letrista. “Pedro estaba en el Carnaval porque le gustaba escribir, pero no eran un fanático. No escribía con la cabeza, solo con el corazón. Y nunca escribió nada de lo que se arrepintiera. Una vez le sugerí que le escribiera al Nazareno y me dijo que no, que estaba enfadado con él y que pasaba por delante del cuadro en Santa María con su perra Juana y ni le miraba”.
Ahora mata el gusanillo con la antología ‘Los cleriguillos’, que nació en el verano de 1986, tuvo otra etapa en los 90 y actualmente permanece desde 2013. En las actuaciones no falta su chiste del pajarito, que confiesa que no es suyo. “Se lo escuché en la Estación Marítima a Caracol, el de la chirigota de Paco Rosado. Y yo lo conté por primera vez en la residencia del Tiempo Libre. Estamos hablando de principios de los 80 y todavía me lo piden por ahí”, explica.
Y qué tendría que pasar para que Paquichi volviera al carnaval: “Un proyecto con autor de garantías para nuestro grupo, aunque eso hoy día es difícil. Porque sería una comparsa de un año. Nadie va a dejar su grupo para eso”.
Toda una vida laboral ligada al muelle de Cádiz
Juan Manuel Rodríguez Vergara nació el 4 de noviembre de 1963. De la calle General Luque, en pleno centro, “frente a la Taberna Inglesa”. Estudió en el SAFA Villoslada y luego, a la vez que trabajaba en el muelle, donde lleva de una forma u otra 44 años y donde entró de tornero con 15 años, estudió Metal en el instituto del Corralón. Más tarde una oposición interna le llevó del muelle a las oficinas de la Autoridad Portuaria, donde piensa prejubilarse dentro de dos años. Está casado con María del Mar y tiene dos hijos: Juanma y Lucía. Ella siguió los pasos del padre saliendo en comparsas.
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