Pedro de los Reyes: “Yo cantaba de segunda y aprendí el ‘oficio’ de bajo fijándome en unos y otros”
Retrocarnaval
El currículum de este corista asusta: 40 años ininterrumpidos con 35 finales y 12 primeros premios, repartidos entre el coro de la peña La Salle Viña y el de Zamora-Pastrana
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Cuando sus amigos, antiguos alumnos de La Salle Viña, propusieron hacer un coro de Carnaval, quién iba a decirle a Pedro de los Reyes que al cabo de cuatro décadas iba a contar con uno de los palmarés más impresionantes de la historia del Carnaval en el apartado de componentes. El reconocido corista sumó 40 años ininterrumpidos de Carnaval, todos en la cuerda de bajos, con 35 finales: 17 con La Viña en 21 años (cinco primeros premios) y 18 (todos los años) con el coro de Pastrana-Zamora (siete primeros). Las cifras asustan.
Su llegada al Carnaval “fue una cosa accidental”. Miembros de su pandilla como Felipe Martín o los hermanos Guerrero (Juan Antonio y Rafael) cantaban en el coro parroquial de La Palma (Pedro se incorporó más tarde) tangos antiguos con letras de iglesia para la Misa Típica Gaditana. Y una cosa llevó a la otra. ¿Por qué no hacemos un coro? “Estos amigos, que eran antiguos alumnos, pidieron ensayar en el colegio de La Viña y el hermano director José Ramos, sensibilizado con las tradiciones gaditanas, nos dejó un sitio”. El lugar no era otro que el sótano donde se guardaba el material deportivo del colegio lasaliano.
Así nacieron ‘Los liberales de 1800’, con el empuje de la juventud de Pedro y sus amigos aderezado con la veteranía de Pepe Carrera, Rafael Herrera, José Gamaza (letrista junto a Enrique Laínez) o Tuñón. El resultado superó las expectativas y el coro se metió en la final, alcanzando el segundo premio. “No esperábamos eso en el debut, pero nos fue muy bien”, admite. El tango pasó a la historia, especialmente la letra al gallinero del Falla. A Pedro le gustaba cantar de segunda, pero fue el director, Pepe Carrera, quien decidió que cantara de bajo. “Yo no sé si fue por mis cualidades o porque no sabía dónde ponerme. Creo que fue más por lo segundo”, dice entre risas.
Dice que aprendió el ‘oficio’ de bajo sobre la marcha “fijándome en unos y otros”, siendo algunos de sus referentes Rivera o Eugenio Barriola ‘Güigüi’. Y que la llegada al coro viñero de Leonardo Calle como director musical fue clave, con sus consejos, para afianzar y mejorar sus cualidades.
El coro da lugar a la creación de la peña meses después del Carnaval, en septiembre de 1978, dentro del mismo colegio. “Nos dimos una 'pechá' de trabajar para ponerla a punto. Cada uno aportando lo que sabía”, recuerda. Y nada más abrirse la peña se celebró la primera Semana Cultural. Un grupo de amigos que empezó con mucha fuerza en el Carnaval. Pedro de los Reyes hace un inciso para señalar al recordado Manolo Torres como artífice de muchas de las ideas del coro y la peña. “Era un torrente, todo el día la cabeza en ebullición. Y contagiaba con sus creaciones”, apunta.
Después de otra final con ‘Los piconeros’ (1979) y un cajonazo con ‘Los signos del zodíaco’, La Viña hizo historia en 1981. ‘Entre pitos y flautas’ marcó un antes y un después en la modalidad de coros por su desenfado, rompiendo con la estética seria de los coros de entonces. “En los ensayos la gente que iba a vernos ya nos decían que el coro estaba muy bien. Y en el ensayo general los componentes de otros coros ya se iban para casa sabiendo que llevábamos un gran coro, pero no esperábamos el pelotazo que dimos en el Falla”, reconoce. Primer premio sin discusión.
Ya con el pasacalles, algo poco usual para un coro, se ganaron a la afición. El segundo pase de semifinales coincidió con el 23-F. El coro cantaba en la función de noche. “Nos estábamos vistiendo y maquillando en el colegio y nos dijeron lo que estaba pasando. Pero tiramos para adelante echando huevos a la cosa. Estamos en carnaval y esto es lo que hay. Eso pensábamos”.
El coro inició entonces una trayectoria que le hizo ya ser un rival temible. Repitió triunfo con ‘Pinocho’ en 1982, aunque no volvió a ganar hasta 1989 con ‘Takatá Chim-Chim Pom-Pom’. En todos esos años (y en muchos de los posteriores) no se logra una pareja de autores estable. “Eso es algo que nos faltó. La peña era un impulso para el coro pero también había que adaptarse a sus peculiaridades”, expone. Pedro, "mayorista de trolas", experto en hablar en clave, como un espía de patinillo, con un idioma propio que solo entienden sus allegados, dice que salir en el NO-DO “era algo muy goloso”. Quiere decir que las ansias “por los focos” y el protagonismo de algunos fue una rémora en muchos aspectos.
21 años en La Viña dan para mucho y Pedro evoca anécdotas. Con ‘A Venecia del tirón’ (1991) fueron a cantar al programa ‘Un, dos, tres’. “Tuvimos que cambiar un cuplé a la Pantoja porque no le gustaba a Chicho Ibáñez Serrador”. 21 años en los que tuvo la oportunidad de cantar una selección de tangos de gran categoría, una de las grandes armas del coro lasaliano a pesar de no contar con un músico fijo salvo la etapa de Antonio Martín.
Acabó en La Viña siendo “guardapavos”. O sea, director. De 'El habla de Cádiz' en 1997 y en 1998 con ‘Al liquindoi’. “Esa responsabilidad me quemó y hubo quienes no veían bien ese cargo que me dieron. Siempre culpa del NO-DO y de quienes no asumían sus limitaciones a pesar de cantar menos que un grillo envuelto en una toalla”, asegura. Dejó su casa, donde el ambiente familiar fue el santo y seña viñero. Pero todo acaba y, después de decidir tomarse un descanso, la llamada de su amigo Kiko Zamora le llevó a cambiar de idea. “Al principio me costó, porque era como traicionar a La Viña. Y marcharme a otro coro no sentó bien a algunos. Pero me vino bien el cambio de aires”, destaca.
En esta segunda etapa con Fali Pastrana y Kiko Zamora, iniciada con el primer premio de ‘La Cuesta Jabonería’ en 1999, superó las cifras alcanzadas con La Viña. 18 finales seguidas y siete primeros premios. “En ese coro había gente muy buena y me acogieron de maravilla. Hice muy buenos amigos e intenté aportar mi experiencia”, afirma.
Se despidió del Carnaval en 2017 con Kiko Zamora en ‘Arría la carná’, saliendo por segunda vez (la primera fue en ‘El habla de Cádiz’) con su hija Maribel. Con su hijo Pedro también salió, por ejemplo en ‘El amanecer’. (2012) “En los últimos años me costaba mucho aprenderme las letras y arrancar desde mi casa para ir a ensayar”, concluye. Y así dijo adiós al que no le hizo falta ser autor para ser un grande del Carnaval. No, Pedro, esta vez no te escapas del NO-DO.
De la calle Pasquín y padre de carnavaleros
Pedro de los Reyes Liberato nació el 29 de junio de 1947. Gaditano de la calle Pasquín estudió en La Salle Mirandilla y gracias a una beca estuvo unos años en la Universidad Laboral de Sevilla. A la vuelta comenzó a trabajar de electricista en varias empresas. Se jubiló como funcionario de Marina, de maestro electricista de arsenal. Está casado con Isabel Gómez, descendiente de Cañamaque, con quien tiene dos hijos, ambos también carnavaleros: Maribel es bandurria en el coro de Pedrosa y David Fernández, con el grupo donde su padre estuvo muchos años, y Perico, que este año descansa pero salió en 2023 con la Chirigota del Barrio. Isabel y Pedro son abuelos de dos nietos: Pedro y Marta.
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